Mi estilo musical es muy bastardo, muy poco purista. Se basa en el contraste entre intimidad, preciosismo y ruidismo. Cuando uno tiene una carrera larga y es solista, no una banda –como es mi caso–, es normal que el estilo sea más permeable y haya una evolución, porque no tocas siempre con la misma gente. También me marcan las circunstancias. Si mañana entrara en la cárcel, haría un disco de guitarra y percusión, pues sería lo que tengo a mano. Si ponen a mi disposición una orquesta –en septiembre actuaré con la Joven Orquesta Sinfónica de Burgos–, también la utilizo.

Rebuscar entre los viejos vinilos de flamenco de mi padre ha dado lugar a mi último disco, Un hombre rubio (El Segell del Primavera). Al escuchar su música, reapareció su fantasma después de 25 años muerto. Hacía mucho que no pensaba en él porque en los últimos años tuvimos una relación conflictiva. Pero me salió una letra a borbotón con métrica de romance. A los dos días, me di cuenta de que esa noche había sido el aniversario de su muerte. Y como me pareció una señal, escribí la canción e hice un ritual, que fue ir a su tumba y cantarle con mi guitarra en lugar de llevarle flores. Antes había dado un paseo por su ruta favorita, el sendero Schmidt de Navacerrada, vistiendo su traje impoluto de tres piezas. Una amiga lo documentó en vídeo.

Mis padres se enamoraron de España durante su viaje de novios. Él, ingeniero danés, aprendió español leyendo el Romancero gitano, de Lorca. Cuando él murió, no vinieron los familiares de Dinamarca porque había perdido el contacto con ellos, pero sí acudieron sus amigos gitanos al velatorio. Ese es un elemento muy lorquiano.

Estoy orgullosísima de haber puesto chas y aparezco a tu lado en el cancionero popular español. Se canta en karaokes, en bodas... Me hace gracia que todos se sepan la letra, pero no saben que la he escrito yo. La confianza que me dio el haber sido capaz de hacer un éxito como este me permitió dedicarme a la música.

preview for ¡Chas! La canción que aparece a tu lado durante 30 años

Se me da bien aprender porque soy una persona un poco obsesiva. Primero componía con guitarra acústica, luego con eléctrica, después con piano y ahora en el ordenador. No digo que aprenda bien, pero sí rápido. El lado bueno de tener una personalidad un poco obsesiva es que te conviertes en un buen autodidacta; el malo, que a veces gastas demasiada energía en cosas que podrían ser más sencillas. Está bien convertir tus defectos en virtudes, ¿no?

Bowie, Violeta Parra, St. Vincent, Vainica doble... En la banda sonora de mi vida hay fijos y muchas incorporaciones. Hay muchos artistas y muy diversos que me han influido.

Mi yo interior no tiene sexo. Lo tengo clarísimo. Mi identidad más profunda no es ni hombre ni mujer.

El talento está repartido por igual entre los sexos y las razas. Si las personas que han hecho grandes aportaciones al progreso de la humanidad han sido hombres blancos no es porque el resto no tengan talento, sino porque no ha habido oportunidades. Esa es la cuestión que tenemos pendiente ahora mismo.

El año de la revolución femenina ha surgido con la incorporación de una generación de jóvenes en condiciones de precariedad, despojadas de las herramientas de futuro que nosotras sí tuvimos, que se dan cuenta de que la igualdad es una falacia. Entonces se da una conexión entre esa generación y las que ya estábamos desde hace años aisladas y ninguneadas porque hablábamos de feminismo, de Simone de Beauvoir, de Silvia Federici...

Los años que estuve criando niños tenía muy limitada la capacidad de hacer giras. Entonces me dedicaba más a componer y a grabar. Lo que nunca he hecho es abandonar la actividad musical. Cada tres o cuatro años he sacado disco.

La sacralización de la maternidad y del útero no me parece justa. No creo en la sublimación de la feminidad ni creo que una mujer que sea madre sea distinta de la que no. Tener un hijo es traer a una persona al mundo a la que hay que cuidar. Es más un acto de generosidad que de realización. La maternidad es egoísta si solo piensas en ti y en los tuyos. En este sentido, hay que dejar un legado que sea algo más que plástico y basura.

El paso del tiempo es más constructivo que destructivo. El problema es la percepción que tienen los demás de ello. El tiempo vivido es parte de nuestro patrimonio. El tiempo lo vas ganando, no lo vas perdiendo.

En la foto, Rosenvinge lleva vestido de Just Cavalli y anillo de Daniel Espinosa ESTILISMO Nacho Piñel MAKE UP Noemí Nohales (Talents) PRODUCCIÓN Gabriela Aranzabal

Christina Rosenvinge actuará en el Festival Noroeste (7-12 de agosto en A Coruña) y en el Festival de la Luz (9 de septiembre en Boimorto, A Coruña).