"En mis espacios sinápticos hay luces de neón", dice el estribillo de Adrenalina, la canción que Chica Sobresalto canta a dúo con Zahara. Fue el segundo adelanto de su primer disco, que lleva por título ese mismo concepto. Sinapsis. Rigor científico, por favor: la sinapsis es el rollito que se traen las neuronas y la células cuando intercambian sus movidas.

Maialen Gurbindo (Atarrabia, 1994) no le ha dedicado un disco a este tema por casualidad. El conocimiento de cómo se fraguan sus emociones fue su tabla de salvación en una época complicada que acabó con una crisis de agorafobia, y que superó con terapia y con un ejercicio de empoderamiento musical apasionante. "Yo siempre había tenido la autoestima pichí pichá, pero aprendí a repetirme a mí misma que lo había conseguido en la música con Chica Sobresalto era de superheroína me ayudó a creer más en mí". Hablamos de todo ello en esta charla sobre la importancia de la educación emocional. Lo puedes ver arriba en versión vídeo o leerlo a continuación.

¿Dónde colocas la música en tu mapa emocional?
La música la tengo muy ligada a la oxitocina. Creo que tengo colocada la música y el sexo en un sitio muy parecido. No sé muy bien por qué (risas). Pero cuando toco con alguien también me pasa. Cuando conecto con alguien tocando digo: "¡Esto se parece mucho a follar!". O a mí me lo parece.

La composición entonces sería un poco masturbación.
Sí, algo así. En realidad te estás recreando en sensaciones tuyas. Y, cuando es de mala hostia, también mola. Sí se not, prácticamente en todas las canciones que hay algo de esto, de sensualidad o de sexo. Siendo yo muy poco sensual dentro de lo que se entiende en general por sensualidad. Pero lo soy a mi manera.

maialen es chica sobresalto
Fernando Roi

Cuando te sale un verso maravilloso o la melodía perfecta, eso es…
Dopamina, ¿no?

Pensaba que me ibas a decir que un orgasmo.
¡Ah! (Risas). La sensación de recompensa podría parecerse a la dopamina. Cuando acabas un tema pero es que es súper guay porque encima puedes tocarla todas las veces que quieras. Es que es un chollo hacer canciones.

¿Te puedes volver adicto a esos subidones?
Sí. Yo todo el rato. No voy a hacer deportes de riesgo ni cosas así, pero por ejemplo con la música me pasa muchísimo, y con el sexo también… Esta cosa que luego te puede llegar a generar una insatisfacción continua. Yo por ejemplo esto lo tengo. No paro quieta: si me tengo que boicotear me boicoteo, pero necesito sentir algo todo el rato. Tengo que ser inteligente y buscar qué cosas me ayudan a bajar el pistón. Por ejemplo, mi perro. Es más majo…

youtubeView full post on Youtube

¿Cuándo empezó a preocuparte el tema de la educación emocional?
Todo el mundo debería ir a terapia, pero no podemos pagárnosla. Yo hace muchos años que debería haber ido pero no podía pagármela. Fui a la Seguridad Social porque tenía agorafobia y no podía salir de casa, y en ese caso sí que te derivan rápido. Me dieron la opción y decidí no medicarme y estuve con un psicólogo maravilloso. Genial. Pero en cuanto tú puedes hacer una vida normal, te mandan para tu casa. Y no es esto. Creo que las cosas hay que intentar abordarlas desde la raíz, si no vuelven a florecer debajo de la alfombra y luego te metes una hostia que lo flipas. A mí me ayudaron mucho en ese momento pero luego la terapia te la tienes que pagar tú, y yo nunca he podido. Ahora me lo pago y me cuesta bastante.

¿La reivindicación es que la salud mental esté cubierta por el sistema público?
Es que es muy importante. Yo tengo media carrera de Psicología por la UNED (no tengo ni puñetera idea) pero sí recuerdo que el sistema nervioso afecta a tantas cosas que lo mismo nos ahorramos luego un montón de enfermedades que pueden venir de esto. Hay pocas plazas y se invierte muy poco. Cuando salgamos de esta movida vamos a necesitar muchas psicólogas y psicólogos.

Si tuvieras delante a la Maialen adolescente que sufría agorafobia, ¿qué le dirías?
Que es normal. Que no se preocupe y que se le va a pasar. Que no se sienta bicho raro. Que sentirse un bicho raro al final le está generando muchos más problemas. Que no se meta en el bucle. Pero es que da igual lo que le diga. Había mucha gente diciéndome cosas.

maialen, chica sobresalto, gritando cabreada
Fernando Roi

¿Qué te llevó a esa situación tan extrema?
Es por haber cruzado una línea. Porque si al inicio de tener ansiedad, la tratas, igual va todo guay. Pero yo de pronto voy en un autobús y me da un ataque del quince, me paran en una rotonda y salgo corriendo. De pronto veo que no puedo. Y que la gente de tu entorno no lo entiende mucho: “Es que nunca vienes, es que no nos ves…”. Ya, es que me da miedo, macho. Físicamente me pongo mal.

¿Qué neuroconector te provocaba eso?
La adrenalina es lo que te provoca la necesidad de lucha y huida contra algo que no existe. No hay nada contra lo que luchar ni de lo que huir. Pero claro, se te acumula dentro y qué haces. Yo echaba a correr. ¿Qué hago corriendo?

¿Conocer lo que pasa dentro de ti ayuda a controlarlo?
Claro. Porque cuando te pasa y no entiendes nada, focalizas tu atención ahí. Que es lo normal. Y de pronto no puedes respirar, te va el corazón a mil… ¿Qué piensas? Que me muero. Me muero. Cuando lo conoces y te lo explican, cambia. Recuerdo que el psicólogo me decía que no me rayara, que es como un arco: puedes estirar pero hay un punto en el que no da más de sí y suelta. "Espera a que suelte". Pero yo no puedo esperar a nada en la vida, me pongo muy nerviosa. Él me aconsejaba que hiciera algo que me costara muchísimo. ¿Matemáticas? Pues me ponía a hacer tablas de multiplicar (risas).

¿Cómo te ha cambiado la educación emocional?
Esto para algunas cosas es bueno y para otras es malo. Mi padre ha tenido depresión durante muchos años. Yo estudié que tú tienes dos alelos de cromosomas con respecto a la serotonina. Puedes tener las eses grandes o pequeñas. Si la tienes pequeñita es que tu serotonina no va muy bien. Yo deduje que si mi padre tenía depresión, seguramente yo tendría una ese pequeñita. Y empecé a desarrollar una paranoia con eso. El otro día se lo decía a mi terapeuta. “Claro, es que al tener la ese pequeñita…”. Y me dice: “¿Quieres dejar de pensar que tienes una ese pequeñita? Porque no lo sabes…”. Es que soy muy hipocondriaca. Cuando empiezo a leer toda la descripción de la ansiedad, con todos los síntomas de las crisis de pánico, de la agorafobia, y veo que soy normal, que le ocurre a mucha gente, que tengo una ansiedad de libro, por un lado me dio pena porque no soy tan especial como yo creía. Lo que en parte es bueno porque te relaja, y en parte es malo porque dices "mierda, no soy tan mística". Pero es que lo siento, no, no eres tan especial. Nadie lo es.

dos retratos de maialen de ot, chica sobresalto
Fernando Roi

¿Qué te ha enseñado el vivir cerca de una depresión?
Que no puedo hacerme cargo de las emociones de los demás. Ni puedo ni quiero. Cada una tiene que ser responsable de sus emociones. Te pueden pedir ayuda para gestionarlas, pero tú no puedes hacerte responsable porque no. Uno: no vas a poder. Dos: no eres nadie.

¿Ese pensamiento no te generaba frustración?
Claro. Si tú eres pequeña y no ves que hay algo contra lo que no puedes luchar, esta especie de indefensión aprendida te hace pensar que tú no eres suficiente para solucionar ese problema. Pero eso no es verdad. Es que no se puede.

¿Qué le dirías a alguien que tenga una depresión cerca y quiera ayudar?
Lo que intento hacer ahora es decir: "Oye, cuando tú quieras ayudarte, yo estoy aquí”. Fin. No puedes hacerlo tuyo. Hace poco me dijeron que nuestro cuerpo está preparado para digerir nuestras propias emociones y problemas, pero los de los demás se nos van enquistando. Porque es como si estuvieran hechos de otra movida. No forman parte de ti y no los puedes digerir, por lo que se te van quedando por ahí. A mí me duele mucho la barriga luego (risas).

¿Cómo has llegado a ese aprendizaje tan importante?
Mi aprendizaje ha sido darme hostia tras hostia tras hostia. Me di cuenta de que tienes que tener un límite. Si el extremo es ‘la muerte’, mi límite estaba pegado a eso. Pero no, mi límite tiene que estar más equilibrado, donde empiece mi malestar, no donde ya no puedo más de malestar. Yo no conocía estos límites, ni tan siquiera tenía la propiocepción de cuándo me empezaban a afectar las cosas. Todo por un pánico a no ser buena persona. Que no tiene nada que ver con colocar tu límite donde tiene que estar. Colocarlo al ras de tu destrucción no es ser mejor persona. Eso no es verdad.

Habrá quien piense que eso es frialdad.
Es lo que he pensado yo toda la vida. Y no me ha ido bien (risas).

¿Cómo se miden esos límites?
No he aprendido todavía, porque sin querer la vuelvo a liar. Creo que lo he entendido, lo detecto y… de pronto me vuelvo a encontrar en una situación igual. No pasa nada. A terapia otra vez.

¿La educación emocional ha sido machista?
Claro que sí. La lectura que hago es que nos interesa tanto a chicas como chicos salir de esos roles que nos han impuesto. Porque también se debe sufrir mucho teniendo que ser siempre una persona fuerte, que no llora y tal. Ese rol también es un marrón. Obviamente nosotras tenemos con los roles tenemos marrones a cascoporro: sensibles, con tristeza, en seguida estamos locas… Deberíamos salir de estos roles. Yo la primera, que seguro que hago muchas cosas mal.

maialen, chica sobresalto, en esquire
Fernando Roi

¿Te han calificado de loca por tu forma de gestionar las emociones?
Todo el rato. Desde que tengo uso de razón. “Es que está siempre en las nubes”, “Es que tiene unos pájaros en la cabeza… Ay”. Porque yo era enana y ya decía que iba a hacer canciones. Me recuerdo a mí misma con 13 años queriendo crecer a toda costa para que la gente dejara de ser condescendiente conmigo. Luego vino el “Ay, pobre, ya verás lo que es la vida, ya verás cuando tengas que pagar facturas”. Bueno. ¿Ahora qué? Pues me siguen tratando de forma condescendiente. Siempre encuentran la manera. O porque tengo voz de pito, o porque me gusta ir vestida con flores, o porque soy chica directamente, o porque he ido a Operación Triunfo o porque sigo siendo demasiado pequeña. Esto sí me gustaría decírselo a la Maialen de 13 años: “No esperes a que la gente deje de tratarte de forma condescendiente, sino cúrrate que te la chufle completamente”. Déjale a una chavala de 13 años que diga lo que dé la gana, como si cambia de opinión. También decía que me iba a poner rastas como Beth y nunca lo hice. Pero y qué. Dejad a las chavales y chavales tener los sueños que les dé la gana.

¿Qué crees que hay detrás de esas actitudes?
¿Sabes lo que pienso? Que a la gente le fastidia que alguien pueda hacer algo que esa persona creía que no se podía hacer. En realidad creo que lo te jode es que a ti no se te ha ocurrido. Y si se sale de tus esquemas, te cabreas, "¡no se puede hacer!". Pues igual sí. No se te ha ocurrido a ti, lo siento. ¿Qué pone en evidencia de ti? Cúrratelo tú y deja a los demás en paz. Yo es lo que estoy intentando hacer.

"Tengo dragones en el estómago", dices en tu bio de Instagram. ¡Esperamos que hayan estado a gusto con esta charla!
Sí, muy a gusto, muy tranquilitos. Tienen un poco de hambre, eso es la leptina… (Risas).

*Chica Sobresalto está de gira, de Girapsis. Puedes ver las fechas aquí