El último explorador español se llama Rubén Diez Viñuela, nació en Castro Urdiales, tiene 23 años y lleva casi cuatro recorriéndose el mundo. Tiene pinta de hombre blanco perdido en la selva porque su objetivo es entrar en contacto con otras culturas, con tribus indígenas que le ofrezcan otra cosmovisión del mundo. Él también se siente salvaje. A cambio, les presta su voz para confirmar que hay otras vidas ancestrales y en peligro de extinción por culpa de nuestros hábitos de consumo. Conservar estos ecosistemas vírgenes tan necesarios para la salud de la Tierra es su grito de guerra. “La sobrexplotación de los mares y los océanos, la industria del ganado y la pesca, el textil, los transportes... Deberíamos ser más conscientes de las consecuencias de nuestros actos”, nos recuerda.

Comenzó a hablar de todo esto en unos vídeos caseros que grababa en su habitación y subía a YouTube. Ahora su canal, bautizado Lethal Crysis, tiene cuatro millones de seguidores, prestigio a nivel internacional e ingresos y partners para seguir con sus viajes-denuncia. El penúltimo de ellos ha sido al Amazonas. Allí se instaló durante unos días, de la mano de Hannun, la firma catalana de muebles artesanos y sostenibles, para visitar tres de las comunidades indígenas más afectadas por la tala ilegal de árboles. Esto es todo lo que nos contó durante su breve visita a Madrid, donde le sigue hasta el chavalito del barrio. “¡Es el lezalcrisis! ¿Me puedo hacer una foto contigo?”, le pide un chico de etnia gitana cazándolo a pie de taxi, rumbo a un nuevo destino.

¿Es la primera vez que viajas a Amazonas?
No, allí en el Amazonas de Ecuador existen 11 nacionalidades indígenas y yo he vivido prácticamente en todas. He recorrido muchos territorios, he conocido comunidades, a sus líderes, he grabado sobre su cultura, su forma de ver el mundo… Y también he visto que tienen un problema grave: la tala de madera. Junto a Hannun, visité los tres territorios indígenas más afectados, tanto por la tala ilegal como por la legal, porque el gobierno en Ecuador da permisos en territorios indígenas que no quieren que se talen, así que este tema de la legalidad es bastante cuestionable.

rubén, como un indígena más junto a los waorani del amazonas ecuatoriano
Lethal Crysis
Rubén, con los waorani del Amazonas ecuatoriano.

Pero algunas de esas poblaciones subsisten gracias a esa tala de árboles, ¿no es así?
La realidad es que a ninguno de ellos le gusta ver cómo se destruye la selva en la que viven. El problema es que ponen en la balanza una serie de prioridades, porque en Amazonas también se necesita dinero para construir los tejados de chapa de las casas, pagar la educación de los hijos, comprar motosierras, escopetas, motores para moverse por los ríos, comida… Por eso algunas poblaciones indígenas han entrado al negocio de la tala, pero de una forma muy caótica. Y se aprovechan de ellos porque les pagan muy poco… En estos momentos se están organizando para que esto no ocurra, para hacerlo bien y con criterio.

En el video que has realizado tras tu viaje junto a la firma de muebles Hannun, ‘Deforestación del Amazonas’, hablas de la tala masiva de la balsa. ¿Qué es y cómo afecta su desaparición?
La balsa es un árbol autóctono que sirve de barrera natural ante la crecida de los ríos, que protege de las inundaciones a los poblados y sus cultivos, al hábitat de los animales... Sin ella se destruye todo un ecosistema. Aunque hemos causado grandes impactos sobre este bosque natural, groso modo el Amazonas sigue como estaba: verde y frondoso. Pero si esto continúa, no sé cómo estará en unos años.

lethal crysis, en su viaje contra la deforestación del amazonas
Lethal Crysis
Rubén, en su viaje a Amazonas junto a una tala descontrolada de balsa, el árbol autóctono.

Si ellos como afectados y nosotros como espectadores somos conscientes de lo importante que es para todos cuidar estos pulmones de la Tierra, ¿por qué los gobiernos y las empresas miran a otro lado?
Porque solo les mueve el dinero. Por encima de la salud, de la vida y del bienestar de la naturaleza, lo que prima es el dinero. Todos tenemos que tomar conciencia del impacto de nuestros actos, pero obviamente son las empresas y los gobiernos los que pueden tomar las gran decisiones y hacer cambios rápidos e importantes. No es lo mismo que yo cambie mis hábitos a que lo haga una multinacional. Es una lucha muy difícil porque es contra el dinero.

Noto cierta desesperanza en tus palabras…
No, la esperanza es lo último que se pierde, pero es una lucha difícil.

rubén diez, alias lethal crysis, posa para esquire
Pablo Sarabia HEARST//Esquire
Rubén Diez, retratado durante su visita a Madrid.

Con cuatro millones de seguidores en tu canal de YouTube Lethal Crysis, ¿crees que alguno de ellos será un dirigente o un gran empresario que gracias a tus vídeos se está empezando a tomar la cosa en serio?
[Risas]. Ojalá… En mis viajes grabo situaciones y hechos objetivos tal y como yo los percibo. Y luego doy mi opinión. Es la manera de dejar un poquito de mí.

Como habitante de la Tierra y por tu experiencia a pie de campo, ¿cuál es el problema que deberíamos solucionar con más urgencia?
El cuidado y la conservación de los mares y los océanos, tanto por el oxígeno que nos brindan como por la vida que hay en ellos. Es una vida delicada que, con los cambios de temperatura que estamos provocando, va a tener un impacto sobre nosotros que aún no nos hacemos idea. Son vitales.

¿Por dónde empezamos?
Por controlar la industria de la pesca y la ganadería, las más contaminantes.

lethal crysis
Pablo Sarabia Hearst//Esquire
Lethal Crysis lucha por el cambio climático desde su canal de YouTube, que cuenta con más de cuatro millones de seguidores.

¿Dejamos entonces de comer carne y pescado en las grandes ciudades?
No, pero sí deberíamos controlar su consumo. Yo he vivido algunos meses sin hacerlo. Ahora como carne y pescado, pero controlando la cantidad que consumo a la semana y la procedencia de esos alimentos. Por ejemplo, la producción ganadera es muy contaminante porque se necesita muchísima agua y pasto. De hecho mucha parte de la tala en Amazonas, sobre todo en Brasil, es para conseguir campos para que pasten las vacas.

¿Y la pesca?
De la gran isla de plásticos que hay en el océano, más de la mitad proviene de artilugios de pesca, de redes. Conclusión: no es bueno ni necesario que comamos todos los días carne y pescado. Con esto no me refiero al pescador de un pueblito costero del norte, por ejemplo, que pesca para cenar esa noche, o al señor que tiene un par de cerdos y una vaca en su granja. Estoy hablando de la gran industria, de la pesca masiva, de la producción de carne de vacuno en masa.

¿Propones entonces que recuperemos una dieta prehistórica?
[Risas] estaría mejor, sí. El problema es que hoy podemos comer de todo todos los días porque lo tenemos a mano en el supermercado. Eso ha hecho que consumamos lo que más nos gusta y lo que nos resulta más fácil y rápido de cocinar. Y aunque lleve más trabajo, no deberíamos caer en esa alimentación.

¿Tú cocinas?
Poco, porque siempre estoy de viaje. Pero cuando estoy en casa de vacaciones intento tener en mente el impacto de cada cosa que hago. Y cuando ando por ahí, me adapto a lo que hay: carne, vegetales… como si tengo que pasar unos días solo bebiendo agua.

De todas tus expediciones, ¿cuál te ha impactado más y por qué?
Hay muchas: Pakistán, Etiopía, Ecuador… pero el país que más me ha marcado posiblemente haya sido Sudán del Sur. Después de 60 años de guerra civil, una de las más sangrientas y destructivas de la historia del ser humano, llegué a los pocos meses de que firmaran un tratado de paz. Pero seguía siendo un país lleno de armas y sin ley. De hecho estuvimos a punto de caer en una emboscada armada. Allí conocí a una de las tribus que más me ha impactado, los Mundari.

lethal crysis, en medio de selva, rodeado de vegetación
Lethal Crysis
Rubén Diez, cuando viaja a Amazonas, adopta la forma de vida de la tribu que le acoge.

¿Qué tienen de especial?
Es un pueblo nativo seminómada que vive por y para sus vacas: solo se alimentan de su leche, les dan paseos para que pasten, masajes con cenizas… Estuve en un campamento de unas 300 personas y unas mil vacas. Con los excrementos de vaca hacen hogueras enormes. Es un mundo lleno de humo, de vacas, las watusi, con unos cuernos enormes. Todas las mañanas se duchan en el meado de la vaca: meten la cara, la cabeza, se enjuagan los dientes… Por eso tienen el pelo naranja por la urea. Las estimulan gentilmente con la boca para que den más leche… Parece un mundo de película.

¡Increíble y asqueroso!... Pero imagino que no solo te sorprenderá la forma de vida de estas tribus, sino también sus creencias y su cosmovisión del mundo.
Sí, aunque los misioneros se empeñen en destruir parte de esas culturas. Los Mundari, por ejemplo, hasta hace unos años creían en Ngun, un dios con el que se conectaban a través de los cuernos de las vacas, como si estas fueran médiums. También he estado con los Cofán, en Amazonas, que se reparten entre Colombia y Ecuador. Ellos creen en los Wuan Wuan,

una especie de humanos que vive bajo tierra, seres invisibles que representan a los antepasados que se mantienen en espíritu en la selva… Otra cosmovisión que comparten varios pueblos indígenas en Amazonas es la creencia de que ellos son los hermanos mayores y nosotros, los hermanos pequeños a los que tienen que guiar. Hablan de una gran noche, en la que todos los humanos íbamos por el camino que se supone que debemos seguir con nosotros mismos. Los habitantes de las grandes ciudades nos distanciamos de esa ruta y dicen que esa gran noche oscura se está terminando. Y a través de sus medicinas, la ayahuasca y el kambó, intentan darnos la mano para que nosotros volvamos al camino junto a nuestros hermanos mayores.

Suena a ciencia ficción, pero siendo realistas no estaría mal que Occidente volviera a una vida más sencilla y apegada a la Tierra, ¿no crees?
Totalmente de acuerdo. Precisamente ese es uno de los objetivos de mis viajes.

Veo que llevas gran parte del cuerpo tatuado. ¿Por qué?, ¿qué significan para ti todos esos tatuajes?
Es una forma de recordar no solo con la cabeza, sino con la piel y para siempre. Llevo 15 ó 20 tatuajes por todo el cuerpo: en la pierna derecha una Aya Uma, que es un diablo de Ecuador; en la izquierda tengo uno relacionado con la naturaleza que representa el ADN y los orígenes a través del árbol de la vida; la cara de una mujer de Birmania, un tigre de Tailandia... y el más especial es el que me cubre toda la columna vertebral. Son cinco patrones que simbolizan la fuerza, lo astral, la vida, el fuego y la tierra. No solo me gustan por sus diseños y por lo que significan. También me interesan las técnicas que utiliza cada tribu.

lethal crysis nos enseña el tatuaje que recorre toda su columna vertebral
Pablo Sarabia HEARST//Esquire
Rubén tiene unos 20 tatuajes por todo el cuerpo. El de la columna es su favorito.

Si tienes 23 años y llevas cuatro de viaje, quiere decir que dejaste colgados los estudios, ¿es así?
Sí, pero ahora tengo un amplio registro de ríos, montañas, fronteras, banderas, culturas, idiomas... Estudiarlo en un libro no me hubiera interesado. Ahora he encontrado mi camino.

¿Y cómo financias tu camino?
Yo siempre me he pagado mis viajes. No vengo de una familia rica, aunque a veces me han adelantado el dinero, la verdad. Ahorraba y viajaba, ahorraba y viajaba. Hasta que gracias a los seguidores que empecé a acumular en mi canal de YouTube obtenía descuentos en aviones y hoteles. Y así he ido invirtiendo en los siguientes viajes. Luego, en cada destino, he contactado con gente para seguir consiguiendo viajes baratos. Ahora tengo la suerte de viajar a cualquier destino liberado del aspecto económico.

lethal crysis posa sentado en el suelo y con una pierna estirada
Pablo Sarabia HEARST//Esquire
Lethal Crysis viajará en los próximos meses a Siberia, la Antártida y Papúa Nueva Guinea.

¿Dónde estarás en los próximos meses?
Siberia, la Antártida, Papúa Nueva Guinea... Tengo prácticamente cerrado el 90 por ciento del año hasta el próximo verano.

Rubén, hablando en serio: tú de pequeño te tragabas todos los documentales de La 2, ¿no?
[Risas] Sí, sobre todo de animales, de la selva y de los mares. Y dibujaba mucho. Luego se me olvidó y ahora dibujo fatal… Mis padres dicen que el mundo que tenía de niño en mi cabeza y las historias de las que hablaba dejaban claro que yo quería hacer algo grande. Ahora con mi canal de YouTube Lethal Crysis he podido plasmar todo eso a través de mis videos. Espero que sirvan para que todos seamos más conscientes de las consecuencias de nuestros actos.