Ibiza, hace unos cuantos veranos. Tras varias semanas navegando, Miguel Bernardeau sale en catamarán con un amigo novato... “Le expliqué lo mágico que es que el viento te transporte con sonido cero, la mayor conexión que puedes sentir con el mar junto con el surf y la apnea”. Ya lejos de la costa, ese viento arrecia por sorpresa y salta una vela. El patín sobre el que va Miguel se sumerge, su arnés se desengancha y cae al agua. “Mi amigo se quedó solo en el catamarán y, al no saber qué hacer, se lanzó también al mar. Y vimos cómo el viento se llevaba nuestra embarcación. Cuatro horas después seguíamos en medio del mar, tragando agua como locos, con la garganta llena de sal y síntomas de hipotermia...”.

El desenlace guarda un giro de guion sorpresa, pero mejor os lo contamos al final. No es por cebar el interés, que también, sino para imitar lo que deben hacer personas como Miguel para lanzar mensajes con carga de profundidad. Lo tienes delante de tus ojos: la maravillosa sesión de fotos que ilustra este reportaje, fruto de la colaboración del actor con Omega, la casa de relojes de la que es embajador, es en realidad un vehículo perfecto para mover conciencias sobre el cuidado de los mares en una sociedad cegada por la última tendencia, también en términos de lucha ecológica. “Valoro mucho la aceptación que tiene Omega por quién soy yo y por lo que hago, porque me da la oportunidad de contar las cosas que de verdad me importan”.

miguel bernardeu habla de los mares en esquire
Ginés Díaz
En las fotos vemos a Miguel buceando en aguas de Lanzarote, en una experiencia que vivió de la mano de Omega para probar la capacidad del Seamaster Diver 300M Co-Axial, una versión renovada del legendario modelo de acero y oro que puede sumergirse hasta 300 metros.
miguel bernardeau buceando con un reloj omega
Ginés Díaz

Y además siempre es un gustazo bucear con un gran reloj como este Seamaster Diver 300M...
Sobre todo cuando vas con botella, porque puedes controlar el tiempo y te permite medir el oxígeno que te queda.

Ahora en serio: ¿cuándo se desata tu preocupación por los mares?
Cuando compruebo que los lugares en los que aprendí a nadar, en los que surfeo o buceo desde hace años, en los que me enseñaron a reconocer las especies de peces y algas están muy jodidos. Veo la mitad de lo que veía antes entre fauna y flora. Y todo viene de un desconocimiento radical de lo importante que es el mar para el ecosistema global. Si no lo cuidamos ya, desaparecerá muy rápido y sin vuelta atrás: nuestros hijos no podrán ver una tortuga o una ballena, ni podrán comer pescado fresco.

"Las pajitas de plástico son puras cortinas de humo"

Da la sensación de que las campañas de protección son como modas, story va, story viene.
Es como ese meme de dos barquitos que intentan apagar un gran incendio en una plataforma petrolífera con dos chorritos de agua. Buscamos soluciones pequeñas a problemas enormes. Como las pajitas de plástico. Obviamente, hay que evitarlas, pero el impacto que tienen, por ejemplo, las redes de pesca es infinitamente mayor. Son puras cortinas de humo creadas por una industria billonaria y por organizaciones que certifican sus supuestas buenas prácticas para que miremos hacia otro lado y no a las emergencias reales.

El discurso de Miguel está muy influenciado por proyectos como Seaspiracy (Netflix), uno de esos documentales que trastocan tu forma de ver el mundo. Acusa a la pesca industrial de usar técnicas abominables que arrasan el ecosistema marino. Todo con multitud de datos, algunos muy contestados y otros incuestionables, desde la matanza masiva de delfines en las costas de Japón a la mafia y la esclavitud que esconden los grandes barcos pesqueros, por ejemplo en Tailandia.

"Mi proceso es aprender a llevar una vida que respete más el planeta"
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¿Qué puede hacer alguien como tú ante un drama gigante como este?
No quiero ser un referente. Solo muestro el problema de una forma muy personal y directa, e invito a la gente a informarse cuanto antes y a entender que podemos destruir algo vital en muy poco tiempo.

¿Te genera conflicto el combinar esta visión ecologista con lo que implica un estilo de vida de ‘estrella’?
Por supuesto. Mi proceso es aprender a llevar una vida que respete más el planeta. No coger un avión para mí ahora mismo es complicado, pero tengo que buscar la manera de viajar menos. Tengo que cambiar de coche... pero volvemos a lo mismo: ¿qué contamina más? ¿Las emisiones de un diésel o la batería de un eléctrico? Yo no lo sé. Intento estar informado, pero es realmente complicado.

miguel bernardeau buceando
Ginés Díaz

La charla fluye ahora hacia otro verano, el actual, y a una ciudad sin puerto: Berlín. Tras sellar su salida de Élite, Miguel lleva más de tres meses allí instalado para grabar la serie 1899, una superproducción de Netflix de los creadores de Dark, Baran bo Odar y Jantje Friese, sobre un grupo de inmigrantes que viajan de Londres a Nueva York en un barco (no sabemos cuánto de contaminante) que se cruza con el misterio... El día a día de Miguel transcurre entre Babelsberg, el mítico plató de cine, y un apartamento en Charlottenburg. “Ahora quiero cambiarme a Kreuzberg, que es un barrio increíble”.

Berlín tiene un peligro…
Ya, ya lo he visto [risas].

¿Qué te pasa por el cuerpo cuando empiezas tu primer proyecto internacional, tan ambicioso, además?
Muchos nervios. Porque es muy diferente actuar para alguien a quien admiras, como me pasa con Baran y Jantse, y además trabajamos con The Volumen [una tecnología que combina realidad aumentada, CGI, paneles 4K...]. Es tan futurista que te impresiona porque jamás has visto algo así. Pero poco a poco encuentras tu espacio, se escuchan tus opiniones, se crean vínculos personales... Y se convierte en un grandísimo aprendizaje.

"Cada vez que entro en plató pienso: '¿Quién soy yo para estar aquí?'"
miguel bernardeu habla de los mares en esquire
Netflix

¿Te cuesta conectar con tu propia confianza como actor en medio de esa torre de Babel tecnológica?
Joder, al empezar hay mucha tensión. Cada vez que entro en plató pienso: “¿Quién soy yo para estar aquí?”. Y me tengo que convencer a mí mismo de que soy el personaje, de que lo valgo. Pero ya te digo que ningún día entro aquí sobrado.

Quizá los actores que logran el éxito global son los que consiguen dominar a ese saboteador interno.
Totalmente. Me pongo muchas veces en la piel de los que dieron ese salto increíble a Hollywood. Bardem en algún momento tuvo que callar a ese bicho que le decía a la oreja: “Dónde vas, que eres español...”.

O a Penélope Cruz: “Chica, no te flipes, que eres de Alcobendas”.
[Risas] ¡Eso! O no. Quizá han nacido para esto y ni lo piensan. Yo, desde luego, si fuera a Hollywood lo pensaría. De todas formas, tampoco veo esto como un salto: prefiero centrarme en que tengo un personaje fantástico y después ya veremos qué puedo o qué me dejan hacer.

De hecho, combinas esta gran ola mediática con otras más de autor, como tu serie con Abril Zamora.
Sí, Todo lo otro [HBO]. No sabes lo que he aprendido con ella, ¡qué talento! También he rodado la película Josefina, con Emma Suárez y Roberto Álamo [es la ópera prima de Javier Marco y participa en la sección New Directors del Festival de San Sebastián]. Yo estoy cagado, vienen tantas cosas... Conociéndome, sé que no me voy a gustar cuando me vea.

"Mis dos grandes miedos como actor son no conmover y no trabajar"
miguel bernardeau en todo lo otro, de hbo
HBO

Eso lo decís todos los actores y yo estoy seguro de que es mentira.
Se lo escuché decir a Johnny Depp y pensé: “¡Qué flipao!”. Pero te juro que es verdad. Puede llegar a ser una sensación muy desagradable.

¿Qué te da más miedo? ¿No gustar o que después de esta marejada venga la calma, poco trabajo?
Buf, son mis dos grandes miedos como actor. No conmover, no trabajar. Una cosa que se dice mucho y yo no me creo es eso de “me da igual que mi obra no guste”. Los cojones.

Terminemos por el principio. ¿Cuál es tu primer recuerdo del mar?
Me veo en una playa en Ibiza, en brazos de mi madre. Había viento y olas y sentía miedo. Me fui enamorando poco a poco, con los años.

"He estado dos veces a punto de morir haciendo surf"

Quien más te quiere, te hará sufrir. ¿El mar te ha puesto en peligro?
Según mi perspectiva, he estado dos veces a punto de morir haciendo surf. Bueno, y el accidente del catamarán… Porque pasó en el Mediterráneo, que no hay ‘monstruos’. En otro mar no lo habríamos contado.

¿Qué pasó después de esas cuatro horas a la deriva en el agua?
Me coloqué el salvavidas entre las piernas y nadé contracorriente para no movernos del sitio por si venían a buscarnos, pero mi amigo tuvo un ataque de pánico de la hostia. Fueron unos momentos horribles… Hasta que nos rescató un multimillonario italiano con su yate. Lo primero que nos ofreció, antes que agua, fue una botella de champán. ¡De película!

Estilismo: María Molina / Maquillaje y peluquería: Amparo Sánchez / Edición de vídeo: Álvaro Verdú Fillola. En el vídeo, Miguel Bernardeau lleva look total de Boss.

*Este artículo aparece publicado en el número de septiembre de 2021 de la revista Esquire

portada de septiembre de 2021 de la revista esquire
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