Hola. Mi nombre es Carmen Raya y llevo soltera desde el 10 de abril de 1984 a las 1:20 a.m. Efectivamente, desde el momento en el que vi la luz y fui azotada por un médico para respirar. Ahí es nada. Por raro que pueda parecer (que lo es, a ver si os creéis que voy al psiquiatra a hablar del tiempo), nunca en mi vida he tenido novio 'al uso'.

Jamás he compartido el alquiler con mi pareja (ergo, jamás he compartido piso con un churri), jamás he conocido a los padres de mi pareja, nunca he celebrado San Valentín, nunca me he ido de escapada romántica, nunca he hecho el amor (que sí mantener sexo, cuidado ahí), nunca me han dicho te quiero, nunca he dicho te quiero y a día de hoy mucho me temo que moriré soltera.

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Imagen exclusiva de un soltero de larga duración.

Día del soltero: qué pasa con los solteros de larga duración

Con un inicio de artículo tan positivo, seguramente os estaréis preguntando por qué os he contado todo esto. Bueno, por varias razones. La primera es que cada 11 del 11 se celebra el Día del soltero. La segunda es que he convencido a mis jefes para hablar de una vez por todas de algo que siempre he pensado y que mi soltería permanente (como los tres tatuajes que llevo) me han confirmado: la vida está hecha para dos. Ni más, ni menos.

Mi teoría es que los solteros de larga duración, al llegar a los 35 años aproximadamente, somos olvidados por la sociedad, las instituciones, nuestras amistades e incluso, por qué no decirlo, hasta por nuestras propias familias. Y cuidado ahí que un soltero de larga duración no solo es el que, como yo, no ha dado con su media naranja ni yendo a la frutería a primera hora de la mañana. No. Un soltero de larga duración es aquel que, según mis cálculos, lleva más de la mitad de su vida soltero o en su defecto va a entrar en los cuarenta sin pareja.

Qué es un soltero de larga duración y por qué no hablamos de ellos

Como soltera de larga duración que soy, hay varias situaciones que te hacen darte cuenta con el paso del tiempo de que algo no va bien. Es decir, no solo es que tu vida no vaya por el camino que la gran mayoría elige (matrimonio / arrejuntamiento e hijos) sino que aunque quieras tener las mismas cosas que estos, simplemente no puedes. Os voy a poner como ejemplo mi propia vida porque creo que mi caso es bastante esclarecedor.

Al no haber compartido mi vida con nadie nunca, tampoco he compartido gastos. Esto da como resultado que siempre que he querido ahorrar he tenido que trabajar más o iniciar una vida más parecida a la de un monje tibetano que a la de una persona 'normal'. Internet, la luz, el agua, las plataformas de streaming, el alquiler, el bono de metro, el coche, las vacaciones, el supermercado, el gimnasio, un préstamo... Todo eso, TODO te lo tienes que comer tú solo con un solo sueldo.

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Exacto.


Y he aquí, queridos, donde llega la gran sorpresa. Un día, en torno a los 35 años, te levantas y te das cuenta de que tus amigos tienen hipotecas, hijos, se van de vacaciones, salen a cenar, van al cine, se compran ropa, tienen uno o incluso dos coches... Y tú miras tu cuenta del banco y te preguntas: "¿Qué he hecho mal?". No solo eso. Miras tu nómina y resulta que cobras menos por estar soltero y como ya no eres joven y cobras un poquito más que lo que viene siendo "la pobreza extrema" ya no puedes pedir ningún tipo de ayuda estatal o autonómica. O sea, que cobras mucho para que te ayuden, pero menos que el resto de la sociedad porque la gente casada o con hijos tiene más bocas que alimentar. Que la mía se alimenta sola, claro está.

¿Por qué los solteros no tenemos ayudas económicas como las tienen las familias?

Así andaba yo hace tres años, pasando una crisis monumental porque la pandemia había hecho añicos mi sueño de seguir viviendo en Los Ángeles, cuando regresé a Madrid a vivir. Siendo autónoma y pagando una cuota de 299 euros al mes conseguí encontrar un piso de 48 metros cuadrados por 675 euros al mes. Trabajaba de lunes a domingo y me dedicaba a dormir, trabajar y a tener citas Tinder con una sola cosa en mente: compartir gastos.

Poca broma. Sé que esto os parecerá sorprendente a muchos de vosotros, pero con 39 años y tal y como está la vida, estar solo es cada vez más peligroso, al menos en términos económicos. Y claro, en mitad de esa vorágine de trabajo, frustración, rabia y desamor comencé a preguntarle a mis amigas casadas y ennoviadas cuánto cobraban ellas al mes.

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Típica conversación entre alguien con pareja y un soltero.

Y claro, queridos, ahí estaba la clave. Me empecé a dar cuenta de que la mayoría cobraban no solo lo mismo que yo (por aquel entonces no llegaba ni a los 21.000 euros, al loro), sino que algunas incluso menos. Pero claro, la maravilla del amor es que no solo se unen dos almas, sino dos sueldos. Y por hijos y demás pues ayuda viene y ayuda va.

Por no hablar del dinero que se endosa la gente casada por bodas, bautizos, comuniones, etc. Porque esa es otra, aquí la gente solo se rasca el bolsillo si te casas o tienes hijos. Para mí, el día más importante de mi vida fue cuando conseguí irme a Estados Unidos y nadie me hizo un triste Bizum. Yo he pagado despedidas de soltera, de soltero, cenas, comidas, viajes, bodas, regalos de nacimiento de bebés y demás. Me he dejado una auténtica pasta en celebrar el amor ajeno y cosas en las que no creo (como en reproducirse) y a mí NADIE me ha dado ni un duro. Pero ni uno.

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Pero está todo bien.

Y soy consciente de que la mayoría de personas con pareja o quizá sin ella dirán que esto es una exageración, que no es para tanto... Sí, sí, lo que vosotros digáis, pero solo os haré una pregunta, y es de lo más sencilla. ¿Cómo sería tu vida si, ahora mismo, lo dejases con tu pareja y tuvieses que vivir tú solo con tu sueldo? Es más, ¿Seguirías teniendo la vida social de ahora? ¿Vivirías en la misma casa? ¿En la misma ciudad? ¿Podrías tener coche? ¿Hijos?

Los solteros también somos personas

Siempre me ha maravillado cómo el mundo trata de manera diferente a las personas con pareja e hijos y a las que nos quedamos solas. Si yo mañana me comprase una casa que claramente no puedo pagar, todo el mundo me diría que qué narices estoy haciendo. Sin embargo, el amor lo permite todo. Que dos mileuristas quieren tener su cuarto hijo, pues que qué bonito porque traer hijos a este mundo es una alegría. T-O-M-A YA.

En fin, que desde aquí me gustaría reivindicar que la vida del soltero es dura y más en un mundo que está hecho para dos. Los 2x1, los viajes de luna de miel, los niños que no pagan en los hoteles hasta los 5 años, los precios de los alquileres, los precios de las casas de obra nueva, los bancos y sus dichosos préstamos, etc.

Y si me has notado un poco tensa/rabiosa/cabreada/indignada durante este artículo es porque lo estoy. Cómo no estarlo cuando te has dado cuenta de que el único error que has cometido en la vida es no encontrar a tu media naranja. Y ahora te toca recomponerte en casas de tus padres mientras reformas la casa de tu abuela y tienes un saldo de 2.000 euros en el banco y una deuda de 19.000 euros.

Un novio quiero, pero ya. O mejor, y como dice mi amigo Alberto, un partner financiero.