Desde que instauramos la sección de los haters en Esquire, nunca nos había costado tanto encontrar material explosivo contra un personaje como en el caso de Yolanda Ramos. "¡Ay, qué buena noticia! ¿Habéis mirado en Forocoches? Ahí hay un gran material que os puede servir…", dice con coña a quien escribe, después de asegurarme que está convencida de que nos conocemos de algo.

La realidad es que nunca habíamos charlado hasta este encuentro en El Patio Mahou, un espacio que surge del compromiso de la marca de cervezas de generar encuentros entre personas que nos hacen vivir mejor, como es el caso. Ni Yolanda, conocida, ni yo, desconocido (y ultramegafán, evidentemente), sabemos que los pocos improperios que hemos localizado contra ella en redes nos iban a dar tantísimo juego en el vídeo que puedes (y debes) ver arriba. Y que, insistimos, no responde en absoluto a la tónica general de su recepción mediática, que va en línea opuesta.

Es cierto que su Noemí Argüelles de Paquita Salas, ese ser humano de background inescrutable que ha cambiado la forma de hablar de una generación entera, como un Chiquito 2.0, se lleva una buena parte de los halagos, pero el aplauso general venía ya de la era de La Cubana y Homo Zapping, también de su histórico "me debes 25.000 pesetas" que ahora se lee como un zasca premonitorio del caso José Luis Moreno. Unos pocos vieron la semilla de Noemí en su personaje en Bienvenidos a la familia (si no te suena esta serie, ya tienes deberes en Netflix), y otros muchos se quedaron locos con sus niveles extremos de idas de olla en un concurso familiar como Tu cara me suena.

yolanda ramos, con una cerveza mahou
Fernando Vázquez

¿No puede llegar a ser un incordio que todo el mundo te diga eres la mejor, la reina de la comedia, la diosa de PS Management? "No, no cansa nunca nunca –responde ahora un poquito más en serio–. Es un pozo sin fondo. Ese temible ego del que habla todo el mundo, del que te tienes que deshacer… Todavía no lo he conseguido. Quizá es porque, en una época donde no existían las redes, la gente te lo decía a la cara y tuve bastante. Así que me encanta darme baños de masas, sobre todo cuando estoy baja de moral. De repente lo lees y te dices, 'oye, mira, que sí que vales'".

De hecho reconoce que lee casi todo lo que dicen de ella en Twitter, Instagram y el resto de redes, también los comentarios negativos: "Tengo que admitir que me dan morbo algunos. O de repente me sueltan un insulto gordo y me hace mucha gracia". En estos últimos meses ha recibido más leña por su apoyo a Rocío Carrasco, también por su curiosa defensa a Blas Cantó en ese universo de surrealismo paquitasalero que es Eurovisión, pero su manera de encajarlo es, simplemente, gloriosa. Para ver su reacción, insistimos, debes darle al play al vídeo de arriba.