Estamos ya en el tercer mes del año y parece claro que, por ahora, la mejor serie de 2024 está en Disney +. Shogun lleva solo cuatro capítulos pero, con su mezcla de El último samurái y Juego de tronos nos está conquistando a todos. La historia de un inglés llegado a un Japón medieval al borde de la Guerra Civil es un relato apasionante lleno de luchas de poder, que trata con respeto y mesura las tradiciones japonesas sin caer en exotismos baratos. Es, además, una serie bélica que le da la misma importancia y tensión a cualquier conversación y gesto que a una batalla. Como en la ya legendaria serie de HBO, en Shogun hay luchas más apasionantes libradas con la mirada que con las espadas.

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Vale que no estamos ante una serie de fantasía como la nacida de la mente de George RR Martin, pero la ficción que adapta la novela de James Clavell tiene el mismo peso dramático en torno a otro juego de tronos. Esta vez conquistar el trono de hierro es convertirse en Shogun. Pero esta batalla crece en interés y se hace más accesible a nosotros al ser narrada a través de los ojos del occidental recién llegado, siempre desubicado, entre temeroso y fascinado, por las costumbres y filosofía de los samuráis.

Todavía quedan 6 de los 10 episodios que compondrán esta ficción de alta categoría, pero algo que ya podemos aplaudirle es que cada uno de los cuatro emitidos ha sido mejor que el anterior. Y eso es una gran señal. El martes 12 le tocó el turno a Las ocho vallas, un episodio que podríamos definir como la calma antes de la tempestad. El "haijin", ahora nombrado "hanamoto" se ve obligado a tomar una consorte y a vivir en una casa con sirvientes a cambio de su entrenamiento y enseñanzas militares. De recuperar su barco y a sus hombres, sus verdaderas peticiones, no sabe nada. Pero es en este intercambio de costumbres cuando la serie despega y es que si fuésemos a ver una tradicional batalla samurái no haría falta haber puesto la figura del hombre blanco.

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John, que es piloto de barco y no militar, decide enseñarles a disparar con sus cañones de forma precisa. Y no contra otros barcos sino contra infantería, contra personas, contra samuráis. No llegamos a ver como se tomaría Toronaga-San este desvío de las honorables batallas samuráis y es que la guerra comienza sin su permiso. Tras desahogar John y Mariko la tensión sexual que llevaban arrastrando, los cañones de John son utilizados para volar por los aires a las tropas del emisario rival, completamente desprevenidas.

Un ataque a traición que no solo es poco elegante en las formas. Acostumbrados a los limpios cortes y heridas de las katanas y flechas, los enemigos alcanzados por cañones quedan desmembrados, destrozados. Es una escena brutal, gore y explícita, especialmente porque alguno de ellos siguen vivos mientras gritan la conclusión obvia de esta escena. Esta guerra no será una guerra samurái, el bando de los protagonistas ha elegido, sin permiso de su líder, luchar como los "barbaros occidentales".

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Puede que en Shogun no haya posibilidad de ver un dracarys que queme vivo a los enemigos, pero estas balas de cañón han tenido el mismo efecto y todavía más sangrientas consecuencias. La guerra ha empezado, y esperamos que Shogun vaya todavía a mejor con ella.