En 2017, en Esquire tuvimos la oportunidad de entrevistar a Marilyn Manson (Ohio, 5 de enero de 1969). Entonces todavía le acompañaba ese aura de leyenda de artista capaz de revolver las tripas, los corazones y los espíritus de quienes, ante sus obras, se espantaban, alucinaban o sufrían inconfesables espasmos orgásmicos como si el diablo les estuviera haciendo cosquillas más allá del perineo. "De niño me gustaba poner sal a las sanguijuelas para ver cómo se encogían, creo que ese fue mi primer comportamiento psicopático", nos soltó entre bromas sobre la edad, ay la de edad, de su amigo Johnny Depp o sobre la idea de comprar cuadros del expresidente Bush por eBay.

Era el tono de alguien que ha aprendido a conversar con su personaje, alguien con la capacidad de reírse de sí mismo sin restar valor a sus hazañas pasadas. Joder, es que estamos hablando de Marilyn Manson, el dios del metal alternativo que reventó el género a mediados de los 90 con aquel antológico Antichrist Superstar, con unas letras que destilaban puro Nietzsche a la vez que metían en una coctelera de sangre y culebras toda la simbología religiosa que podía ofender a alguien para escupírsela a la cara en forma de temazo. Del mismo Marilyn Manson, mitad estrella de Hollywood, mitad asesino en serie, que grabó un disco en la casa en que Sharon Tate fue asesinada, que se autolesionaba en los conciertos, que quemaba biblias, fumaba huesos humanos, sacrificaba cachorros, el mismo que recreaba célebres magnicidios en videoclips rebosantes de sexo y violencia.

marilyn manson, de joven en un concierto
George De Sota
marilyn manson, en el backstage de un programa de televisión en 1995
Catherine McGann
Marilyn Manson, en el backstage de un programa de televisión en 1995.

La realidad es que son numerosas las razones por las que Marilyn Manson podría haberse convertido en un apestado mediático, pero eran los 90, los principios de 2000, y la repercusión de los escándalos, tabloide más, tabloide menos, solía pronosticar un resurgir inmediato y no una cancelación pública tan propia de nuestros días. No es ni mucho menos una crítica nostálgica, solo un recordatorio de los estándares ético-culturales de cada momento.

Lo sorprendente de este caso viene a continuación. Para las personas medianamente informadas, la disolución de Marilyn Manson como referente artístico se produjo cuando varias mujeres, incluida su expareja, la actriz Evan Rachel Wood, lo acusaron de acoso y abuso. Era febrero de 2021. Días después, la actriz Esmé Bianco (Juego de tronos) lo demandó por presunta agresión sexual, tráfico de personas y violación. En unas circunstancias horripilantes según el relato que hizo público. Todo esto tuvo consecuencias: Brian Hugh Warner, el nombre real de Marilyn Manson, fue despedido de su discográfica y lo borraron de dos series en las que iba a aparecer, American Gods y Creepshow. Desde entonces, la noticia más relevante sobre él es que fue condenado en septiembre de 2023 a pagar una multa de 1200 dólares y hacer 20 horas de trabajo comunitario por "escupirle un moco" a una operadora de cámara durante un concierto en 2019.

Pero para una gran parte del público, y entiéndase 'público' más bien como 'usuarios de las redes sociales', la realidad actual de Marilyn Manson no tiene nada que ver con su arte controvertido o con sus supuestos delitos. Marilyn Manson es un meme.

Un puñetero meme. ¿Un meme genial? Un meme al fin y al cabo.

meme de marilyn manson
Twitter

El texto varía según el ingenio de los creadores de memes, pero la foto suele ser la misma. Que ni siquiera es una foto real, ya que está trucada con Photoshop.

meme de marilyn manson
Twitter

A lo que vamos. Hoy, 5 de enero de 2024, Marilyn Manson cumple 55 años. Si el mundo no hubiera cambiado desde los 90, posiblemente hoy estaríamos escribiendo un artículo sobre sus performances más truculentas, sobre sus mejores discos, sobre lo cachondo que estuvo en The New Pope o sobre sus nuevas series y películas.

Por un lado, podemos afirmar que ha cambiado para bien, gracias al Me Too: ningún artista, por muy dios o antidios que se crea, se puede descontextualizar de los abusos que haya podido cometer contra otras personas desde esa posición de poder. Por otro lado, podemos afirmar que el mundo ha cambiado hacia un absurdo que no soy capaz de calificar: la imagen actual de un artista con esa trayectoria, cada uno que la defina como quiera, y acusado de lo que está acusado, cada uno que filtre con su escala de valores, queda resumida a una foto trucada en la que parece una señora mayor. Solo hay que darse un paseo por internet para comprobar que la fama de Marilyn Manson a día de hoy se asemeja más a la del gato que posa aburrido con un cóctel que a la de cualquier estrella del rock de su generación.

Es el escarnio que se merecía, dirán unos. Es que lo que te escandaliza de joven tiende al ridículo con el paso de los años, pensarán otros. Es que está peor visto ser viejo que ser un depredador sexual, apunto yo. Es que nos hemos vueltos locos, creo que coincidiremos todos.