Hace 53 años, el diario británico The Daily Mirror anunciaba que Paul McCartney abandonaba The Beatles. McCartney había acompañado el día anterior los materiales de prensa relativos a su disco de debut en solitario con un cuestionario en el que daba a entender que no volvería a trabajar con sus compañeros de grupo, y la noticia pronto corrió como la pólvora por todo el mundo. Este gesto se interpretó como que era él el último responsable de que el grupo se separara. Había más cosas detrás, eso los fans y los periodistas lo tenían claro, pero se tomó esa decisión, ese detalle como una prueba de muerte y desde entonces se responsabilizó a Paul McCartney como el último responsable de la separación de The Beatles. Sin embargo, 51 años después, McCartney concedió una entrevista a BBC Radio 4, en la que aseguró que él no fue el culpable. "John entró un día por la puerta y nos dijo: 'Me voy de The Beatles'. ¿Es eso instigar una separación o no?", revela McCartney en la entrevista.

"Este era mi grupo, este era mi trabajo, esta era mi vida, así que quería que continuara", asegura McCartney en dicha entrevista. “Yo no instigué la división. Ese fue Johnny llegando un día y diciendo: 'Me voy del grupo'”, insiste McCartney.

"La cosa es que John estaba haciendo una nueva vida con Yoko", explica en la entrevista. "John siempre había querido separarse de la sociedad porque, ya sabes, fue criado por su tía Mimi, que era bastante represiva, por lo que siempre buscaba liberarse". McCartney aventura que las nuevas pasiones de Lennon con su esposa Yoko Ono, como los “bed-ins for peace” de 1969 en Montreal y Amsterdam, eran incompatibles con que el grupo continuara escribiendo y grabando juntos.

Otra nota curiosa de la entrevista es que, según McCartney, Lennon calificó con sencillez la decisión de irse como "bastante emocionante" y "más bien como un divorcio".

Pero volviendo a abril de 1970... Aunque el gesto de McCartney conmocionó a fans y periodistas, propiamente dicho, no acababa de ser algo sorprendente. Desde 1966 se había ido produciendo un lento y aparentemente inexorable deterioro de la banda que hacía que la verdadera incógnita no fuese si iba a ocurrir o no, sino cuándo y cómo. En ese año John Lennon, George Harrison y Ringo Starr habían convencido a Paul McCartney para que The Beatles no volviesen a actuar en directo.

A esta aparente desgana a la hora de hacer giras se unió la llegada de Sargent Pepper’s Lonely Hearts Club Band, un disco en el que McCartney había asumido la principal fuerza creativa, algo que no acabó de gustar a un John Lennon que atravesaba una aguda crisis existencial, ni a un George Harrison que pujaba por ampliar su cuota de protagonismo en la composición de canciones del grupo.

Portada Mirror
Mirrorpix//Getty Images

La muerte por sobredosis accidental del manager de The Beatles, Brian Epstein, se revelaría también como un factor fundamental. Epstein había demostrado tener una gran capacidad para mantener en orden los egos de los cuatro de Liverpool, y había realizado una gestión eficiente de la vertiente empresarial de la banda. Sin él, y con importantes retos por delante, The Beatles tuvieron que tomar decisiones empresariales para las que no estaban del todo preparados, y ver cómo McCartney daba un paso al frente en lo musical.

Una de ellas fue emprender un proyecto cinematográfico y sonoro como Magical Mistery Tour, una especie de experimento lisérgico que tuvo, al menos en su vertiente como película, una acogida poco entusiasta.

La experiencia espiritual propuesta por George Harrison, enormemente interesado en todo lo que tuviese que ver con la India por aquella época, llevó a todo el grupo a ponerse en manos de Maharishi Mahesh Yogi, un gurú religioso, en un retiro de meditación trascendental en el norte de la India en el que también estaba presentes otros artistas como Donova, Mike Love, de los Beach Boys, o la actriz Mia Farrow.

El contacto con el gurú tuvo inicialmente efectos altamente liberadores en lo creativo para el cuarteto, pero todos se fueron distanciando paulatinamente del personaje. Lennon volvió de la India especialmente decepcionado, lo que se sumó a una crisis artística y personal. El resultado fue la ruptura con su esposa, Cynthia, y la entrada en su vida de la artista norteamericana de origen japonés Yoko Ono.

En este clima revuelto llegaría el conocido como Álbum Blanco, un ambicioso disco doble que parecía más una amalgama de discos en solitario que el trabajo de un grupo. En medio de crecientes tensiones y de un clima general en el que los cuatro de Liverpool parecían estar más pendientes de desarrollar sus propias ideas y proyectos, aún vendrían Yellow Submarine, banda sonora de la película de animación homónima, y Abbey Road, una indiscutible obra maestra que, en retrospectiva, llegaría en el momento más difícil, tras unos difíciles preparativos de un disco-película que se acabaría por convertir en Let it be, último disco del grupo, y grabado de manera ciertamente caótica y por separado.

Ultimo concierto beatles
Express
Esta fue la última vez que los cuatro Beatles tocaron juntos.

Entre amagos de abandono por parte de George Harrison o John Lennon, la difícil integración del nuevo manager, Allen Klein, y con algunos hitos como la última actuación de la banda en directo en la azotea de las oficinas de sus Apple Studios, la necesidad de no perjudicar el lanzamiento de Let it be parecía lo único que evitaba que The Beatles volasen definitivamente por los aires.

La presión acumulada durante largos meses, el descontento con las labores de producción del último disco de los Beatles en manos de Phil Spector y la eventual luz al final del túnel que McCartney parecía vislumbrar gracias a su disco en solitario acabaron por precipitar algo que parecía inevitable, que concluirá a finales de 1970 con un litigio por la disolución contractual del grupo más importante de la historia de la música pop.