No es fácil imaginarse una vida sin patatas fritas. Estos bastones dorados, grasientos y adictivos están por todas partes, desde las guarniciones en los platos combinados de los tugurios de carretera hasta las altas cocinas en sus versiones más refinadas... ¿cómo prescindir de ellas a estas alturas? Com lo que nos ha costado perfeccionar la receta de las patatas fritas a la freidora de aire hasta que quedaran crujientes, hombre. No íbamos a privarte de este manjar donado a la especie humana por los dioses de las hamburguerías sin un motivo de peso, pero la mala noticia es que quizá sí que lo tengamos: un grupo de investigación chino ha identificado una relación entre el consumo de alimentos fritos —en especial, las patatas— y el riesgo de sufrir ansiedad y depresión. Si llevas cinco años devorándolas como un oso desde que aquel estudio japonés sugirió que las patatas fritas de McDonald's podrían frenar la calvicie, te traemos otra ración de ciencia que seguro te quitará las ganas de seguir comiéndolas.

Suelta esa patata ahora mismo: los fritos, por muy ricos que estén, podrían aumentar el riesgo de ansiedad y depresión

aquí se comen las mejores patatas fritas del mundo
Getty Images
¿Notas cómo te miran fijamente?

Cientíticos de Hangzhou, en China, han encontrado relación entre el consumo frecuente de alimentos fritos y sendos aumentos en el riesgo de sufrir ansiedad y depresión del 12% y el 7%, respectivamente. En especial, el mayor peligro se ha detectado en sujetos que toman patatas fritas habitualmente, frente a aquellos que no las comen.

Los alimentos pasados por aceite son de sobra conocidos como cómplices de determinados factores de riesgo para la salud alimentaria y unas papeletas fantásticas para la lotería de la obesidad y los problemas de presión arterial. En este caso, sin embargo, el equipo de investigadores chinos sugiere que los fritos podrían estar también detrás del riesgo de padecer ansiedad o depresión. Según la investigación, esa relación es todavía más fuerte en el grupo de los consumidores hombres y jóvenes.

El paper advierte de que el impacto de la comida frita en los casos de ansiedad y depresión podría venir por su efecto en la metabolización de lípidos y la neuroinflamación. No obstante, los investigadores aclaran que los resultados son preliminares y que no se puede hablar de una causalidad directa entre los problemas psicológicos y los alimentos fritos. Aun así, el artículo, publicado en la revista académica Proceedings of the National Academy of Sciences, subraya "la importancia de reducir el consumo de alimentos fritos para la salud mental".