En la era de la inmediatez, hemos olvidado el placer de esperar. Nos centramos demasiado en los objetivos y demasiado poco en los caminos que nos llevan a ellos. Lo queremos todo rápido: la comida, las compras, el internet, incluso los orgasmos. De un aquítepilloaquítemato a tres minutos con el Satisfyer, los queremos cuanto antes para poder seguir con nuestras cosas, darle al play a ese episodio en Netflix, olvidarnos de ello rápidamente mientras nos calentamos un plato precocinado en el microondas. Ojo, no es que haya nada malo con todo esto, somos gente ocupada, pero el placer de consumo rápido (¿el fast-pleasure?) debería ser la excepción, y en ningún caso la norma. Quizás parezca una manera extraña de introducir el concepto del que vamos a hablar ahora, pero, prometido, todo tiene un sentido. Y es que no hay nada mejor que apelar al placer de esperar para explicar las numerosas ventajas de practicar el edging.

Suena a estrategia deportiva, y en realidad no está tan lejos de serlo: esta “técnica” (más simple que un botijo) consiste en retrasar el clímax sexual todo lo posible para que los orgasmos sean más intensos. Llegar al edge, al límite, a la punta del precipicio y, antes de saltar, pararse un momento, retroceder y darse una última vuelta. Recrearse en el placer un poco más, y más, y más, tanto como el cuerpo aguante. Parece algo obvio, pero no lo es tanto: ¿cuántas veces, al mantener relaciones sexuales casuales o con tu pareja, has decidido por voluntad propia parar al notar que estabas a punto de correrte y serenarte antes de seguir en lugar de simplemente dejarte llevar por la ola?¿Cuántas veces has pensado en lograr el mayor placer posible (y el de la persona que te acompaña) en lugar de dejarte llevar por el poder de tu descarga de esperma?

Es decir, ¿cuántas veces han intentado domar tu propio orgasmo?

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La “parada-arranque” y no obsesionarse

Para entender mejor este concepto de moda, lo mejor es consultar a los expertos. “Cualquier término que aparece nuevo acapara un espacio en los medios, pero lo único que es nuevo es el término en sí pues esta práctica se lleva realizando años en consultas sexólogicas”, nos cuenta María Ramos, fundadora del colectivo PsicoaSexoría junto a su compañera Laura de Toledo, que nos revela el nombres de esta técnica en español: la parada-arranque. Vale, no tiene tanto encanto como edging (¡Qué tonto cómo un nombre en inglés le da importancia a algo!), pero así la RAE dormirá tranquila esta noche.

“El objetivo de esta técnica es tener un mayor control sobre el propio cuerpo y esto puede beneficiar a cualquier persona independientemente de su sexo”, continúa Ramos, destacando que todo esto, más allá de acciones concretas, al final va de “tener una mayor consciencia sobre las sensaciones que se experimentan” durante las relaciones sexuales. Conocerse a uno mismo para disfrutarse más. Entonces, ¿es verdad que provoca orgasmos más intensos o es todo un cuento chino? “El placer es algo subjetivo”, aclara, “pero lo que sí se intensifica es la sensación orgásmica provocada por el alto grado de exigencia física y la acumulación de tensión sexual”. Es decir, hay una respuesta física real que, aunque depende de las circunstancias, del cuerpo y las características intrínsecas de la persona que lo está experimentando, sí puede resultar en el clímax más intenso que has tenido nunca.

La correcta manera de conseguirlo pasa por los mismos requisitos que otras técnicas como el squirting (del que te hablábamos en este artículo) o el simple disfrute del sexo: relajarse, buscar la comodidad, concentrarse en las sensaciones, no obsesionarse con los objetivos sino disfrutar del camino, ser comunicativo con tu pareja… “Hay quien necesita acudir a trucos para conseguirlo: se puede dejar de tocar levantando las manos, hay quien piensa en la lista de la compra o incluso hay quien le gusta ponerse a cantar La Zarzamora”, bromea la sexóloga. El caso es aprender a identificar cuando estás llegando a ese límite y frenarlo antes de que pase. No es fácil, requiere práctica y tener un conocimiento íntimo de cómo funciona la mente... y el pene. Ahora bien, lo más importante, más allá de las paradas o arranques, es gozarlo, “sentir que se hace porque está reportando algo positivo”. Si no, pues sigue a lo tuyo y no te compliques la existencia.

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Una aliada para la eyaculación precoz

Si has tenido (o tienes) problemas de eyaculación precoz, tranquilo: no eres el único. Según el Estudio Demográfico Español sobre la Eyaculación Precoz de la Asociación Española de Andrología, Medicina Sexual y Reproductiva, el 43% de los españoles padecen este problema en algún momento de su vida. No pasa nada, pero hay que aprender a controlarlo, y, en ese sentido, el edging puede ser un gran aliado. De hecho, “nació” precisamente por eso. “Uno de los motivos principales por los que se empezó a popularizar esta técnica fue para mejorar la insatisfacción con el tiempo de eyaculación”, apunta Ramos. “En terapia solemos dar claves específicas y adaptadas a cada persona para que luego lo lleve a cabo en su casa, a solas o en pareja”, añade la experta.

Como es lógico, alargar las relaciones sexuales (aquí te damos otros consejos para conseguirlo) para prolongar la excitación e intensificar el orgasmo pasa necesariamente por evitar correrse antes de tiempo. Aunque va en beneficio propio, también lo será para tu pareja. Y es que esto de la parada-arranque nos invita a ser más generosos, a compartir y no centrarnos solo en lo nuestro. Partiendo de que cada mujer es un mundo con sus propios ritmos y necesidades, es cierto que pueden necesitar más tiempo para llegar al orgasmo. ¿Cuántas veces se ha quedado una mujer con cara de circunstancias cuando el hombre alcanza el clímax, se deja caer sobre ella exhausto y embriagado de placer y mira cariño aquí se ha acabado el sexo por hoy? Ya que te vas a poner a aprender cómo funciona tu cuerpo para alcanzar el mayor placer posible, que no se te olvide que, si compartes esa experiencia con alguien, deberías intentar comprender también las necesidades de la otra persona. Pero bueno: pasito a pasito.

Sí, sabemos que has entrado aquí esperando encontrar el secreto infalible para conseguir orgasmos más intensos y lo que has encontrado es un tema es mucho más complejo. Welcome to life. No hay atajos. El camino al paraíso es largo y necesita compromiso, dedicación, voluntad y una mente abierta. La moraleja es que hay que conocerse a uno mismo y arriesgar. "Esta técnica beneficia a toda aquella persona dispuesta a redescubrir los límites de su sexualidad", concluye Ramos, "y que quiera experimentar con su cuerpo y sus sensaciones". Un primer paso para el hombre, un gran paso hacia el orgasmo definitivo.

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