Apenas era un adolescente cuando Jon Rahm (Barrika, Vizcaya, 1994) verbalizó su objetivo en la vida: llegar a ser el número uno, el mejor golfista del mundo. Por aquel entonces ya se le intuía un talento descomunal, pero muchos pensaron que había que rebajar esas expectativas por el bien del chaval. Se equivocaron. A base de trabajo y de colmillo, este deportista que no entiende la vida sin mirar lo más arriba posible llegó a la cima del ranking mundial en 2020. Y ya ha ganado dos majors. Y su reciente fichaje por el LIV (el circuito saudí) lo ha convertido en el deportista español mejor pagado de la historia. Aquel adolescente, al final, se quedó corto.

Ahora, el vasco está a apenas una semana de su cita más importante de la temporada, de regresar al lugar donde el año pasado abrazó la gloria y se abrochó su primera chaqueta verde en el Masters de Augusta, el torneo más prestigioso y exclusivo de la historia del golf. Y volverá a Georgia (EEUU) luciendo de nuevo en su muñeca un Rolex, la marca que confió en él aun antes de convertirse en profesional y que este año celebra el 25 aniversario de su colaboración con el torneo que todo golfista quiere ganar una vez en la vida. Los tres últimos vencedores, de hecho, son jugadores 'testimoniales' (la marca no los llama embajadores) de Rolex: en 2021 fue Matsuyama quien se vistió de verde, en 2022 fue Scheffler (actual número uno del mundo) quien se puso la chaqueta y, el año pasado, fue el de Barrika quien tocó el cielo del golf.

jon rahm
Thomas Laisné
Jon, con su Rolex Oyster Perpetual Datejust.
jon rahm
Thomas Laisné

En cuanto a la historia del torneo, nadie ha conseguido hasta ahora igualar las seis victorias de Jack Nicklaus, icono viviente de este deporte. Quien más a tiro lo tiene es el incombustible Tiger Woods que, si bien es cierto que no pasa por su mejor momento, con los kilates de golf que este deportista lleva dentro nunca se sabe lo que puede pasar. España puede presumir de ser, tras EEUU, el país con más número de victorias: dos de Severiano Ballesteros, otras dos de Chema Olazábal, una de Sergio García y otra de Jon. Cualquiera de estos dos últimos podría conseguir la segunda en escasos diez días pero, si hay que apostar todo al verde, lo hacemos por Rahm, que llega en un momento dulce y deseando demostrar que, juegue el circuito que juegue y le escueza a quien le escueza, sigue siendo una de las grandes referencias del golf mundial. Su trabajo le ha costado.

Es muy difícil que te acuerdes, pero nos conocimos hace mucho tiempo...
No caigo...

Año 2011, Campeonato de Europa de Golf Adaptado en Murcia...
¡Uf, cómo no me voy a acordar de aquello!

Prefiero que seas tú quién cuente qué hacías allí...
Resumiendo, estaba castigado. Cualquiera que siga el golf sabe que juego con cierto nivel de pasión e intensidad y, cuando era más joven, aunque no lo crean, era bastante peor que ahora. Llegó un punto en que la Federación decidió imponerme disciplina y el castigo fue hacer de caddie a un jugador español que juega en silla de ruedas. Sé que ellos buscaban que cogiera cierta perspectiva que me ayudara a no enfadarme tanto en el campo, pero mi carácter viene dado por la competitividad y las ganas de ganar que por otra cosa.

Mi carácter no es algo malo para la competición, otra cosa es aprender a expresarlo. Sigo teniendo mis malos momentos, pero he mejorado mucho.

Esa ambición entiendo que sigue intacta. ¿Cómo has logrado que juegue a tu favor y no en tu contra?
El cambio viene con la experiencia: creces, vives más cosas, conoces gente que ha tenido problemas parecidos y poco a poco vas mejorando. Pero lo que hay que entender es que mi carácter no es algo malo para la competición: hace que juegue mejor el 99,99% de las veces. Otra cosa es aprender a expresarlo. Sigo teniendo mis malos momentos, pero en general he mejorado mucho.

jon rahm
Matthew Lewis/R&A//Getty Images
Jon Rahm, en un torneo en Bilbao con 17 años.

Siendo adolescente, también hiciste unas declaraciones en las que dijiste que tu objetivo era ser número uno del mundo. Hubo quien se llevó las manos a la cabeza. ¿Tienes la sensación de haber callado muchas bocas?
Mi objetivo no era abrir ni cerrar bocas. Me refería a que quería lograr algo increíble, yo trabajo así, me gusta ponerme objetivos fuertes y trabajar duro para intentar conseguirlos. Y dije que quería ganar 18 grandes, llegaré o no, pero pongamos que me quedo a mitad de camino y gano 9, sería increíble igualmente. Y es eso a lo que me refería. Pero cuando dices algo así va a haber gente que no lo puede entender, igual se ríen de ti, te llaman arrogante o chulo, flipado, subido, como quieras llamarlo. Y se me llamó todo eso, aunque yo de carácter en realidad soy bastante humilde, simplemente tengo mucha ambición. Pero también hubo muchos deportistas con los que hablé y lo entendían. Igual ahí lo que aprendí fue qué cosas decir y qué cosas no decir a la prensa, o a según qué personas. Pero sí hubo gente, incluso en el mundo del golf, que me dijo cosas, y algunos de ellos rectificaron pronto. También entiendo que jugadores que lo han intentado y que no lo han conseguido, incluso que no han conseguido ni ganar un grande, dijeran "este no sabe ni de lo que habla", porque es muy difícil. Y es verdad que no sabía de lo que hablaba, pero simplemente yo quería ponerme un objetivo. Y ya he conseguido dos grandes, que es increíble.

No solo tu palmarés (19 victorias profesionales, dos grandes, dos Ryder Cup...) habla por ti: también las marcas que te apoyan, como Rolex, emblema de la elegancia. ¿Qué valor le das a esto?
Muchísimo. Que confie en mí una compañía que lleva casi 60 años apoyando el golf y a jugadores legendarios como Arnold Palmer, Jack Nicklaus o Gary Player es increíble. Quiere decir que ven algo importante en mí, dentro y fuera del campo. Para el que no me conozca, soy muy diferente cuando compito, es casi como si fuera dos personas distintas. Es un honor ser parte de esto.

El tiempo en el golf es muy importante. Hay swings muy lentos que han pasado a la historia, como el de Ernie Els o Fred Couples, y otros mucho más explosivos como el tuyo. ¿Esto tiene alguna relación en cómo uno es fuera del campo?
Mi swing está muy adaptado a mis condiciones físicas. Tengo el pie derecho zambo, por eso es un poco más corto. Además yo jugué mucho a pala, hice mucho remo, y ambos son movimientos rápidos y cortos. Creo que tiene que ver más con eso que con que yo sea acelerado fuera del campo. De hecho soy bastante más relajado de lo que la gente cree.

Más allá del golf, otra de las razones por las que creo que Rolex se fijó en mí fue por mi capacidad de expresarme

Más allá del juego, eres una voz autorizada dentro de la élite del golf. Cuando habla Rahm, se le escucha. Esa capacidad que tienes para expresarte, ¿también se entrena?
Esto me hace una gracia de cuidado, pero no lo he entrenado nunca. Creo además que fue otra de las razones por las que Rolex se fijó en mí, por mi capacidad de hablar. Empecé el colegio en euskera, luego dos años de bachiller en castellano, luego la universidad en EEUU en inglés, donde además se trabajan mucho las presentaciones en público... puede que tenga que ver con todo eso. Creo que siempre he sabido decir lo que quiero decir sin resultar agresivo. Igual también tiene que ver con ser español y vasco: nos gusta tanto discutir que acabas aprendiendo.

jon rahm
Logan Whitton
Jon celebrando su victoria en el Masters de Augusta.

Estás a punto de defender tu victoria de 2023 en Augusta. ¿Cómo le explicarías a alguien que no sepa de golf lo que significa jugar aquí?
Para que la gente lo entienda, creo que lo mejor es ponerlo en el contexto de otro deporte. Entrar en Augusta sería como para alguien del Madrid caminar por el túnel de vestuarios e ir al centro del campo del Bernabéu en una final de Champions. O jugar en la central de Wimbledon si te gusta el tenis. Da igual las veces que haya jugado este torneo: cada día allí siento el mismo cosquilleo en el estómago. Es algo con lo que has soñado toda tu vida y que se hace realidad una vez al año.

Tú ya sabes lo que es ponerse la chaqueta verde de ganador, pero lo que mucha gente no sabe es que hay que devolverla. Corre el rumor de que Seve no lo hizo con las dos que ganó. ¿Algún plan al respecto?
Me creo que Seve se las quedara, pero los tiempos han cambiado y yo no me la voy a jugar: la voy a devolver. Lo importante es haberla ganado. Haber contribuido como español a ese palmarés es un orgullo.

jon rahm
Christian Petersen//Getty Images
Scottie Scheffler, vencedor en 2022, poniéndole a Rahm su chaqueta verde de ganador del Masters el año pasado.

Supongo que eres consciente de la cantidad de españoles que fuimos ese lunes a trabajar con ojeras.
Sí, y lo agradezco, muchas gracias a todos por seguirlo. A mí lo que más me sorprendió es la cantidad de gente que se quedó para ver también la ceremonia, lo sé por los datos de audiencia. Fue muy especial que tanta gente se quedara frente a la tele para verme a mí con esa chaqueta. Es difícil de explicar. De hecho cuando te das cuenta en realidad de lo que has conseguido es a la mañana siguiente, cuanto te despiertas y ves que la chaqueta está allí. Y dices, esto es verdad.

Fallar un último putt de un metro, en Augusta o en cualquier otro grande, puede suponer ser segundo en lugar de primero, y una diferencia de más de un millón de euros. ¿Esto se te pasa o se te ha pasado por la cabeza en algún momento de tu carrera?
No, en ese momento el dinero es la última de tus prioridades, no es un problema.

¿Regresar de EEUU cuando me retire? No pienso tan a largo plazo, pero es una opción, la calidad de vida en España es difícil de igualar

Seve ganó cinco grandes y que le alcances parece cuestión de tiempo. Pero él siempre se quejó de que se le valoraba más fuera de España. En ese sentido, ¿ya le has superado?
A ese respecto mi sentimiento es completamente contrario al suyo. La adoración que siento en España no la siento en ningún lado. Es increíble. En Inglaterra Seve era Dios, pero es verdad que en España el golf aún no tenía mucho desarrollo. De ahí la famosa historia de que cuando estaba a punto de ganar su primer Open Britático, TVE cortó la señal para pinchar las carreras de caballos. Hoy en día ha cambiado mucho, no hay nada comparable a jugar en España, aunque añada algo de presión.

jon rahm
Patrick Smith//Getty Images
El golfista vasco, dedicándole en su discurso la victoria en el Masters del año pasado a Severiano Ballesteros, fallecido en 2011.

Hablando de España, eres un tío al que le gusta mucho comer (no hay más que ver el menú que ha elegido para la cena de campeones de Augusta). Has nacido en uno de los lugares del mundo con mejor gastronomía, y te has mudado a EEUU, uno de los que peor fama tiene. ¿Cómo lo llevas?
A ver, es la verdad. Hay comida buena, pero hay que saber dónde. No es lo que gocé viviendo en Euskadi, que vas por la carretera, paras en cualquier caserío por ahí perdido y se come de maravilla. Creciendo allí no me di cuenta pero, una vez salí dije, uf, qué duro es esto. Se echa de menos. Pero en todos los países si pasas suficiente tiempo y estudias un poco puedes encontrar ciertos restaurantes, ciertos platos y ciertas cosas que hacen muy bien y que merecen la pena. Aunque igual no tienes la variedad que tienes en España.

¿Te imaginas regresando cuando dejes el golf profesional?
Ni idea, estamos hablando de cuando tenga 50 o 60 años, depende de cómo me cuide. Faltan 30 años para eso, mis hijos serán adultos, espero tener nietos... No soy alguien que piense tan a largo plazo. Pero es una opción, la calidad de vida en España es difícil de igualar.

Ciertamente queda mucho, pero ¿te ves viviendo de las rentas?
No, me veo comentando golf en la tele. Me encanta este deporte y tener que cortar de raíz después de llevar toda la vida jugando sé que no lo llevaría muy bien. Me encantaría seguir relacionado con el golf, y la tele me lo permitiría. Así que lo haría, sin duda.

Te quedaste fuera de los últimos JJOO por culpa del covid. Este año todo apunta que irás a París. ¿Qué valor le das a una medalla olímpica?
Hasta Tokio el golf llevaba más de cien años sin ser olímpico, así que entiendo que de momento para este deporte no sea tan importante como para otros. Pero para mí sí lo es. Igual ganar un oro en golf en París da igual, pero dentro de 50 años tendrá el valor que merece. Ojalá pueda conseguirlo: contribuir al medallero de tu país es algo que pocos pueden hacer en la historia del deporte.

El golf está lleno de apodos: Tiger, El Oso Dorado, El Tiburón Blanco, La Morsa... ¿Preferirás que los libros de historia te recuerden como Rahmbo o como El León de Barrika?
Mira, aquí en EEUU si dices El León de Barrika la gente no tiene ni idea de lo que hablas. Apenas unos pocos que sepan de fútbol y que sepan que soy fan del Athletic lo van a entender. Lo de Rahmbo es más fácil para ellos... pero a mí El León de Barrica me gusta un poco más.

jon rahm
Ben Jared//Getty Images
La cartera donde Jon lleva su tarjeta cada ronda, customizada con uno de sus apodos y el escudo del club de su vida.