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Los gemelos han fascinado a la humanidad desde antes incluso de conocer que existía algo llamado el genoma humano y que esto era lo que nos hace tan parecidos o tan distintos. Basta leer las decenas de relatos que existen desde el origen de los tiempos sobre hermanos idénticos en los que uno representa el bien y el otro el mal, por ejemplo. O podríamos imaginar, también, una nueva versión de la misma historia de gemelos: ¿y si uno de ellos se hiciese vegano y el otro no? ¿Cómo cambiarían?
Es lo que han puesto a prueba en una investigación reciente. Y es que los experimentos con gemelos siguen siendo uno de los diseños experimentales más queridos por los investigadores. Una oportunidad única para investigar en la vida real fuera del laboratorio cómo, descartadas las variables genéticas por ser idénticas, distintos factores ambientales afectan a las personas.
En este caso los sujetos experimentales han sido Hugo y Ross Turner, dos hermanos idénticos dedicados a los deportes de aventuras. Ambos han aprovechado varias veces esta afición común para colaborar con el Departamento de Investigación sobre Gemelos del King’s College de Londres (Reino Unido). Al compartir el mismo ADN, pueden comparar qué estrategia, entrenamiento o régimen es mejor para su físico.
En esta ocasión la variable a examen ha sido la dieta. Los gemelos y los investigadores trataban de responder a una pregunta recurrente en las cenas navideñas: ¿qué es mejor una dieta orgánica con las proteínas de la carne, como ese cordero que te han servido en el plato, o una dieta vegana que renuncie a todo alimento de origen animal? La carne -y especialmente la carne roja- es rica en proteínas, pero también tiene sus contraindicaciones. ¿Permitiría un estudio con gemelos salir de dudas, saber cómo dos cuerpos idénticos y con el mismo metabolismo cambian de manera distinta según la dieta? No te vamos a dar esperanzas, aquí no vas a encontrar una respuesta definitiva. Pero merece la pena conocer los resultados.
Según recoge BBC, a lo largo de 12 semanas los hermanos dividieron su dieta. Hugo comenzó una dieta vegana mientras que Ross continuó su dieta habitual con carnes y productos lácteos. Se acabó eso de ir a los restaurantes vegetarianos juntos, o la costumbre de compartir plato en los restaurantes especializados en carnes.
Hugo, el sujeto experimental, cuenta que durante las primeras semanas tuvo que superar las ganas de comer carne, leche y queso para alimentarse principalmente de "frutas, nueces y castañas", además de ingerir más alimentos integrales. Una dieta vegana, pero equilibrada en todo momento, controlando que los niveles de azúcar en sangre fueran estables. Sin caer en los mitos y mentiras de aquellos alimentos supuestamente saludables.
Para controlar variables extrañas, ambos recibieron la misma cantidad de calorías diarias y realizaron idénticos entrenamientos físicos durante todo el periodo. No había, tampoco, momentos de ayuno discriminados para uno u otro de los hermanos. El ayuno intermitente tiene beneficios, contraindicaciones y peligros que podían poner en riesgo el experimento.
Los resultados, lamentablemente, son poco conclusivos. Al cabo de las 12 semanas ambos apenas reflejaron diferencias: notaron mejoras en los niveles de colesterol, el porcentaje de grasa o la diabetes de tipo 2; pero nada que pueda situar la balanza al favor de una u otra dieta. Ambas son buenas opciones si están equilibradas. Al final, como concluye Tim Spector (profesor de epidemiología genética en la universidad), todo depende de la calidad de la comida y no tanto de que una dieta u otra sea más saludable.
Más interesantes son, en cambio, las experiencias subjetivas de los dos hermanos. Cuenta Hugo que durante el tiempo que duró el experimento se sintió “más lleno durante el día” y que “parecía tener más energía”. En cambio, Ross tuvo algunos altibajos, “días con picos de energía y momentos con prolongaciones de fatiga”. ¿Minipunto para la dieta vegana? No tan claro, al fin y al cabo ellos son deportistas profesionales y tú, probablemente, no. Los investigadores advierten que no podemos extrapolar directamente sus experiencias.
Lo más valioso del experimento es una lección que cuenta Ross Turner, el “gemelo carnívoro”. Contrastar su dieta con la de su hermano le hizo darse cuenta de que lo que solemos llamar una dieta "normal" está muy lejos de serlo. "Pude ver la cantidad de alimentos procesados que estaba comiendo", contó.
Comas lo que comas, la clave está en cuidarse.
