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No todos los días se tiene acceso al presidente de una discográfica, incluso para quienes nos dedicamos esto de la actualidad musical. Así que cuando en Sony me ofrecieron entrevistar a José María Barbat (Barcelona, 1970), no lo dudé. El motivo además era realmente especial: la inauguración del 5020 Studio Madrid, uno de los estudios más grandes de Europa, que la discográfica acaba de abrir en la capital.
Nada más entrar por la puerta, cruzamos un pasillo pintado a trazos coloridos, sillas de diseño y un gran espacio colaborativo. Al fondo, una especie de cocina con todo tipo de comodidades. Está pensado, según nos comentan, como punto de encuentro para que trabajadores y artistas de la compañía interactúen y surjan cosas interesantes. En la siguiente planta, unos impresionantes estudios de grabación con todo lo que un artista pueda necesitar. En uno de ellos, nos espera Barbat. No hay mucho tiempo, es un día intenso para él, así que voy al grano.
Estamos en estos nuevos e impresionantes estudios, los más grandes de nuestro país y seguramente uno de los más grandes de Europa. Creo que están inspirados en unos que Sony posee en Miami, ¿no es así?
Sí, es la inspiración del 5020 de Madrid, el modelo que hemos seguido, aunque atendiendo al espacio que teníamos aquí. Pero también hay uno en México que se inauguró en el año 1947 y ahora se ha remodelado aprovechando esta nueva línea editorial de la compañía. Se ha buscado que, a pesar de que es un estudio histórico que tiene una sala de grabación como las míticas de antes, también tuviera esos espacios colaborativos que son un poco la seña de identidad de los 5020. Hay dos más en proyecto en Buenos Aires y en São Paulo. Hablo de latino-iberia, en Europa y en EEUU hay más.
El papel de las discográficas ha cambiado radicalmente en los últimos años. Es un negocio que ha tenido que reinventarse totalmente, ¿no?
Casi diariamente diría yo, así estamos.
¿Cuál es para ti ahora mismo la función de una discográfica?
Pues atraer y retener el mejor talento posible, eso no ha cambiado. Lo que ha cambiado es todo lo demás. Y una de las razones de tener un estudio como este es precisamente esa. ¿Cuál es el lugar donde cualquiera o, al menos casi todos los artistas que yo conozco, se sienten en casa? Pues en un estudio. Para algunos es doloroso porque la creación también tiene una parte de desnudez y de darlo todo, pero generalmente es donde más felices están. Así que, si quieres atraer al mejor talento, es evidente que lo mejor es tener un lugar donde vengan y del que no se quieran ir . Y los que no son de aquí, vengan y digan, ¿y qué hay que hacer para grabar aquí? Pues ser de Sony.
Claro, y además un espacio así permite crear también muchas sinergias entre los artistas que coincidan aquí de alguna forma, ¿no es así?
Claro, la planta por la que has entrado responde a ese concepto colaborativo que es el que se trae de Miami realmente. No lo hemos inventado nosotros, lo han inventado los chicos de la generación millennial y zeta, porque es su proceso. Antes los artistas trabajaban de forma mucho más cerrada, por las propias características de los tiempos. Pero ahora, con las redes sociales, todo ha cambiado. A mí me volaba mucho la cabeza cuando le preguntaba al principio a la Rosalía: “¿Pero tú cómo has conocido a tu coreógrafa?”. Y ella me decía: “Le mandé un DM por Instagram”. Le gustó el proyecto, lo dejó todo (porque era la coreógrafa de Meghan Trainor y había trabajado con Beyoncé), cogió un avión y se vino desde Los Ángeles a Barcelona. Los chicos de hoy trabajan así, con total comunicación y libertad entre ellos, así que tener un espacio como este era una necesidad. Por ejemplo, en unas semanas va a estar aquí Sky rompiendo, que es un productor de primera línea de música urbana latina. Pues ahora anunciaremos a la comunidad artística urbana española de Sony que él va a estar aquí, para organizar encuentros con quienes estén interesados en conocerlo. Vendrán, se conocerán y a lo mejor hacen algo juntos. Porque evidentemente, como en las relaciones de pareja, tiene que darse esa magia, esa conexión. Pero si no tienes el espacio ni la posibilidad de hacerlo, no sucederá nunca.
Es curioso, esta es una de las cosas que más ha cambiado del mundo de la música. Esa colaboración natural entre el artista y los productores de su música, que antes era impensable.
Así es. El mejor ejemplo que yo conozco de esto, que de hecho es una de las grandes inspiraciones del estudio de Miami, son los últimos éxitos de Shakira. Si miras los créditos de los últimos hits de Shakira verás que hay 20 personas. Realmente ha sido así, ha habido un proceso colaborativo en las distintas salas del 5020 de Miami, donde en una sala estaban buscando bits y creando melodías, mientras en otra estaban escribiendo letras… Entonces llega Shakira con una idea, la ayudan a acabar de rematarla y se van al estudio de al lado, donde están los de los bits, y ven cómo encaja una cosa con la otra… Así realmente un artista, que llega al estudio prácticamente con una hoja en blanco, en un periodo corto de tiempo de una semana más o menos, puede tener una colección de canciones suficiente para empezar a plantearse un álbum. Cosa que antes no sucedía. Antes tenían que estar meses y meses trabajando y preproduciendo, hasta que llegaban al estudio y entonces materializaban todo ese trabajo.
¿Es el fin de los discos que tardan años en cocinarse?
De eso sigue habiendo. Rosalía tardó tres años en hacer Motomami, pero son otras circunstancias. Ahora, si tienes esos equipos armados y bien engranados, el trabajo sale más rápido. Y eso que hay artistas que se enfrenta a estos nuevos procesos con miedo. Recuerdo a Chayanne que decía que entró ahí con miedo, porque es un artista de otra generación. Un ejemplo de esto en nuestro caso, en España, es Rozalén. La mandamos a Miami para tratar de buscar una sonoridad más regional, que no se quedara en algo tan local. Y ella que es cantautora, que es una mujer que está acostumbrada a hacerlo todo y a tener una visión muy personal de su trabajo, fue con cierto respeto. Pero cuando se encontró allí y vio cómo podía colaborar y sacar de ella misma otras facetas, se quedó fascinada. Con el 5020, lo que hacíamos antes en Miami, lo vamos a poder hacer aquí. Este equipo que le ha funcionado muy bien a Kani García en Miami, pues que trabaje con Rozalén en Madrid o este que ha funcionado muy bien con Maluma o con Shakira, que hagan lo mismo con Nathy Peluso aquí.
¿Y cuál ha sido para ti la mayor revolución de los últimos años en en el mundo de la música?
Wow. En realidad el detonante ha sido la transformación digital. Nosotros la vivimos muy pronto, en el cambio de siglo. En el año 2000 fue cuando empezó a consolidarse realmente el MP 3 como formato que permitía copias digitales. Y con eso vino la piratería, tanto física como digital, el P2P y eso facilitó que llegara el streaming. Y el streaming es lo que ha popularizado y ha revolucionado el mundo de la música como nunca. Porque ha permitido a cualquier artista conectar con cualquier creador y con una audiencia mundial, independientemente de su lengua y de su estilo de musical. Y al final, el streaming es un negocio de volumen, que está haciendo que la música tenga máximos históricos a nivel de ingresos. La industria de la música está más sana y más viva que nunca. Pero también con eso viene una competitividad mayor y más agresiva que nunca. Cuando hace unos años, la gente nos miraba con con cara de pena, de pobrecitos los de la música que no tienes donde caerse muertos. Pero ahora, como en cualquier otro negocio donde hay mucho dinero, todos quieren llevarse su parte del pastel.
Desde luego es un buen momento para la música. Solo hay que ver cómo se agotan las entradas para los conciertos en minutos.
Esa es otra parte. Eso creo que es una conclusión derivada de esa explosión de consumo de música por el streaming y aumentada por los efectos pospandemia, de la necesidad de los humanos de relacionarnos y de vivir en masa y coralmente la expresión de la música, que al final es lo que es un concierto. La música en vivo es lo más parecido que hay a compartir con otros tu experiencia con la música que te gusta.
Las nuevas formas en las que consumen la música las nuevas generaciones, ¿son un seguro de vida para vosotros o todo lo contrario?
Es un reto, porque tradicionalmente nuestro principal activo eran los catálogos, tener la propiedad de los catálogos de los grandes artistas. Las generaciones nuevas consumen mucho, pero consumen mucho de lo suyo y no consumen tanto de lo de antes. Y como lo de ahora tiene muchas otras fórmulas de contrato y de distribución, esto nos obliga a estar muy atentos. Porque si estamos muy alejados de lo que se está consumiendo, de los artistas que está consumiendo la mayoría, nos podríamos encontrar que en unos años el catálogo que tenemos ahora haya perdido esta fuerza y estemos en una situación precaria. Porque ese colchón que tenemos, que es al final el que nos permite pagar sitios como este, ya no lo tendríamos. Esa es la otra gran revolución que está ahora y que viene fuerte: la del cambio de relación entre el artista, la propiedad de sus obras y los distintos modelos de compañías que hay en el mundo, que es interesante. Por no hablar de la inteligencia artificial… Pero eso requiere otra entrevista.
