El huevo duro en la cocina representa la simpleza pura y dura. Tiene sus fans y sus detractores, pero no es precisamente una explosión de sabor. Hasta que llega un tío con talento, con tres estrellas Michelín y lo convierte en un bocado exquisito. Y ese tío es Jordi Cruz.

Resulta que el chef de ABaC se marcó hace ya unas semanas un directo en el que cocinó un increíble Ramen de centollo, con una pinta espectacular pero... se le olvidó echarle los huevos. Así que, al descubrir su error, volvió a conectar e hizo un vídeo de un par de minutitos contando únicamente cómo preparar lo huevos para el Ramen. El caso es que el pasado fin de semana decidí probar su receta en casa (solo la de los huevos, la del Ramen es más compleja y, además, mientras la gasolina y la luz estén como están no me da para comprar centollo gallego) y el resultado es tan delicioso, que prácticamente los huevos son un plato en sí mismo. Así los hace Jordi Cruz:

Lo primero que hay que aclarar es que no sabemos bien si llamarlos huevos duros o huevos pasados por agua. Por el tiempo de cocción viene a ser como un híbrido entre ambos.

Empezamos cociendo los huevos en agua salada entre cinco minutos y medio y seis minutos. Nada más sacarlos de la cocción los pasamos por agua fría y los pelamos. A continuación los dejamos entre 12 y 24 horas marinándose en una solución con estas proporciones:

-250 ml de agua

-125 ml de soja blanca (también puede ser negra, en este caso cogerán un poco más de sabor. De usar esta, se puede añadir en la solución una cucharada de azúcar)

-2 cucharadas de mirin

-2 cucharadas de sake

Una vez pasado el tiempo de marinación, sacamos los huevos, los secamos y los guardamos en un tuper en la nevera, donde nos durarán hasta una semana. El resultado es un huevo delicioso, con muchos más matices que el huevo duro y con una textura de la yema que es una locura. Si tenéis seis minutos libres en vuestra vida, en nada los vais a poder emplear mejor que en esto.

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