Estaba Eurovisión en pleno descanso, tras las 26 actuaciones, y como si fuera la Superbowl del fútbol americano, llegó Madonna para animar el cotarro. Salió a canta rodeada de monjes su eterno tema "Like a Prayer". Todo muy espectacular, con una escalera infinita mientras los monjes y la diva del pop bajaban escalones.

La voz de Madonna, en cambio, parece que no llegó a Tel Aviv. Muy baja de tono, no llegaba a las notas altas... en definitiva, buena escenografía, pero floja interpretración.

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Luego se marcó su nuevo tema, llamado "Future", cantado a dúo con el rapero Quavo. Una especie de canción reggae con mucho autotune, pero si somos sinceros, no nos dijo mucho.

Eso sí, al final hubo un guiño a la paz en la zona, con las banderas de Israel y Palestina unidas en las espaldas de dos de los bailarines.

Su interpretación no dejó contento a casi nadie, como pudimos ver en Twitter: