El próximo domingo, conoceremos a los ganadores de los Oscar de la Academia, en la supondrá la ceremonia número 91 de la historia. La gran fiesta del cine llega con polémica, sin presentador y con entregas de varios premios como Mejor Cinematografía y Mejor Edición durante las pausas publicitarias para evitar que se alargue y muchos espectadores dejen de ver la gala.

La categoría a mejor película llega más fracturada que nunca, demostrando la situación de una Academia dividida tras la llegada de nuevos miembros (popular vs. cinematográfico, Netflix vs. estudios tradicionales). Por tanto, creemos que en esta ocasión, el premio más emocionante se dará este año en la competición por el premio a la mejor actriz.

Tres de las aspirantes - Yalitza Aparicio por Roma, Lady Gaga por Ha nacido una estrella y Melissa McCarthy por Can You Ever Forgive Me?- no han logrado convertir sus nominaciones en victorias en los otros premios de la temporada, mientras que las otras candidatas han arrasado y todo apunta a que se vivirá un duelo en la cumbre entre dos tremendas actrices muy diferentes.

Glenn Close actualmente posee uno de los récords más tristes de Hollywood: la persona qe más veces ha recibido nominaciones al Oscar sin conseguir ganar en las siete ocasiones en las que fue candidata. Esto la coloca como la máxima favorita, ya que la Academia a menudo suele premiar a los candidatos más sufridos cuando llega al punto en que ya no pueden mirarlos a los ojos (¿recordáis que DiCaprio finalmente ganó por El Renacido, a pesar de estar lejos de su mejor papel?)

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La actuación más impresionante, sin embargo, es la de Olivia Colman, cuyo papel en The Favourite ya ha merecido una victoria en los premios BAFTA esta semana. Por supuesto, ya sabemos que a los británicos les encanta premiar al talento patrio. Pero es cierto que un triunfo en los Oscar sería la mejor decisión que haya tomado la Academia en años, y no solo como señal de paz previa al Brexit.

Si bien la representación de Close de la estoica y silenciosa esposa de Joan Castleman es una exploración sólida (y oportuna) sobre mujeres olvidadas, la monarca desordenada y maníaca que interpreta Colman es un tipo de rol femenino que se ve aún menos en la gran pantalla.

En la piel de la reina Anne, Colman se mueve entre la manía y el regocijo, se eleva sobre una ventana abierta mientras pretende saltar o se mueve por el castillo con un destello de locura en sus ojos. Se requieren muchas tablas en el arte de la actuación, y tener mucho poder de convicción en la pantalla para gritar ferozmente a un criado "¡Mírame! ¡Cómo te atreves! ¡Cierra los ojos!", para lamentarse posteriormente diciendo "todo el mundo me abandona" mientras observa saltar por la habitación a los 17 conejos que representan a sus hijos muertos. Es el tipo de rol en el que Colman se destaca como una maestra en recorrer la línea trágica y la comedia.

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Colman ha sido un pilar muy importante de la televisión británica durante sus dos mejores décadas, con papeles como el de Sophie, la ex esposa fantasma de Mark, en Peep Show, la vengativa madrina en Fleabag, y un papel desgarrador como víctima de abuso doméstico en Tyrannosaur, de Paddy Considine, un papel sobre el que ella misma dijo, tal vez prematuramente teniendo en cuenta la evolución de su carrera, que "No creo que me vaya a sentir más orgullosa de ningún trabajo".

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ITV
En el papel de Angela Burr en El infiltrado (2016)

En la misma entrevista, Colman reveló que había sido admitida en The Footlights, la compañía teatral dirigida por los estudiantes de la Universidad de Cambridge, después de que le pidieran "vender un cigarrillo como si fuera un pedazo de comida" y, ante un público asombrado, dijo: "Está delicioso y bueno para ti" antes de tragárselo.

Este carácter audaz ha vuelto a surgir en los discursos de aceptación que ha pronunciado durante esta temporada de premios, proporcionando un ligero alivio de las infinitas gracias a Dios y a los agentes. "Me monté en un jet privado, comí constantemente durante la película, y fue brillante", dijo en su discurso de los Globos de Oro, después de agradecer a "sus zorritas" Emma Stone y Rachel Weisz.

Su discurso en los BAFTA fue igualmente memorable, mezclando humor caústico ("Estamos viviendo una noche increíble, ¿no? ¡Ya nos cabrearemos más tarde!") Con un modesto encanto ("Por lo que a mí respecta, las tres somos ganadoras"). Salió del escenario después de prometer tallar los nombres de sus co-estrellas en el premio.

Los Oscar no se otorgan por tener una gran personalidad, por supuesto, ni para apoyar una historia de cuento de hadas de tesoros nacionales británicos que sobreviven cuando peor van las cosas. Pero el triunfo de Colman demostraría que la Academia está dispuesta a ir contracorriente. Apoyaría la idea de que recibir un premio por una soberbia actuación en los Oscar es la forma definitiva de ser reconocido tener talento como actriz o actor, y que el trofeo no es un agradecimiento por aparecer cada año en un grupo de elegidos cada vez más obsoleto.

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Recibiendo el Globo de Oro por su actuación en The Favourite el pasado mes

Con Colman, la Academia tiene la oportunidad de rendir homenaje a una actuación en una película que resulta atractiva para el público, pero también es estilísticamente audaz. Pueden apoyar a un 'nuevo' talento (en términos de Hollywood), en lugar de someterse nuevamente a la vieja guardia. Pueden señalar que una actuación cómica matizada puede (y debería) tener el mismo valor una interpretación dramática con cara de acelga apenada (con todos los respetos).

Premiar a esta mujer con el premio a la mejor actriz sería su mejor decisión en años. Y si no lo hacen por todas las razones anteriores, lo podrían hacer solo por pensar cuánto les ayudaría su discurso de agradecimiento en cuestiones de índices de audiencia.

Vía: Esquire UK