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Siempre es un placer quedar con Ana Guerra (La Laguna, 1994). Su sonrisa permanente y su dulzura han ganado empaque con la madurez que le han dado estos siete años tras salir de la edición de OT 2017. La que volvió a triunfar y de la que salieron algunos de los artistas más importantes de los últimos años, como Amaia, Aitana o Mimi (Lola Índigo). Ana quedó la tercera en aquella edición, lo que hacía suponer que tenía el estrellato al alcance de la mano.

Pero el mundo del espectáculo no es tan previsible. En este tiempo ha seguido haciendo música, con la propuesta que ella ha defendido y defiende, de nuevo ahora con nuevo EP, Érase una vez, con cuatro temas que son en realidad un viaje emocional al momento vital que está viviendo la cantante. Muy dulce en lo emocional, con su próxima boda con Víctor Elías. Está exultante y muy contenta y además me confiesa que le gusta hacer promo, una rareza en el mundo del espectáculo, desde luego. “Sí, me gusta mucho, además me pongo un reto que es como contar siempre algo diferente a cada medio”. Gracias Ana, ojalá hubiera muchos más como tú.

En primer lugar, enhorabuena por el homenaje que le hiciste a Concha Velasco el otro día en los Forqué. ¡Qué difícil y qué bonito quedó! ¿Cómo lo viviste?
Pasé por varios procesos. Primero me alegré muchísimo en cuanto me lo dijeron y fui muy feliz. Pero después reposé la información y pensé "¡ostras, qué responsabilidad!". Porque si sale algo mal, te vas a quedar con la etiqueta toda la vida, ¿no? Es como presentarte a Eurovisión y que te salga algo chungo. Y me decía Rafael González Lasso, de los premios Forqué, que muchos dicen que no porque tienen ese miedo a que salga mal. Pero, según él, la diferencia entre unos y otros después de muchos años viendo pasar a artistas, es que quienes se tiran a la a la piscina llegan un poco más. Porque le echan valor al momento. Y una vez allí, cuando estaba pasando el photocall, me puse un poco nerviosa porque todos los medios te preguntan, te lo recuerdan mucho y te das cuenta de la importancia que le están dando desde fuera, y ahí lo pasas mal. Pero luego me reuní con las bailarinas y les dije: “Chicas, a todas se nos ha muerto alguien, ¿verdad? Pues ojalá a todos nos hubieran podido homenajear así. Esta mujer nos abrió camino a nosotras, que somos todos mujeres encima del escenario. Mujeres como ella que nos abrieron camino a nosotras, para que hoy podamos estar encima de este escenario, así que vamos a ponerle mucho amor y vamos a dedicarle muy fuerte a esta actuación". Y en ese momento se me fueron los nervios, porque se me fue responsabilidad.

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Erais tú y doña Concha Velasco, donde estuviera en ese momento.
Sí, te lo prometo. Me pasó también en el homenaje a la Jurado. Ella estaba ahí conmigo. Yo soy muy creyente de las energías y de la idea de que las personas no se terminan de ir nunca. Yo la sentí súper cerca.

El espíritu de Rocío Jurado, si está en algún sitio, tiene que sentirse muy fuerte, desde luego.
No te imaginas cuando yo canté Señora, fue como si estuviera hablando a ella. La canción tiene un momento de sororidad con otra mujer increíble en la que le dice: "Él me dijo que era libre. Y me mintió, perdóname, yo no quería enamorarme, pero él me engañó a mí también”. Yo iba de pluma blanca, y yo no lo sabía, pero en el último momento, pusieron una silla y una boa negra y la boa era la boa de ella. Mira la actuación sabiendo esto y mira lo que lloro al final. En el final de la canción, no me puedo aguantar. Ella estaba ahí sentada y le dije: “Por fin, tú eres la señora, Ya nunca más serás la amante. Eres la señora y te estamos homenajeando esta noche".

Todo lo malo que tiene dedicarte a esto, supongo, lo compensa la música. Lo que la música te regala a ti y a quien te escucha, a través de ella. ¿Es así?
Mira, Alejandro [Sanz] tiene una frase muy bonita que dice: “No es que sea mi trabajo, es que mi idioma”. Y yo creo que hemos venido aquí a hacer sentir a la gente, el qué, no lo sé. Porque eso ya no lo controlas. El otro día me decía una persona que estaba escuchando una de mis canciones en el nuevo EP, que son todas aquí arriba de tempo, que se había puesto a llorar. Ya lo que siente la otra persona no lo puede decidir, pero hemos venido a recordar a las personas qué son los sentimientos, que paren y que necesitamos sentir. Que a veces nos involucramos en la rutina y dejamos de sentir, como si fuéramos robots.

Eso es algo con lo que la inteligencia artificial no va a poder. En este mundo en el que se está hablando todo el rato de la cantidad de cosas en las que nos va a suplir la inteligencia artificial, ¿reconforta que haya excepciones?
Yo confío en no llegar a vivir en el mundo en el que esté todo bajo la inteligencia artificial. No quiero. A la música que salga le faltará alma, pero como habrá generaciones que no lo han conocido nunca, ya no la echarán de menos.

Qué pena oír eso…
Bueno, ya nos está pasando: chavales que son capaces de comunicarse y de ligar y de hablarse a través de redes sociales y se ven en persona y no son capaces de dirigirse el uno al otro. Lo ves en mi TikTok. Yo he subido dos vídeos tocando el piano con dos temas del nuevo EP y siete mil views. Cualquier otra chorrada que hagas, un millón.

¿Y qué es lo que quieres hacer sentir con tu nuevo EP, Érase una vez?
Primero transmitir el momento actual en el que estoy. Porque vengo de contarle al mundo que he sufrido un montón, que el confinamiento me arrolló a nivel emocional, que tuve que escribir unas canciones muy dolorosas, revivir momentos muy dolorosos para poder recomponerme y vengo a contar que hay luz, que yo era de las que pensaba que no y la encontré. Y si yo la encontré, la puede encontrar todo el mundo. También vengo a cantarle una canción al feminismo, a dedicarle una canción la gente que me sigue. A hablar sobre el tiempo, que no se nos queden cosas por hacer, y hablar del amor. Y desde un punto muy feliz, que existe también.

ana guerra nuevo ep erase una vez
Photographer: Sergiodm//Esquire

Es curioso, porque hemos pasado de que la salud mental sea un tabú a que todo el mundo hable de ello abiertamente, hasta el punto de convertirse en una moda. ¿Corremos el riesgo de quitarle importancia?
Tenemos que dejar de desvirtuar la palabra ansiedad, que la confundimos muchas veces con agobio, con estrés, con angustia y son cosas súperdistintas. Pero es verdad que cuando las cosas se ponen de moda, sin querer, se desvirtúan un poco. Pero tenemos que intentar entre todos conseguir que la Seguridad Social de este país ponga más psicólogos y más psiquiatras a disposición de la gente. Que la gente está muy jodida después de la pandemia. Que vivimos todos una catarsis personal. A parte de las pérdidas, veníamos de un ritmo de no parar y nos obligaron a parar. No podemos seguir así, necesitamos tener ayuda al alcance de la mano. E ir a terapia es carísimo.

"Tenemos que dejar de desvirtuar la palabra ansiedad"

Cuando escucho a alguien hablar de que se ha recompuesto me parece la leche, debe ser lo más difícil del mundo...
Sobre todo porque para recomponerte tienes que aceptar lo que eres. Porque para cambiar algo, primero tienes que aceptar que eres eso. Tienes que decir: “Vale, soy muy maniático y mis manías hacen que me estrese, así que lo tengo que cambiar”. Y luego están las cosas más importantes. Hay una cosa en psicología que se llama la parte oscura y esa es la que nadie quiere mirar. Y cuando la sacas y te dicen realmente lo que hay ahí, que a veces es muy fuerte, entonces es cuando la puedes solucionar. Pero para eso tienes que mirarlo y a veces contarlo.

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Fernando Roi HEARST//Esquire

¿Tú has usado la música como terapia?
La luz del martes [su último disco] fue terapéutico, total. Por eso no saqué más música. Lo saqué y decidí que iba a girar como las antiguas. Hice cuarenta y cinco conciertos en ese año y fueron cuarenta y cinco sesiones de terapia. Cada día me quitaba las tiritas antes de subir al escenario, aquí están mis heridas, vamos a cantarlas, y cada vez que hacía un tema curaba una herida un poquito más y volvía a ponerme las tiritas. Siguiente bolo: vamos a quitar otra tirita. Y así pude recomponerme y hacer un proceso terapéutico enorme. No solo componerlo, ponerle palabra. Me iba a etapas de mi vida de las que tenía imágenes en el móvil para grabar las canciones y verme. Y luego, no solo grabarlas, sino cantarlas una y otra vez.

Acabarías agotada física, mental y sobre todo emocionalmente, ¿no?
Y cuando se te juntan varios bolos y ya empiezas estar cansada… El último siempre es el mejor, porque como estás tan agotada no hay coraza ninguna y vas directa al alma.

¿Y tiene algo que ver todo esto con lo que soñabas cuando eras una niña que quería cantar?
Qué va, ni de broma. ¡Tenemos este mundo tan idealizado! Si somos unos hippies, si voy en la furgo en pijama comiéndome un bocadillo… Quiero decir, el glamour que pensamos que tiene este mundo desde fuera, el dinero que creemos que se gana dentro de este mundo, la libertad que creemos que se tiene, lo cool de ir a alfombras rojas y todo eso… No tiene nada que ver. Tiene cosas maravillosas, muchísimas, y agradezco mucho estar en este mundo, pero nada más lejos de lo que imaginaba de niña. Pero tampoco pensé nunca que la música iba a ser terapéutica para mí. Fíjate mi canción Ni la hora, que piensas que es muy comercial y que no va a provocar ningún cambio sustancial en nadie. Y de repente llega una mamá y te da las gracias porque su hija está creciendo con un mensaje de empoderamiento femenino. O ves a una mujer que se te acerca y te dice que la acaba de dejar su marido y que se pone mi canción todas las mañanas para repetirse que es fuerte y que le va bien sola. Cuando la música traspasa fronteras y llega más allá. Yo jamás pensé que la música podría hacer algo parecido a eso.

“No veo 'Operación Triunfo' porque es abrir una caja de Pandora”

¿Estás siguiendo la nueva edición de Operación Triunfo?
No, no puedo porque me abre una caja de Pandora que no me apetece. Se me remueve todo por dentro. Y no es un comentario negativo, pero se me remueve demasiado todo. El otro día estuve hablando con Manu [Guix] y Noe [Galera], para ver si iba a ver a los chicos. Y les dije que por ellos iba y porque en el fondo puedo hacer que los chicos se sientan menos solos. Si les doy amor y les digo que estamos ahí fuera esperándoles para lo que necesiten. Pero no veo la edición porque no es necesario.

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Photographer: Sergiodm

Porque lo más duro es salir y que todas las expectativas que tienes no se vean cumplidas. Que no triunfes, o que sí lo hagas, pero no sepas afrontarlo y te destroce la vida, ¿no?
Yo creo que es importante que el mensaje importante es que agradezcan lo que tienen ahora, que no piensen demasiado en el futuro y no sean avariciosos con lo que va a pasar en el futuro. Que aprovechen ahora que tienen un máster de la leche, una exposición que no se puede pagar y que absorban como una esponja cada minuto que pasen dentro. ¿Lo que pase luego? Pues te puede ir muy bien, o no tan bien al principio, pero que pasen siete años y llenes una Cartuja, como Manuel Carrasco. Es tan relativo todo… ¡Mira Lola Índigo!

"Yo sé que he venido al mundo a hacer música. Por eso estoy tan tranquila y hago lo que me da la gana"

Estamos hablando de casos en los que han tardado, pero luego sí ha habido ese éxito tal y como lo entendemos. Pero está la otra parte, el runrún de por qué unos triunfan y otros no. ¿Tú por qué crees que es?
Yo, para empezar, creo que hay un camino escrito, pero porque esta es mi filosofía de vida. Creo que todos venimos al mundo para algo y puedes probar diferentes caminos hasta que encuentres el tuyo. Yo creo que muchas veces, si no te va bien por donde estás yendo, si no fluye todo a favor, es porque a lo mejor tienes que tomar otra ruta que está hecha para ti, para tu felicidad. Por supuesto, lo que las compañías inviertan en ti es un factor clarísimo. Si se invierte en ti, se cree en ti y se cree en tu música. Lo más importante son las canciones. Carisma es necesario tener dentro de la profesión, para que no te coman los monstruos de la industria. Hay muchísimos factores, pero el primordial y por el que me despierto tranquila cada día es porque yo sé que he venido al mundo a hacer música, lo sé desde muy chiquitita. Y alguna vez he querido abandonar la música antes de OT y la vida no me ha dejado, siempre me ha vuelto a poner en el camino, siempre. Y de forma muy aleatoria, sin yo buscar absolutamente nada. Entonces sé que de la forma que sea, siempre me voy a dedicar a esto. Por eso estoy tan tranquila y hago lo que me da la gana.

¿Cuáles son esos monstruos de la industria?
Los que intentan hacerte competidor de tus compañeros. Las cifras son monstruos de la industria, porque te obsesionas con las cifras hasta que aprendes a quitarles peso. La prensa muchas veces es un monstruo, que te puede hacer mucho daño y mucho bien. La presión de la industria a la que estamos sometidos, el tener que contestar a todo bien, el tener que estar siempre perfectamente arreglados en tu lugar, no poder desafinar una nota en un concierto. La inestabilidad es otro monstruo, la falta de rutina, el olvidarte de ti.

En tu caso, la experiencia y tu situación actual personal, ¿te han hecho estar muy centrada?
Ahora sí, pero hubo un momento en el que no sabía ni quién era ni qué quería. Hubo un momento que no tenía ninguna respuesta para ninguna pregunta. Ahora sí estoy centrada y al final estos seis años sé que no han sido muchos, pero han sido muy intensos. He aprendido un montón de cosas. Últimamente estoy muy obsesionada con Laura Pausini, la veía en su entrega del Person of the Year y flipé con lo que disfrutaba. No está gastada, es increíble la ilusión que tiene a pesar de ser la estrella que es. Tiene a su marido encima del escenario… Nos unen muchas cosas.

"Victor me ha aportado normalidad y muchísima frescura"

¿Qué te ha aportado Víctor [Elías, su futuro marido] en tu carrera?
Normalidad. Yo ahora mismo tengo la misma vida que si no fuera "reconocida". Me ha me ha aportado muchísima frescura, unos conocimientos brutales porque he aprendido un montón de música con él. Y eso que yo vengo de clásico y él viene del jazz. Nos hemos aportado un montón de cosas, pero sobre todo, naturalidad y normalidad.

Ya me has dicho que no hay que pensar mucho en el futuro, pero… ¿tú cómo te ves a largo plazo?
Antes pensaba un montón en el futuro, pero me producía mucha ansiedad. Y cuando salí de Operación Triunfo todo lo que esperaba de la vida o lo que pensaba en el del futuro, las expectativas que tenía… Pero me regaló un montón de cosas la vida que jamás hubiera imaginado. Así que pensé, ¿y si fluimos? ¿Y si dejamos de esperar cosas del futuro? ¿Y si estamos hoy aquí y solo aquí? Y voy un poco con esa filosofía de vida. Me imagino generando proyectos, siendo una mejor persona y aprendiendo mucho más. Nada más.