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Lo sé: "Ya está aquí la pesada de turno contándonos que ella tiene la llave de la media naranja". No, queridos, ni la tengo y la única naranja que me llevo a la boca es en zumo y a poder ser mezclado con vodka. Soy consciente de que en más de una ocasión os he hablado ya de mi periplo en esto de las citas. Con 39 años y una cuenta básica en Tinder (acabaré pagando el premium, todos lo sabemos), puedo decir que me considero una especie de licenciada en citas. Ojo, no en amor. De amor, amigos, no tengo ni la menor idea.
Dicho esto, podríamos decir que he ido a tantas citas que tengo conocimientos suficientes como para sacarme el título imaginario de mentoring. ¿Lo pillas? MEN. HOMBRES. Ay, Dios mío, que me acabo de marcar un womansplainning. Pero vayamos al quid de la cuestión.
He acumulado tantas experiencias surrealistas que puedo prometer y prometo que hay pocas mujeres más cualificadas que yo para daros consejos sobre citas. No en plan lo que debes o no debes hacer, sino lo que sin ninguna duda debes o no debes hacer.
¡Exacto! Primera lección y más importante de todas:
Jamás preguntes si no has entendido algo de lo que te dice tu cita
Como habrás podido comprobar en el párrafo anterior he escrito la siguiente frase: "No en plan lo que debes o no debes hacer, sino lo que sin ninguna duda debes o no debes hacer". ¿No la has entendido? Da igual. Ya sea la primera, la segunda o incluso la tercera cita, una mujer no quiere tener que explicar que está tan nerviosa hablando contigo que su cerebro se comporta como el de Homer Simpson.
Hazme caso. Ha habido citas en las que mi nivel de castellano estaba a la altura de las canciones de Bizarrap. Las citas son, a todas luces, uno de los encuentros sociales más extraños, bizarros e incómodos de todos. Con permiso de los bautizos, esos eventos en los que a un bebé le echan agua bendita por encima y los adultos lo celebran con agua ardiente. Pero que todo bien.
Aunque ambas partes han acordado el encuentro (me refiero a la cita, a mí mis padres me llevaron a mi bautizo a traición), las citas deberían tener un manual de instrucciones publicado en el BOE. Temas a tratar, temas a no tratar, quién paga, cómo terminar la cita si no te está gustando... Esas movidas. Pero tranquilos que para eso estoy yo aquí.
No dejes el móvil en la mesa (ni lo saques para NADA)
Si hay algo que nos molesta al sexo femenino en cuestiones de citas (y sí, hablo en nombre de todas las mujeres porque Tinder me ha hecho así) es sentir que la otra persona no está presente. No hay nada más perturbador que cenar enfrente de un tío que cada dos por tres (seis) se ríe mientras coge el móvil y te dice "perdona, es que mi colega Fran acaba de mandar un GIF buenísimo". Más que nada os lo digo porque puede que sea Fran el que pille esa noche y no tú.
Lo de que no saques el móvil para nada es un decir. Si ves que el señor de al lado de vuestra mesa entra en parada cardio respiratoria puedes llamar al 112.
Jamás preguntes cuántas relaciones serias ha tenido tu cita en su vida
Cuidadito con esta pregunta porque al llegar a ciertas edades puede que tu acompañante no se sienta cómoda ofreciéndote una respuesta. Yo, sin vergüenza ninguna, admito no haber tenido en mis 39 años de vida una relación estable. Esas de novio-novia, comidas con familia, viajes juntos, vivir juntos, etc. Ni una sola. Y no es que me avergüence de ello, pero yo sé que no es lo más habitual.
Es por ello que sé de primera mano que es una pregunta que es mejor pasar de largo. Tanto a la baja (0 amores) como a la alta (1.256 amores). A la alta os pasaréis la cena escuchando las relaciones fallidas del otro e intentando llegar a conclusiones que ni vuestros psicólogos supieron ofreceros; y a la baja os pasaréis la cena escuchando lo que vuestros psicólogos os dijeron sobre ser unas almas solitarias sin remedio. Ninguna de las dos opciones es muy apetecible.
Eso sí. Si tu cita te hace esa pregunta y eres tú el que ha tenido cero relaciones estables, amigo, saborea el momento en el que se lo digas y, sobre todo, mira fijamente a la cara a la otra persona. Su reacción será épica. En serio. Ha habido tíos que se han puesto pálidos cuando les dije que nunca había tenido pareja estable. Luego se pusieron rojos cuando les dije que si consideraban como relación estable haber estado cuatro años con un hombre casado.
Dejad los traumas infantiles y las movidas familiares al margen
No sé por qué pero hay una tendencia bastante perturbadora (en mi opinión) en la que a tu cita le da por hablar de que de pequeño le hacían bullying, de que si el divorcio de sus padres les afectó muchísimo, que si no se habla con su hermano por motivos de herencia, que si a una tía suya le detectaron un cáncer pero que se equivocaron y luego era un grano, etc. Y todos estos son casos reales de movidas que me han contado hombres en PRIMERAS citas.
¿En qué momento se han convertido las citas en los nuevos espacios seguros en los que hablar de tus problemas con una persona desconocida? Si os casáis, que lo dudo si empezáis así, pues ya le cuentas todo el culebrón que es tu vida familiar, pero mientras estéis dating mejor hablar solo de qué tal en el trabajo y de cuál es tu cóctel preferido.
Nunca preguntes a tu cita si quiere tener hijos
Y he aquí por qué: porque es una pregunta trampa. Tú puedes querer tener hijos y ella puede querer tener hijos, PERO NO CONTIGO.
Por no hablar de que es algo tan personal que hasta que no seáis pareja mejor ni hablarlo. En serio.
Bebe alcohol siempre
No te digo que bebas hasta que pierdas el conocimiento, pero sí hasta que alcances ese puntillo (o 'puntote') en el que si te lo estás pasando bien todo será la bomba y si lo estás pasando mal al menos siempre te quedará haberte bebido el Manzanares. Sea como fuere, las citas sin alcohol nunca funcionan. En serio. Ah, y nunca tengas una cita para tomar un café. ¿Quién eres? ¿Mi madre y sus amigas?
