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Como cada año que el verano empieza a asomar en el horizonte, los festivales de música comienzan a sucederse. Sin embargo, lo que fue una auténtica revolución musical en las últimas décadas lleva años convertido en un producto masivo, masificado y cuya experiencia se ha visto bastante desmejorada. Por un lado, el postureo de las redes y la necesidad de retransmitir en nuestros perfiles nuestros looks o momentos musicales parece haber relegado la música a un segundo plano. Por el otro, cada vez son más los grandes festivales cuyo cartel indica una selección bastante poco personal o con alguna intención, simplemente enfocada a atraer al mayor número de gente. Y sí, el exceso de personas también va en contra de esa experiencia, haciendo que la llegada y salida de los recintos sea tan incómoda como el hecho de intentar llegar a una barra a por una bebida o comida (a precio de oro).
La experiencia festival con la que muchos despertamos a la adultez empieza a ser solo para los veteranos más cafeteros, los más comprometidos con la fiesta por la fiesta o los más jóvenes, ávidos de experiencias sin miedo ninguno a incomodidades y con necesidad de transmitir disfrute a través de sus redes sociales hambrientas de contenido y "experiencias". Pero, aunque el dinero siga entrando y las entradas continúen agotándose, las cosas deben de cambiar. Por eso, nos llamó tanto la atención nuestra experiencia en Posidonia, un pequeño festival en Formentera llevado de la mano de Estrella Galicia que cuida el espacio, el aforo y, además, apuesta por la gastronomía. Sin embargo, admitimos que este festival de menos de 500 personas es una excepción que podría confirmar la regla, una experiencia muy limitada y exclusiva que nada tiene que ver con los festivales masivos.
Sin embargo, 1906, cerveza hermana de Estrella Galicia, ha permanecido en su tierra natal para crear otra cita más grande pero con un espíritu similar. Hablamos de Portamérica, que este 4, 5 y 6 de julio celebra su edición número 12 con el siguiente cartel.
El festival continúa apostando por reunir artistas latinos de ambos lados del atlántico con una mezcla diversa en la que encontramos a Vetusta Morla, El drogas o Arde Bogotá junto a Aitana o Juanes. Sin embargo, para que este festival sea diferente hay que hacer cosas diferentes. Más allá de su apuesta ecológica y sostenible "desde antes de que estuviese de moda", el festival siempre ha destacado por su apuesta gastronómica. La cita se convierte cada año en la cocina efímera más grande del mundo. Por supuesto, 1906 pone la cerveza, pero la comida del festival la crean, con la dirección del gallego y estrella Michelin Pepe Solla, un gigantesco cartel de chefs estrella (literal y metafóricamente) como Artur Martínez (Aúrt), Begoña Rodrigo (La salita), Javi Estévez (La Tasquería), Javi Olleros (Culler de Pau), Maca de Castro (Maca de Castro) o un Diego Guerrero (DStage) que sirvió además de maestro de ceremonias en la presentación del Festival en Madrid a la que pudimos asistir.
Un total de 600 metros cuadrados con 30 chefs y 18 estrellas Michelin reunidas (ni Masterchef...). La intención, aunque parezca una locura, es la de asegurarse de que los días del festival sean mucho más que unos para escuchar música entre multitudes con mala bebida, comida e incomodidades. De hecho, el propio Diego Guerrero aseguró que la capacidad de convocatoria de chefs del festival viene dada por el buen ambiente entre los cocineros, los músicos y el espacio. Incluso dijo que era casi sus vacaciones aunque allí vayan, desde luego, a trabajar.
Crear una buena experiencia, eso, nos aseguran, es la intención desde cerveza 1906, la marca detrás del ya veterano festival. Desde luego, si podemos comer bien, estar cómodos y escuchar la música que nos gusta todo fluye mucho mejor, incluida la idea de un festival de música en pleno 2024. Si en un futuro podemos decir que Portamérica era un festival "adelantado a su tiempo" es que las cosas habrán ido bien.
