"Siempre querido salir en Esquire, soy muy fan… Tengo ejemplares repartidos por mi casa para parecer cool", cuenta entre risas Pablo López antes de lo que se supone que iba a ser una entrevista para promocionar su nuevo disco, Unikornio, que acaba de salir al mundo. Pero el concepto de preguntas y respuestas explota en cuanto empezamos a charlar porque Pablo se expresa igual que toca al piano, a arrebatos, y con una franqueza contagiosa. Se ha hecho esperar un poco porque se ha cruzado con un jefazo de Universal, su casa discográfica, que le ha reclamado un encargo pendiente del que hablaremos un poco más abajo (qué suerte cuando el arrebato arroja una exclusiva… Si eres Christina Aguilera y estás leyendo esto, sigue, que hay un mensaje para ti). Así que le espero en una sala, rodeado de grandes paneles con las letras manuscritas de sus canciones…

Mientras llegabas estaba mirando todas tus letras con ojo de grafólogo…
¿Tú entiendes de grafología?

No, pero me lo invento. Estas líneas tan hacia arriba apuntan al optimismo, que me da que no pega mucho contigo…
Hostia, dime más. Aunque me da miedo porque, si realmente aciertan tanto, un grafólogo te puede desnudar.

Seguimos un rato analizando su letra, que describe según mis nociones de grafología (ejem) a una persona creativa y con un ego curioso. "Oye, yo voy a estudiar eso de la grafología. No veas, estás con una chavala, te la llevas a tu casa y le dices: '¿Me puedes escribir ahí la lista de la compra, que me he roto un dedo?'. Y vas analizando… 'Uhhh, mira que mejor me voy a acostar'. Lo que estoy viendo es que igual soy muy preciosista con mi letra, un pelín pretencioso, y cada vez más. Me sale solo, pero es verdad que me gusta la belleza en la caligrafía".

"A veces discuto con compañeros que bajan un tono el repertorio al salir de gira. Tío, no"
pablo lópez se sacude las manos de la ceniza del piano que quema en el videoclip de la niña de la linterna
WILMA LORENZO

Al grafólogo no, pero ¿al foniatra has ido últimamente? Porque si ha escuchado tu disco, te habrá mandado a la mierda directamente, que el nivel de entrega vocal es muy bruto.
Gracias porque me siento comprendido en el berenjenal en que me he metido yo solito. Las canciones parten de la comodidad de esa incubadora que es el estudio y luego pueden costar, pero como por fortuna tengo el hábito de estar en estos procesos, lo llevo bien. Sin embargo, con este disco me he pasado. Por ejemplo, cuando canto Mariposa en un concierto, después del primer estribillo veo el túnel la mayoría de las veces. En esta última gira me pasó en Murcia, el día que me dio el golpe de calor. No solo por la canción, es que hacía 40 grados. Primera vez en mi vida que me bajo de un escenario… Y me volví a subir. (Canta el verso, “yo me conformo con la mitad”, alargando la última nota). Cuando abrí el ojo, estaba todo azul. Tenía que aguantar, y cuando llegué a MámaNo (canta ese estribillo desgarrador), la terminé por inercia, flaqueo de piernas y fuera. Out. No me desmayé pero me quedé temblando.

"Estoy escribiendo una canción para Christina Aguilera, me lo pidió"
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Pues en la nueva gira vas a tener que ir con botella de oxígeno…
No sé cómo lo voy a afrontar… Lo que nunca haré es bajarlas de tono porque si lo haces te castigan muchísimo. Lo que más te llega de una canción pertenece al subconsciente auditivo, a tus armónicos. Yo a veces discuto con compañeros que salen de gira y bajan un tono el repertorio. Tío, no. A mí me lo explico Kim Fanlo, que produjo conmigo mis tres anteriores discos: la afinación y los tonos son los que te llevan a estados de ánimo. Y sobre todo yo que escribo muy de arrebato, que es donde caen las manos y las cosas que pasan con la voz. Si lo has podido hacer una vez… Es verdad que si no estás sintiendo ese arrebato o son las primeras veces que las cantas, como me está ocurriendo a mí ahora, es un absoluto reto. El “me conformo con la mitad” de Mariposa, que así empecé a componerla en Nueva York, o La niña de linterna, en ese momento no me costaba nada llegar. Pero es porque hay que tener ese espíritu de ese momento, no es tanto una cuestión de garganta como de tripas. Como no llegues a esos puntos con emoción, kaput.

A los fans de las grandes divas les (nos) encanta analizar en qué momentos de sus carreras son capaces de llegar a las notas altas y cuándo no.
Si no te importa vamos a hablar más de este tema. Yo lo llamo a esto “alegres y conscientes divagar”, que lo hago mucho en mi casa: realmente no sabemos muy bien de qué estamos hablando, pero se sacan conclusiones que serán casi científicas. Mi proceso es al revés que el de las divas. Primero viene el arrebato y después la técnica. En las grandes divas, que lo que hacen es preciosismo y espectacularidad absolutos, llevar al extremo tonalidades, se vuelve muy difícil llevarlo al directo. Porque están entrenadas para llegar a ese punto en un momento concreto. Es como si Valdano intentara ahora jugar con la selección argentina. Sin embargo, Aretha Franklin se murió cantando en los mismos tonos, sin bajarlos. ¿Por qué? Porque viene del arrebato. Es mi teoría que acabo de desarrollar ahora mismo, estoy en plan brainstorming. (Canta una parte de Think) Nunca se bajó de ahí. Sin embargo, si haces (lanza el Hero de Mariah Carey, con despliegue de gorgoritos), cuando tienes diez años más, es que es muy difícil ejecutar la misma técnica. Por cierto, y esto que no salga de aquí, estoy escribiendo una canción para Christina Aguilera, porque lo pidió. No sé si deberías ponerlo porque estas cosas después no salen… Pero bueno mejor sí, si lo pones a lo mejor se anima más.

Pues lo pongo, claro que lo pongo.
En el caso de Christina Aguilera, más que la altura de tonos es la velocidad que tiene para cambiarlos. Yo creo que eso se tiene que perder, ¿no?

Ella está en plena forma, ha pasado por épocas chungas pero, para mí, es la mejor intérprete en directo. Mírate el vídeo del funeral-tributo de James Brown, para mí es top 1 de una diva en vivo.
Secretaria, apunta (le dice con cachondeo a su asistente, que está presente en la sala). Los artistas antiguos tipo Raphael, cuando estoy con ellos lo veo, tienen secretaria o secretario. Marta, me encantaría que fueras mi secretaria (risas). Oye pues eso que dices va a ser mi motivación, mi editor te lo va a agradecer, que lleva tiempo persiguiéndome con lo de Christina. Pero es que tengo otra diva por delante…

Dime quién, por favor.
Laura (Pausini). Tengo la suerte de que hay un amor muy bonito, y cojones, que es Laura Pausini. Ella cantó El patio en La voz…

"Cuando ensayé 'El patio' con Laura Pausini, tuve que parar y levantarme para darle un abrazo"



Y en esa última nota es Celine Dion.
Bueno, ¡me encanta esta conversación! Marta, no sé qué hay después pero me voy a quedar aquí hablando con este hombre (risas). Mira, ahí incumplí la regla de no cambiar el tono, porque para que la cantara Laura la subimos (mueve las manos en el aire, calculando sobre un piano invisible) creo que tono y medio. En este caso es permisible porque, literalmente, es otra canción. A nivel musical y de energía. No había melancolía, en ella hay luz. El patio conmigo, que te puede emocionar, no voy a menospreciarme, es de una introspección tremenda; con ella es grandilocuente. Ella cantó otra canción. Tengo un vídeo en el que estamos ensayándola con el piano y es más espectacular aún. Cuando llega a esa nota, me acuerdo que estaba Alejandro (Sanz) apoyado en el piano, y también Antonio (Orozco), la mantuvo ahí sin vibrar ni nada. Tuve que parar de tocar, me levanté y le di un abrazo. Y hace esa escalada de notas como Celine Dion, lo que decías. ¿Te puedo contar una última cosa sobre esto?

Claro, yo estoy disfrutando como un enano.
¿Has visto el Divas Live del 97 o 98?

La duda ofende.
Están Gloria Estefan, Shania Twain, Aretha Franklin, Mariah Carey, Carole King y Celine Dion. Esa actuación en la que está Aretha Franklin, que en ese momento pesa 600 kilos. Es espectacular porque está la banda esperando, se nota que le están marcando el tono, y ella a su rollo, “I have a girlfriend… (tengo una amiga)", cuenta que la ha conocido en el camerino, “we didn’t have time to rehearsal (no hemos tenido tiempo de ensayar)", empieza ella el “Chain, chain, chain…”, y sale Mariah Carey. Y cada vez que va a cantar Mariah, Aretha se le pone encima. Póntelo porque te vas a mear.

"Las catarsis me salen, cada vez más, del puro abandono a la canción"

Es verdad que este virtuosismo vocal no se ve tanto en cantantes hombres. Mira, el otro día hablaba con Asier Etxeandia, que es otro vozarrón como tú…
Hostia sí, he estado con él, yo tocando el piano y él cantando a mi lado. Es espectacular, tiene un gran oído musical. Y es como un Ducados con patas, con esa ronquera hermosa.

Pues me contaba que a él le criticaban que busca la catarsis en cada movimiento, en cada nota. A ti te pasa un poco lo mismo, porque en Unikornio hay unas 52 catarsis, así a ojo.
Te diré que me da incluso pudor. A veces, cuando estoy con amigos ‘cantarines’, de los que hacen mil notas en cada frase, a mí me entra como cosa. Y cuando me escuchan cantar más aflamencado o más en ese tipo virtuoso, se sorprenden, “hostia, tú cantas”. Pero es que todas esa catarsis a mí me salen, cada vez más, del puro abandono a la canción. Salto. Y a veces me la pego… pero queda bien.

¿Has tenido algún desafine en directo de estos gloriosos?
No, no, eso nunca (risas). Yo ni en la UCI (se descojona). No, no he tenido problemas en ese sentido pero también porque soy rápido a la hora de corregir. Si noto que no me va a salir, suspiro, respiro, y busco otro camino. Yo me he hecho un concierto entero haciendo relativas a la melodía, conectando de vez en cuando para que la gente se entere qué canción estoy cantando. Por ejemplo… ¿Conoces más o menos mis canciones?

Más las de este disco, que llevo cuatro días metiéndomelo en vena. La que me más me gusta es Viba.
Qué bueno. Esa no la he cantado en directo nunca. Pero es muy agradecida.

"Cuando eres creativo, puedes colarte en el club privado del subconsciente y robar algunas cosas"

Es que me lleva a un rollo musical que me encanta. A una canción de Alanis Morissette…
¡No me la digas! Uninvited (la tararea). Ese inicio, con esa tensión, está exactamente en el interludio musical de Viba. Es el mismo movimiento. Es alucinante lo que acabo de ver de mí mismo escuchándote. Uno siempre busca por qué ha escrito algo, porque todo viene de lo que has escuchado, todo es una repetición llevada a tu acento, a tu manera. Me acabas de descubrir de dónde me salió. Yo abusé muchísimo de Uninvited en 2019... Hostia tío, lo que me acabo de dar cuenta. ¿Sabes quién me regaló ese disco de Alanis? Que es uno de los pocos regalos que me hizo... Mi padre. Yo estuve con Dave Levita en el disco El mundo y los amantes inocentes, él grabó las guitarras en Los Ángeles. Un tipo que tocaba en la calle, Alanis lo sacó de ahí y giró con ella por todo el mundo. Y luego tuvo que meterse en el budismo y estas cosas, que cuando haces dos giras mundiales tienes que buscar algo así, porque si te las haces por España y te tienen que encerrar un rato, imagínate (risas). Dave conectó muchísimo conmigo. Lo primero que me preguntaba era de qué hablaban las canciones, le importaba mucho la relación personal. El tipo estaba obsesionado con la guitarra española, estudiaba clásico, te hablo de un guitarrista de 50 años con los pelos largos. Yo le decía que quería algo onda Alanis. ¡Y ahí está en Viba, con esas cuerdas! Yo había pensado de dónde salía, dudada de si venía de El Zorro, de Banderas, o por Manuel de Falla, que también podría ir por ahí. ¡Es el fucking Uninvited! Que la escuchaba cada puto día de 2019 con mi hermano. ¡Gracias! Estoy deseando contárselo a mi hermano. No me voy a poner técnico, pero la apertura de la armonía, que es realmente un acorde alterado que puede sonar a flamenco, es exactamente la de Uninvited.

¿Ni se te había pasado por la cabeza?
No, yo era consciente de lo que escribí, para mí eso es Viba. Pero cada vez intento explorar más porque el subconsciente es un mundo, es una discoteca a la que no te dejan entrar. Es una descripción muy gráfica de cuando eres creativo. Todos hablamos de la parte tonta, de la que somos conscientes, pero el subconsciente es un club privadísimo. Si eres creativo, te cuelas, pero a la que te ven, te echan a patadas, "fuera, gilipollas". Pero robas este tipo de cosas.

Y en tu discoteca estaba Alanis dándolo todo.
Yo lo veo así, como una película tipo la de Cómo ser John Malcovich. Por cierto, ¿has visto el vinilo con las cenizas?

Sí, de hecho estaba preguntando por aquí si era real que está relleno de las cenizas del piano que quemasteis en el videoclip de La niña de la linterna o si era un poco marketing.
Es de verdad, nos costó muchísimo. Cuando quemamos el piano, yo me intenté ir para no verlo. No era algo morboso, es que me dolía profundamente ver cómo ardía. Ahora, celebré que no tuvieron cojones de quemarlo entero: hay partes de acero, o todo el marfil de las teclas, que se mantuvieron. Y estuvo ardiendo cuatro horas. No pudieron terminar con él. Yo tengo las teclas y los pedales en casa. Me llevé souvenirs.

"No hubo cojones de quemar el piano entero. Las teclas y los pedales no ardieron y me los llevé a casa"
pablo lopez con las cenizas del piano que quemó en el videoclip de la niña de la linterna
WILMA LORENZO

Eso es como conservar los huesos de una momia...
No, ahí ya me estaría volviendo loco. Más todavía.

Te suelto otra referencia musical: el arranque de KLPSO me lleva al disco Kamikazes Enamorados, de Quique González.
No conozco ese disco de Quique González, me gustaría escucharlo más porque para mí es terreno desconocido, seguro que si lo empiezo a escuchar me emociona. ¿Lo dices por el sonido de la 335? (se refiere a la guitarra eléctrica). ¿Te cuento cómo la grabé? Es el motivo por el que la canción se llama "colapso".

Que yo había leído como Calipso, si te soy sincero…
Ya, la verdad es que no hay manera de leer ‘colapso’ ahí, hay que reconocer que me dejé llevar por la emoción y nos equivocamos. Pero mira, también es algo que contar. Volviendo a ese momento, la canción se llama así porque fue el punto más… el ruido más ensordecedor que hay, porque mi vida estaba en silencio total. Tenía una 335 que estaba desquintada y un Fender. Yo no soy guitarrista eléctrico ni mucho menos y rompí todas las reglas del sonido porque yo solo quería grabarme, tiré un micrófono al suelo, eran las 12 de la mañana y no me había precisamente levantado a desayunar… Lo que está en el disco es la primera toma, se escucha hasta la silla del piano que cruje. Está tocado de una manera tan desgarradora… Supongo que eso es lo que te conecta con la música de Quique González. Vinieron dos guitarristas, uno en Barcelona y otro en Bristol, para intentar reproducirlo, pero me quedé con esa toma aunque mi ingeniero, Max Miglin, me amenazara de muerte. Quise dejar esa pureza en la canción.

"En 'KLPSO' dejé mi primera toma de la guitarra aunque mi ingeniero me amenazara de muerte"

Estas son las cosas mágicas de la música, sin saber nada de eso a mí esa cuerda me tocó de manera especial.
Mi ‘secretaria’ te está aplaudiendo de fondo (risas), porque cuando estábamos en Inglaterra ella insistía en dejar la toma original pese a que la guitarra estaba desafinadísima y se escuchaba la silla.

Yo tenía un cuestionario muy distinto preparado para ti, pero esta charla me ha gustado mucho más.
Ha sido un gustazo, me voy de esta entrevista aprendiendo muchísimo… Y que sepas que lo de Uninvited lo voy a explotar a niveles de leyenda.