Quizás no lo sabías, pero existe una absurda teoría conspirativa (por supuesto nacida en internet) que considera que los gatos son criaturas enviadas por los extraterrestres para espiarnos. Por supuesto, es una teoría descabellada, nadie se desprendería de unos seres tan achuchables y adorables. Esta narración, sin embargo, destaca el lado tímido e independiente de estos felinos, que a veces parecen vivir en otro plano de la realidad, a diferencia de los perros, por ejemplo, que en cambio son extremadamente sensibles y apegados a todo lo que les rodea.

Ahora, sin embargo, una nueva investigación desmonta este mito, hablándonos de los gatos de una manera muy diferente a la que podríamos esperar. Según un nuevo estudio, parece que reconocen los nombres que les ponen y no sólo eso, incluso los nombres de sus compañeros y quizás hasta de sus dueños.

tabby cat sitting near doorpinterest
oxygen//Getty Images

"Lo que hemos descubierto es asombroso", explicó al Asahi Shimbun el investigador en ciencias animales Saho Takagi, que ahora trabaja en la Universidad de Azabu (Japón). "Quiero que la gente sepa la verdad. Parece que los felinos no escuchan las conversaciones de la gente, pero en realidad sí lo hacen".

En los experimentos se examinaron gatos que viven en los famosos cafés para gatos de Japón y que, por tanto, interactúan con muchos humanos y otros gatos. En las pruebas, los investigadores presentaban a un gato la imagen de un gato conocido de la misma casa/café llamado "gato modelo" y mostraban la imagen del gato en la pantalla del ordenador. Mientras se mostraba la imagen, una grabación de la voz del propietario decía en voz alta el nombre del gato modelo o pronunciaba un nombre diferente. El equipo descubrió que los gatos domésticos pasaban más tiempo mirando la pantalla del ordenador durante la condición de incongruencia, tal vez porque estaban desconcertados o intrigados por la falta de correspondencia entre la imagen y el nombre del gato modelo.

Se llevaron a cabo pruebas similares con gatos domésticos e imágenes de sus dueños, demostrando de nuevo cierta interacción con imágenes familiares, aunque de forma ligeramente diferente.

"Nuestra interpretación es que los gatos que viven con más personas tienen más oportunidades de oír el uso de nombres que los gatos que viven con menos personas y que vivir con una familia durante más tiempo aumenta esta experiencia", explican los investigadores. "En otras palabras, la frecuencia y el número de exposiciones a los estímulos pueden hacer más probable la asociación nombre-cara".

Aunque en muchos aspectos su cerebro sigue siendo un misterio, al menos hemos podido comprobar que nos cuentan como parte de su vida.

Vía: Esquire IT