Es una de las voces soul con mayor carisma y una máquina de fabricar números uno desde hace medio siglo, un prodigio que nació un 13 de mayo de 1950 en Míchigan. Se llama Stevlan Hardaway, pero todo el mundo le conoce como Stevie Wonder.

Es uno y muchos a la vez: la maravilla que fichó por la Motown con apenas 11 años, el adolescente de contagiosa sonrisa, el sumo sacerdote del funk setentero, o el gran proveedor de hits romanticones en los ochenta. Tres decenas de hits y veinticinco premios Grammy, algo que ningún otro solista ha conseguido, dan fe de su arrollador talento en todas y cada una de sus reencarnaciones. En Esquire hemos querido rendirle homenaje a través de una selección personal e intransferible de algunas de sus grandes canciones.

I just called to say I love you

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No se entienden los ochenta y lo que representan, en cuanto a producciones esplendorosas llenas de almíbar, sin este incontestable hit que lo vendió todo e incluso se llevó un Oscar y un Globo de Oro a la mejor canción original como banda sonora de La mujer de rojo.


Superstition

Con la ayuda de luminarias como Berry Gordy o Jeff Beck, el cantante sacaría adelante una canción irreprochable que supondría el primero de toda una serie de números uno para el artista durante los años setenta.


Part time lover

Stevie Wonder consiguió hacer suya toda la parafernalia synthpop de rigor reinante en los ochenta para llevarla a su terreno, consiguiendo una fresquísima composición pop que, aún hoy, sigue siendo la banda sonora perfecta para amores de telenovela.


Sir Duke

Justifica varias décadas de desvaríos protagonizados por el saxofón en composiciones de música pop. En serio, este homenaje de Stevie Wonder a Duke Ellington exonera de toda culpa a Kenny G.


Higher ground

Aunque muchos llegaron a esta canción a través de la versión de Red Hot Chili Peppers, admitamos que la versión original del cantante, en toda su gloria setentera, no tiene rival.


Uptight (Everything’s alright)

Un adolescente Stevie Wonder facturaba este esplendoroso tema en plena era de subidón de la Motown, convertido desde entonces en clásico básico de allnighters de todo el planeta.


Living for the city

Una inspiradísima pieza funk en la que Wonder aborda de manera directa el racismo, a través de las desventuras de un joven sureño.


I wish

La mejor canción de Songs in the key of life, que probablemente sea mejor disco del artista, cohesiona letra autobiográfica con una demostración canónica de sonidos soul de los setenta.


For once in my life

Esta pura delicia Motown sería también interpretada por las Supremes, los Temptations o los Four Tops, pero la versión de un jovencísimo Stevie Wonder es irresistible.


Don’t drive drunk

A día de hoy todavía no tenemos claro si quien decidió que sería buena idea hacer que un invidente protagonizase una campaña de la Dirección General de Tráfico era un genio o un ingenuo, pero lo cierto es que, más allá de la guasa, la canción que servía de banda sonora para el anuncio era estupenda.