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"¿No te han llamado nunca para un desfile?”, le pregunta nuestro director de moda, Jesús Cicero, a Marcos Martínez (Soto del Real, 1984) cuando comprueba lo bien que defiende el primer look. “Me encantaría que me pagaran por andar, pero no”, dice riéndose. Y es que Marcos, más conocido como Grison en La resistencia (una coproducción de Movistar Plus+ y El Terrat), tiene ese no sé qué, llámese flow, fotogenia, telegenia... “Mola este plano. ¿A ver si es que vas a gustar?”, le dice la fotógrafa, Ana Ruiz, mientras él se mueve frente a su cámara como pez en el agua. No por casualidad, su presencia en el late night de #0 ha ido in crescendo sin darnos cuenta. Eso ha provocado que levante muchas pasiones, también de las bajas (no en el sentido que estás pensando), como puedes comprobar en el vídeo superior en el que se enfrenta a sus haters de las redes sociales.

¿Cómo llegas a La resistencia? No habías hecho tele antes, ¿no?
Yo trabajaba en el musical de Mayumaná, que entonces hacía un mix con canciones de Estopa en el Teatro Rialto, y en ese momento estaban allí David Broncano y Ricardo Castella con El club de la comedia. Yo ya conocía a Ricardo, porque entonces hacía demostraciones de The Loop Station [un grabador de frases al que se le pueden ir sumando capas], con mini actuaciones en tiendas. A Ricardo le molaba mucho este aparato y le había resuelto un par de dudas, así que, cuando volvimos a encontrarnos en el Rialto, me dijo que le apetecía meter una banda en directo, pero que no tenían mucho presupuesto. “Montáis algo Ricardo y tú, cuando salga y entre un invitado...”, dijo David. Así que mi papel iba a ser de músico. Claro que también el programa iba a durar tres meses y llevamos cinco años.

grison la resistencia beatbox
Ana Ruiz
Camisa de Duarte, pantalón y americana de Sandro y zapatos de Camper.

En el programa parecéis un grupo de amigos pasando el rato. ¿Ese es el secreto de vuestro éxito?
Sí, la verdad es que nos hemos relajado demasiado [risas]. Es como cuando se sacan las oposiciones de bombero, que empiezan a engordar... Al principio estábamos en tensión, pero ahora hay días que se me olvidan las cámaras y todo.

“Al principio estábamos en tensión, pero ahora hay días que se me olvidan las cámaras y todo”

Pero ¿no sigues un guión?
Ninguno. Yo voy solo a grabar media hora antes de que se emita, y muchos días no sé ni lo que hay. Llego, me hago unas dominadas, me ducho y a grabar. Hay días mejores y peores, pero creo que estamos muy en forma en este sentido.

¿Cuál es para ti el programa más especial que habéis hecho?
El de mi abuela es un recuerdo para toda la vida. También el de Albert Pla, que dio una entrevista muy surrealista. Y el de Ian Gillan, el cantante de Deep Purple, porque me he pasado toda la infancia escuchándolo y tenerlo ahí fue genial.

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¿Qué tipo de música te mola?
Yo vengo de la música de los 70, el funk, el rock setentero: Deep Purple, Black Sabbath... y el comienzo del heavy metal. Los 80 están más elaborados y molan, pero la de los 70, el guitarreo, es lo más... En casa de mi tía había una guitarra y descubrí el punteo. Me flipé con los solos de Jeff Beck, Jimi Hendrix... Me gusta toda la música, pero sobre todo la que no te hace tonto, la que te sorprende y te cuesta escuchar. La música del sota, caballo y rey, el reguetón de nueva generación con letras infantiles y consumistas, no me gusta. Tendrían que decir: “Invierte en activos, cómprate un buen piso en Vallecas y el día de mañana tendrás un subsidio”. Sin embargo, te dicen que te compres un cochazo y aparentes. Tiene que haber música para todo: romántica, que te haga pensar y música para follar también, pero no solo. Tuve un profesor que lo explicaba muy bien: “El ritmo va al sexo, la armonía al cerebro y la melodía al corazón”, decía. Y yo creo que se abusa mucho del ritmo.

“Me gusta toda la música, pero sobre todo la que no te hace tonto, la que te sorprende“

¿Qué formación musical tienes?
Yo estudié magisterio musical, estuve ejerciendo siete años de profe de música en la escuela municipal de instrumentos de Tres Cantos. Allí daba lenguaje musical, tenía un coro de niños (treinta tantos o cuarenta) de los 4 o 5 a chavales 18 y 20. Pero después me di cuenta de que era más bien un animador sociocultural, porque en la mayoría de los casos los niños están allí porque sus padres les han apuntado, pero no porque quieran aprender música realmente. Es muy difícil que los niños estudien en su casa y se lo tomen en serio y yo no tenía paciencia para ser animador sociocultural toda la vida. Es muy gratificante enseñar cuando a quien enseñas aprende y se van notando resultados. Yo todavía tengo contacto con algunos y la mayoría no se han dedicado a la música, lo han dejado todo. Así que me desanimé y un día le eché valor, lo dejé y empecé a meterme en musicales.

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Ana Ruiz
Cardigan de Gant, pantalón y americana de Sandro.

¿Y cómo llegaste al beatbox? La primera noticia que tuvimos de que esto existía fue Loca Academia de Policía, al menos en mi generación. Tú eres algo más joven…
No te creas, soy del 84, ya estoy en oferta. Sigo en el mercado, pero de oferta (risas). El de Loca Academia de Policía no hacía beatbox del todo, pero sí Michael Winslow fue el primero que vimos haciendo beat box. Aunque antes que él estaba Rahzel, que hizo un anuncio de la MTV, un negro gordote que fue quien me cautivó a mí [se pone a imitarle].

Es curioso: tienes imagen de canalla y, sin embargo, un discurso serio, y veo que te mantienes en forma y cuidas lo que comes....
Es que hasta ahora me había dado a la mala vida, también por desconocimiento. Pero empecé a salir de ahí, a reducir el azúcar, y el cuerpo me pidió hasta cortarme el pelo. Hasta me he enganchado al deporte... En casa estamos muy nazis ahora y sólo comemos la fruta que se da en el tiempo y el lugar en el que estamos. Comerse una papaya en Madrid aporta mucho más azúcar del que vas a necesitar aquí, porque esa fruta está pensada para la gente que vive en las zonas en las que se comen, para quienes viven allí y en esas condiciones. Y por eso tienen más azúcar.

“Empecé a salir de ahí, a reducir el azúcar, y el cuerpo me pidió hasta cortarme el pelo“

Y he visto en tus redes que practicas baños de agua fría.
Sí. Empecé porque mi chica lo hacía. El primer día me metí en La Pedriza y no podía ni respirar, pero la segunda vez pude un poco más. Yo lo hago sobre todo por superar la barrera psicológica, por lo bien que te sientes después y cómo eso te ayuda a superar otras situaciones con estrés.

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Ana Ruiz
Marcos lleva camisa y pantalón Benetton y americana de Sandro

Te vi en el programa de Movistar+ Buen trabajo tirándote desde un trampolín a veinte metros. ¡Eso sí que es superar barreras psicológicas!
[Risas] Eso lo hacen los baños de agua fría y todas estas cosas, enfrentarte a la vida de otra manera. Aunque la otra época de estar por ahí, la destroyer, era necesaria. La de salir de casa un viernes y volver un domingo... Pero, ahora mismo, si me fumara un porro por la mañana me tendría que acostar, y cuando me bebo dos copas me levanto reventado. Es veneno.

¿Te ves en el futuro teniendo tu propio programa?
A mí me gusta salir de mi zona de confort, así que si me dan un programa, genial. No sé por dónde va a salir la vaina, pero la verdad es que me gustaría escapar un poco de tanta exposición. Todavía voy en Cercanías, pero hay determinados ambientes en los que me achicharran muchísimo. Tengo la música, estoy montando un local para tocar y hacer actuaciones... Ya veremos.

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Ana Ruiz
Camisa de Sandro, chaleco de Gant y pantalón de Uniqlo.

En el vídeo Grison lleva camisa de United Colors of Benetton. Asistentes de fotografía: Idoia Vitas y Andrea Pascual/Asistente de estilismo: Martina Tacchini. Maquillaje y peluquería: María Salamanca (Mery makeup)/ Editora de fotografía y producción: Carolina Álvarez. Vídeo: Diego Rueda/ Edición: Antonio Rubio Ortiz.

*Este número aparece publicado en el número de abril de 2023 de la revista Esquire