Está de moda, nunca mejor dicho. Y lo que le queda. Lorenzo Caprile triunfa desde hace ya seis temporadas con Maestros de la costura, en La 1 de TVE. Conocido también por haber vestido a rostros conocidos como la reina Letizia, Lorenzo es mucho más. En realidad, es el puro arquetipo de hombre renacentista. Tengo ante mí a una de las personas más cultas y educadas que he conocido. Tengo la convicción de que ha triunfado en el mundo de la alta costura, aunque sé que no le gustan las etiquetas, pero podría haberlo hecho en cualquier otro campo que se hubiera propuesto. ¿Su secreto? El trabajo incansable, desde que presentara en Madrid su primera colección en 1993. Desde entonces le acompañan la coherencia consigo mismo y una gran autoexigencia, siempre desde la humildad, que le aportan una tranquilidad y una seguridad que, a buen seguro, le otorgarán muchos más triunfos en su carrera.

¿Te sientes más español que italiano o viceversa?
De sentirme algo, me siento madrileño, porque cuando estás en Italia eres español; cuando estás aquí eres algo raro. Los nacionalismos y los -ismos me dan mucho miedo.

Es cierto, estamos de -ismos hasta al moño. ¿Y qué tal con Maestros de la costura? Termináis ya la sexta temporada.
Las audiencias van bien, estamos contentos. Esperemos que haya una séptima.

¿Qué te gusta de la televisión?
Mi equipo, mis compañeros, que son ya como una familia: María, Paloma y Raquel. Esas diez semanas de grabación son como ir de campamento, como ir de vacaciones con los amigos.

¿Qué es lo que más te gusta de este formato de éxito?
Depende. Los exteriores, aunque sean un poco paliza por esos viajes de 48 horas. Interactuar con los aprendices. Los invitados que traen, compañeros de profesión, que de otra manera no hubiera conocido. De cada temporada recuerdas más unas pruebas que otras. En esta hemos tenido una, cerca de Barcelona, en un lugar en el que hacen una especie de piel a partir de los residuos de la piña, que me parece una cosa muy friki y muy loca.

¿Qué opinas de la sostenibilidad?
Es un objetivo a muy largo plazo. Controlar hoy todos los procesos de la fabricación de una prenda de vestir y que todos los pasos sean sostenibles es prácticamente imposible. Lo más sostenible, en este momento, es consumir ropa de segunda mano, que ya está hecha y merece una segunda oportunidad. Las marcas que dicen que son sostenibles tal vez lo sean en algún proceso, pero ¿cómo lo controlas desde la fabricación de los hilados para las distintas telas? En una prenda hay muchas: el tejido principal, la fornitura, las entretelas, los forros. Controlar que todas esas hilaturas sean sostenibles, que la fabricación de ese tejido lo haya sido, que la de la prenda, con todos sus materiales, hasta un botón, lo haya sido es complicado.

"Basquiat y yo éramos dos frikis en Nueva York que se olisquearon. Nos frecuentamos. Era muy especial"
a man talking to another man
Pablo Sarabia
Caprile con Euprepio Padula durante la entrevista.

¿En qué momento de tu vida decidiste tu camino?
Muy joven. En 1981, con 14 años.

¿Qué te dijeron en casa?
El que abrió brecha fue mi hermano mayor, Pasquale, uno de los gemelos. Dijo que quería ser fotógrafo y le costó un poco más, sobre todo por parte de mi padre. Yo no tuve problemas. Lo que sí nos dijo mi padre a Pasquale y a mí fue, y puede sonar un poco heteropatriarcal, pero me da igual, que nos dedicáramos a lo que quisiéramos, pero que en estas profesiones un poco fuera de lo común o llegabas a ser primera espada o la vida podía ser triste. Tenía razón. Mi hermano fue uno de los grandes fotógrafos publicitarios de los 80 y los 90, y trabajó para Nuevo Estilo, que ahora es de este grupo. Fue uno de los fotógrafos de cabecera. A mí tampoco se me ha dado mal.

¿Cuáles son las claves de tu éxito?
Trabajar. Talento tenemos todos, pero al final lo importante es el trabajo y la disciplina. Hay días que te quedarías en casa, pero al final te obligas. Trabajar y aprender de los errores es fundamental.

Estudiaste moda entre Nueva York y Florencia. ¿Cómo fueron aquellos años? Conociste a Basquiat. ¡No sé si se enamoró de ti!
No. Más bien éramos dos frikis que se olisquearon. Mi escuela estaba cerca del Chelsea Hotel, que era zona de artistas. Nos frecuentamos. Era muy especial. Creo que estaba ya enfermo cuando le conocí, aunque me enteré después. Llegué a Nueva York en el curso 1985-1986 e hice allí tres semestres. Estaba el tema del sida, que fue una auténtica razia. Todos los locales comenzaron a cerrar. Había un cine porno, justo enfrente de mi escuela, que también cerró. Fue una época terrible, muy cruda.

“La vida de Coco Chanel fue fascinante, pero la de Balenciaga no. Lo más fascinante de su carrera fue su relación con el franquismo”

¿Qué te aportó Nueva York? ¿Tienes la sensación de haber aprovechado al máximo esa experiencia?
Tenía que haber sido más gamberro. Fui demasiado responsable. La aproveché porque me tomé muy en serio aquellos semestres. Me pateé las mejores tiendas, Madison Avenue. La parte oficial y académica la aproveché: el Metropolitan, sus espectaculares medios y su maravillosa colección de arte, pero tenía que haber sido un poco más canalla.

¿Cuáles han sido tus referentes en la moda?
Si tengo que destacar a alguien, no solo por su trabajo o por su estilo sino por su personalidad, por la vida que tuvo, porque era políticamente incorrecta y porque era Leo como yo, a Coco Chanel.

¿Qué te ha parecido la serie sobre Balenciaga?
Como todas las series de Disney, una superproducción maravillosa de ver. Alberto San Juan está sobresaliente. Es uno de los mejores actores de España. También lo es el trabajo de Bina Daigeler, de su equipo de vestuario, y el trabajo de arte, aunque no conozco al responsable. Sobre eso no tengo nada que decir. Pero lo que cuenta es Disney, una fantasía.

El personaje es fascinante, ¿no te parece?
No. Chanel sí que fue fascinante. Se acostó con todo el mundo y conoció a todo el mundo de la época: a la vanguardia, a la aristocracia. Innovó y fue pionera. Balenciaga era de casa al taller y del taller a casa. Viajó una vez en su vida a Nueva York.

Me choca cómo vivió su homosexualidad en aquella época de la dictadura.
Su relación con el franquismo ni se menciona y es lo más fascinante de su carrera. En cuanto a lo de hablar vasco, vamos a cerrar un paréntesis, o vascuence, no quiero ser políticamente incorrecto.

"No me gusta cómo ha cambiado todo Madrid. Me alegro por la economía, pero es ya un parque temático"

Me chocó que estuviera toda su vida en el armario.
Es Disney. Muy bonito de ver, como Pocahontas. Creemos la leyenda y la convertimos en una historia de amor maravillosa. Los españoles en Sudamérica se mezclaron, follaron, hicieron de todo, y los ‘pocahontianos’ los pasaron a todos a cuchillo. Quedan cuatro, muertos de asco, en una reserva. Luego los malos son los españoles. No hay un Disney español.

Has trabajado en teatro y en cine. ¿Te gustan esos mundos, aparentemente diferentes al de la moda?
En cine solo en una película y me di cuenta de que era incompatible con el taller. Con el teatro sí, perfectamente. En ópera un poquito. El mes que viene se estrena en Valencia Un ballo in maschera. En el caso de la ópera tiene que ser una propuesta concreta y en la que yo conozca mucho al director. Es arte. En teatro hay un par de proyectos que espero cerrar. Mi director oficial, Eduardo Vasco, nuevo director artístico del Teatro Español, debuta con Luces de Bohemia en octubre y, en breve, empezaremos a prepararlo.

¿Alguna modelo de referencia o una que adoras?
Eugenia Silva, la madrina de Maestros de la costura. Una mujer bellísima y una gran profesional, además de empresaria de moda. ¡Cada vez que ha venido al taller en nuestro primer episodio nos ha ido fenomenal! ¡Cuando no ha venido, nos ha ido fatal!

¿Eres supersticioso?
Muchísimo.

¿Cuál es el color que nunca te pones en un estreno?
No, para los colores no lo soy. Lo que llevo fatal es que se me rompa un espejo.

¿Te ha ocurrido?
Sí. No duró siete años, pero tuve un par de ellos fastidiados, y eso que hice todas mis brujerías [risas].

Has vivido buena parte de tu vida en Alonso Martínez. ¿Te gusta cómo ha cambiado el barrio?
Vivo allí desde 2001. Ya hacía vida allí porque muchas de mis tiendas preferidas están al lado, y Chueca, además de que tengo muchos amigos allí. No me gusta cómo ha cambiado todo Madrid. Me alegro por la economía, que se convierta en una gran capital internacional, pero es ya un parque temático. Todo muy cuqui, pero entras en un restaurante o en un supermercado ecológico y son todos iguales. De esa tienda de barrio con mostrador de formica, de ese bar con el suelo lleno de palillos, queda poco.

Hablemos de la industria de la moda.
No me gustan las etiquetas. Me preguntan por la industria aragonesa o de otros lugares y lo que hay son industrias globales, grandes grupos. En España contamos con uno que ha cambiado las reglas: Inditex. Tenemos otro que es Puig, que de forma discreta, como son los catalanes, se lleva su buen mordisco. Luego está la moda de autor, que en general, no solo en España, está en un momento de crisis. Me considero un modista, con su taller en Madrid de confección artesanal, de mucha calidad y en el que somos lo más exigentes posible. No hacemos alta costura, porque eso son palabras mayores de cuatro o cinco casas en París que son las que pertenecen al sindicato. Yo voy por libre y trato de ser coherente, sin estar en ninguna asociación. No hago desfiles ni estoy dentro de lo que se considera la moda española oficial.

"Sí vestiría a Yolanda Díaz, más que estilo tiene un buen físico. En el taller hemos tenido a personas de todo el arco ideológico"

Has vestido a la reina Letizia cuando era princesa, a rostros conocidos y también a gente anónima. ¿Qué es más complicado?
No se puede generalizar. Depende de las personas y de su momento vital. En un momento puede ser maravilloso y seis meses después todo puede torcerse. Con estos encargos mediáticos, que muchos otros compañeros buscan, hay que tener cuidado. A veces son caramelos envenenados. Tanto si salen mal como si salen bien, porque te pueden colocar fuera de juego y puede haber gente que deje de ir a tu taller porque solo vistes a famosas.

¿Qué sueños y proyectos tienes por cumplir?
Hacer una reforma en el taller y si las leyes laborales lo permiten, ampliar equipo, pero cada vez lo ponen más complicado. Ser ahora un pequeño empresario en España es complicado. El Gobierno hace leyes pensando en grandes grupos, no en los pequeños. Esas subidas del salario mínimo hacen que, a lo mejor, tengas que despedir a una persona porque no salen las cuentas.

¿Vestirías a Yolanda Díaz?
Sí.

¿Te gusta su estilo?
Más que su estilo creo que tiene un buen físico: alta, con piernas bonitas. Es muy agradecida. La ropa le sienta bien. En el taller hemos tenido a personas de todo el arco ideológico.

¿Visten bien los políticos o deben respetar algún código?
Los códigos van cambiando. El uniforme de Chanel es ahora el colmo de la corrección política y la exquisitez. Si lo sigues a rajatabla, se te ve como una señora de cierta edad, conservadora, de mentalidad clásica. Cuando ella debutó, en plena época eduardiana, era revolucionaria e indignaba a la gente. Recibía incluso insultos. Sí creo que hay postureo. Voy al Parlamento como me da la gana, pero para los Goya alquilo un esmoquin. Esas incoherencias me chirrían.

¿Salen buenos diseñadores de Maestros de la costura? ¿Alguno ha triunfado?
¿Qué es triunfar?

Vivir de la moda.
Que abran sus talleres y saquen adelante un negocio, sí. También hemos servido para que algunos se hayan dado cuenta de que ese no era su camino. Respecto a quienes nos ven, se ha perdido el miedo a la costura, a la máquina de coser y se ha conseguido que coger un bajo no sea un drama. Hay que mancharse las manos. Detrás de cada prenda, hay procesos complicados que como profesional hay que saber hacer.

Asistente de fotografía: david martínez · Maquillaje y peluquería: Nuria Gárgoles (Mery Makeup)

*Este artículo aparece publicado en el número de abril de 2023 de la revista Esquire

portada de abril de 2024 de la revista esquire
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