Santiago García y Javier Olivares fueron premio nacional de cómic en 2015 con Las Meninas, una obra que daba mil y una vueltas y vidas al cuadro de Diego Velázquez y han vuelto en 2020 con La Cólera, cómic lanzado días antes del confinamiento que ahora, con las librerías otra vez abiertas, llega a las manos de los lectores.

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Javier Olivares - Astiberri
Portada de La Cólera

La Cólera toma como punto de partida la historia de Aquiles en La Ilíada de Homero para experimentar, reflexionar y jugar con ese material pero también con el concepto de Europa, las pulsiones humanas o la propia existencia. 240 páginas en las que el tándem creativo más en forma del cómic español (y, muy posiblemente, uno de los más únicos del mundo) desarrollan una idea pensada por y para el formato de cómic.

También ha hecho posible que Esquire hable, por separado, con los dos autores del que, se puede decir abiertamente, es uno de los cómics más importantes que va a dar 2020. Dos retos diferentes, pero retos, al fin y al cabo.

Santiago García, guionista (aunque a él no le convenza esta definición), es un entrevistado implacable con el que no se puede bajar la guardia en ningún momento: hay que ir luchando pregunta a pregunta. Javier Olivares, dibujante de cómics e ilustrador, seduce con la serena tranquilidad con la que desglosa el cómo y por qué de lo que hace. Ambos son conversadores apasionados y apasionantes, con los cuales no es difícil perder la noción del tiempo.

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Javier Olivares - Astiberri
Una página de La Cólera

Pese a que Santiago García es uno de los contados guionistas españoles que se puede permitir publicar de manera regular en el atomizado panorama editorial patrio, él aclara: “aunque es un término que viene bien para entendernos, no pienso en mí como guionista de cómics, me considero coautor de cómics junto con los dibujantes con los que trabajo”.

Y el listado de obras destacadas en su haber es grande: Beowulf, junto a David Rubín; El Vecino, junto a Pepo Pérez (convertida en exitosa serie de Netflix) o ¡García! junto a Luis Bustos. Y, sin embargo, todo comenzó con Javier Olivares.

Orígenes (no tan) Secretos

“Santiago y yo nos conocemos hace muchos años empezamos la relación más cercana a

través una revista que se llamaba U una revista de crítica de cómics, y estábamos un grupo de gente que luego hemos tenido carreras distintas”, cuenta el dibujante, que añade que García “quería pasar de la parte de crítica y de traducción a algo más personal, a escribir y me ofreció Beowulf, un proyecto que nunca acabé, pero fue nuestro primer proyecto juntos”

Beowulf fue un fracaso un poco porque yo no conseguí sacarlo adelante”, cuenta Javier Olivares. “era mucho más joven y no supe medir cómo enfrentarme al trabajo: una novela gráfica te puede llevar dos años de tu vida y esa gestión del esfuerzo la tienes que aprender. Yo la aprendí de la peor manera posible, fracasando en el primer intento”, añade.

“El hecho que Javier quisiese trabajar conmigo cuando yo no había publicado nada, me dio más impulso para escribir”, recuerda Santiago García, que acabaría completando Beowulf (otro Beowulf, claro) junto al dibujante gallego David Rubín.

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Javier Olivares - SM

García y Olivares se tomarían la revancha de este proyecto fallido a través de diversas colaboraciones, como una adaptación al cómic de El extraño caso del doctor Jeckyll y mister Hyde (SM, 2009), entre otros. El dibujante cuenta, por ejemplo: “tenemos un proyecto que es casi troncal en nuestra carrera mutua que es una serie de historietas sobre historia del arte, llevamos 30 o 40 páginas, que hemos ido publicando en revistas. Siempre que podemos colamos una historia de estas.”

Todo cambiaría, sin embargo, con Las Meninas (Astiberri, 2014), obra que fue distinguida con el Premio Nacional de Cómic y que ha conseguido lo que pocos trabajos logran: llegar a un público más allá del lector habitual de tebeos.

Constrúyelo y vendrán

Javier Olivares cuenta cómo la idea inicial era presentar Las Meninas a un concurso, pero ambos autores decidieron desarrollar la obra de manera más tranquila y sin plazos. “Ahí ya se fraguó un poco nuestra manera de trabajar, que es la que hemos encontrado perfecta para los dos”, apunta el dibujante, “porque se basa básicamente en objetivos muy parecidos: tanto a Santiago como a mí nos gusta muchísimo el medio y nos gusta explorar, ponerlo a prueba a ver qué cosas se pueden hacer con el cómic”.

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Javier Olivares - Astiberri
Una página de Las Meninas

Las Meninas es una deconstrucción del cuadro de Diego Velázquez desde múltiples ángulos espaciotemporales, un ejercicio de estilo que toma como referencia determinados momentos de la historia y un rompecabezas lleno de metalenguaje. Arte que habla de arte, una historia que habla de historias. También un éxito formidable y uno de los mejores cómics que se ha publicado en las últimas dos décadas.

Y eso, claro, tiene sus consecuencias, como recuerda Javier Olivares. “Estuvimos un año y pico yendo a charlas, a exposiciones, a centros culturales, colegios y museos. En esos viajes, paradójicamente, pensamos en hacer algo ligero. Las Meninas era una maravillosa y fabulosa pero no deja de ser un libro que la gente te decía ‘bueno a ver qué hacéis ahora’”. La idea, cuenta el dibujante e ilustrador, era “hacer algo para divertirnos relajado para hacer gimnasia, por llamarlo alguna manera y después preparar otra obra potente”

"Esto puede parecer todo lo grandioso que quieras, pero es un montón de papel con un poco de tinta"

Sin embargo, Santiago García tenía una imagen: un tipo en la playa con un campamento una imagen abstracta que no sabía muy bien a qué respondía, pero fueron “tirando del hilo”, y el resultado es La Cólera. Pese al entusiasmo que ha despertado esta monumental obra épica de tintes clásicos, el guionista asegura: “al final, esto puede parecer todo lo grandioso que quieras, pero es un montón de papel con un poco de tinta encima”.

García sí se muestra rotundo a la hora de definir las bases del proyecto: “Hemos intentado que sea muy tebeo, que para nosotros significa algo que funciona y que tiene sus valores en algo que no necesariamente tenga mucho que ver ni con lo literario ni con lo artístico”. Lo importante, añade, es algo que está en otro sitio, "la conjunción de las imágenes, de las páginas, del ritmo, de dónde están las palabras”.

Una breve historia de casi todo

La obra, que toma como inspiración La Ilíada y otras partes de la obra de Homero, acaba abordan también temas universales, e incluso de actualidad, por lo que no ha habido una obsesión por el rigor histórico y sí mucha libertad para crear. “Siempre digo que la documentación para mí no es tanto la silla correcta de una época determinada, más bien capturar los elementos casi invisibles que te transporta a ella”, apunta Javier Olivares. “Para mí, para la Grecia clásica la estilización y la elegancia eran fundamentales, las viñetas alargadas, los cuerpos en acción…”, concluye.

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Como señala Santiago García, el objetivo final va más allá de la recreación o del homenaje: “Javier no quiere hacer ilustraciones bonitas y yo no quiero hacer palabras bellas y, de hecho, en el caso de La Cólera, no hay un intención de hacer una historia, la historia no es lo importante”. De hecho, la intención fue en todo momento no hacer una historia que hubiese podido consumir en otros formatos, tales como la televisión: “cuando terminas La Cólera no has consumido la historia, puedes leerlo o volver al cómic a mirar páginas sueltas”.

El respeto mutuo y la complicidad entre ambos autores es una de las claves del éxito de la sociedad García-Olivares. “Él no me dice lo que tenemos que dibujar, pero me da una palabra clave. Forma parte de una relación de personas que se conocen y llevan mucho tiempo trabajando juntos”, cuenta Javier Olivares. Pero hay más. Por ejemplo, cuenta el dibujante cómo a Santiago García le gusta mucho trabajar con los malentendidos. Él me dice una cosa, yo la entiendo mal y le mando algo que no se espera... y mejoro la idea inicial”.

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Javier Olivares - Astiberri

“Al trabajar con Javier, yo ya cuento con que él va a llevar las cosas más lejos de las que yo he pensado. Para mí, eso es fundamental”, confirma Santiago García, que añade: “lo importante es que el dibujante no dibuje lo que yo espero, sino que haga algo mucho mejor. Yo ni soy ni he querido ser nunca Alan Moore, que es un autor que tiene un montón de libros en los que solo sale él mencionado. Considero un privilegio poder fundirme con un dibujante y hacer lo que él quiere, porque en el fondo también es lo que quiero yo”, concluye.

“Yo trabajo con mucha gente y Santiago también”, cuenta Javier Olivares, que admite: “ sin embargo cuando nos juntamos él y yo, pues hay algo que nos potencia. Somos como dos lupas”. ¿Es ese el secreto del éxito de este tándem creativo?¿Esconde La Cólera la respuesta? Desde luego, vale la pena intentar encontrar la respuesta entre sus páginas.