Aunque se construyó en 1928 fue en los años 40 cuando la Estación Internacional de Canfranc (Huesca) vivió su máximo esplendor. Este espectacular edificio servía como conexión entre Francia y España a través de los Pirineos y era una de las estaciones más grandes de la época con todo tipo de servicios, desde puestos de monedas a aduanas pasando por sucursales de correos, telégrafos y hasta oficinas de hacienda. A pesar de su grandiosidad, en los años 70 la estación cayó casi en desuso y, medio siglo después, abre como el hotel de cinco estrellas Canfranc Estación, a Royal Hideaway Hotel. Su interiorismo, obra del estudio Ilmiodesign, rinde tributo a ese esplendoroso pasado del edificio, un viaje en el tiempo a través de la época dorada del ferrocarril en Europa.

El hotel, gestionado por Barceló Hotel Group, se ubica en la antigua zona de viajeros y ha tomado como inspiración la estética vintage de las estaciones y los trenes de lujo largo recorrido, aunque incorporando detalles actuales. Así, los interioristas Andrea Spada y Michele Corbani han logrado que el hilo conductor común en todo el proyecto sea la época dorada del ferrocarril de los años 20, aunque creando una personalidad propia para cada espacio con mobiliario y lámparas diseñados a medida.

canfranc hotel
Manolo Yllera
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El lobby es, sin duda, el espacio más monumental del hotel al ubicarse en la zona de viajeros de la estación. Por un lado, se ha recuperado el suelo original de la parte central que se ha combinado con tonos piedra para las paredes y molduras blancas. “Como elemento central del hall, se encuentran las antiguas escaleras que daban acceso a la estación y que dividen a un lado la zona de recepción, y a otro, una zona de sofás y bancadas”, cuentan desde el estudio Ilmiodesign.

Otro elemento especial es la recepción del hotel, un gran mostrador diseñado a modo de las taquillas de las grandes estaciones del siglo XX con acabados en madera de nogal y elementos metálicos en bronce. C0mpleta los espacios sociales la sofisticada biblioteca con un diseño inspirado en los cafés de tertulia parisinos de la primera mitad del siglo XX. Cuenta con una zona de coctelería, elementos en cuero y latón y unas espectaculares ventanas que lo conectan con el paisaje y lo convierten en uno de los espacios más luminosos.

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Canfranc Estación, a Royal Hideaway Hotel cuenta con 104 habitaciones en dos plantas, todas ellas cuentan con vistas al Pirineo Aragonés, en las que reina la sensación de confort y el dinamismo a través de distintos elementos y materiales. Destacan, por ejemplo, los rastreles de madera en paramentos y techos que van conformando la estética de la habitación y guiando al huésped.

“También en los tejidos se ha querido plasmar un plus de personalidad, es el caso de los cabeceros de terciopelo en estampado gráfico que recuerdan a los tapizados de los asientos de los vagones de los años 20”, cuentan desde el estudio de interiorismo.

Además, se han recuperado las antiguas ventanas de las habitaciones utilizándolas ahora como marcos de fotos históricas de los exteriores de la estación. Una forma de rendir tributo al pasado de una estación, a los pies de los Pirineos, que ahora vive una esplendorosa segunda vida.

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Manolo Yllera
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www.barcelo.com

www.ilmio.design

Vía: ELLE Decor ES