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Que Miguel Ángel Silvestre es un tío único y genial no es ningún descubrimiento a estas alturas, pero es que su nivel de alegría contagiosa y de transparencia emocional está disparadísimo. En parte es porque al actor le gusta Esquire casi tanto como Esquire le adora a él (dentro de poco os daremos prueba de ello de una manera muy potente, hasta aquí podemos leer), pero sobre todo porque, en la gran noche de los Hombres del Año 2022, se llevó algo más que el premio al Actor Nacional.
Miguel Ángel nos había confesado que, como tenista casi profesional que fue antes de dedicarse a la interpretación, admira tantísimo a Rafa Nadal que quería pasar el mayor tiempo posible durante la gala. Dicho y hecho. El deportista y el actor coincidieron en el photocall y se sentaron juntos en el Salón Real del Casino de Madrid, derrochando complicidad y buen rollo en todo momento.
Vamos a hacer como el propio Miguel Ángel en su discurso: damos unos poquitos saltos temporales aquí y allá movidos por la emoción del momento. En el mismo photocall en el que el actor posó con el deportista, se produjo antes un reencuentro que es puro amor: después de mucho tiempo sin verse, Miguel Ángel sorprendió a su amiga y compañera Paula Echevarría en mitad de una entrevista y… y es mejor verlo que contarlo.
No fue el único encuentro de la noche entre Miguel Ángel y Paula. La actriz le hizo entrega del premio Hombres del Año Esquire 2022 al Actor Nacional, y el abrazo en el escenario, como verás a continuación, contagió todo el discurso del castellonense.
Miguel Ángel empezó sus palabras con un entrañable agradecimiento a Esquire y una reflexión sobre el mundo de la moda que ya apuntaba a que el discurso sería especial y diferente a lo esperado…
Creo que lo más bonito de mi profesión es el viaje y me estoy dando cuenta ahora. Yo he sido muy ambicioso toda la vida, a veces me dicen que tiene un lado positivo porque te hace llegar a lugares increíbles. Rafa, yo quise ser tenista toda mi vida y le puse más energía que a ser actor… Pero nunca lo conseguí. También he entendido por qué. No solo tiene que ver con la técnica, tiene que ver con un don que tú tienes. Eres un erudito de lo que haces.
La suerte de mi profesión es el viaje, no el resultado. De hecho ya no veo el resultado de mis series porque nunca supera las expectativas de lo que he vivido. Yo tuve la suerte de conocer a Paula, de la que me enamoré el primer día que la vi. "Es un lucero, ¡cuánta luz! ¡Qué bonita!". Luego me enteré de que tenía pareja y que no tenía nada que hacer. Eso es una religión para mí… Pero eso es otra conversación aparte, que si no me pongo muy intenso y os tengo aquí toda la noche (risas). Había prometido a mi representante que terminaría antes, me dijo "no te metas en un jardín", pero bueno. Luego me enamoré de Paula por cómo cuidaba a todas las compañeras. A todas las mujeres. Siempre he pensado que Paula es una gran inspiración para las mujeres, para mi sobrina. Porque quiere a las mujeres. Les sube el ego a todas. Era maravilloso llegar a las 6 de la mañana y ver cómo Paula daba los buenos días, incluía en su pandilla a las maquilladoras, a sus compañeras, algunas con más inseguridades… Todos veíamos a Paula como una estrella, porque Paula además de ser una actriz es una estrella. Uf, esto tenía que durar mucho menos (risas). Pues todavía queda. La suerte es el viaje, ojalá tengamos mil viajes, Paula. Pero si no los tenemos, ya lo he vivido. Te adoro, adoro a tu familia… Bueno, ¡voy, voy!
"¡Que el premio es para ti!", le gritó Paula ya desde el patio de butacas muerta de la risa, como el resto de invitados.
Me remonto. Yo he querido ser tenista toda la vida. El caso es que hoy estoy aquí con Rafa Nadal. Si hoy por hoy tengo un personaje que me inspira por su educación, por su sencillez y por su modestia… Es que hay algo muy modesto en verte vivir, no solo en verte ganar. Cuando tú vas perdiendo, yo te he visto en directo respirar, botar la pelota, conectado con algo tan sencillo y tan modesto, después de todo el viaje de ir perdiendo 5-0, 40-0 abajo… Bueno, creo que nunca has ido perdiendo con esa magnitud (risas). El hecho de estar ahí y botar la pelota con la sencillez, la modestia, la educación, el saber perder… Siempre le pregunto a mis sobrinos cuando vemos un partido tuyo, pase lo que pase, "tete, ¿se ha quejado o no se ha quejado?". Y cuando va a jugar siempre le digo: "Tete, como Nadal, no te quejes. Vas a ganar por inteligente. Tú tranquilo, respira, ¿qué puedes hacer?". Creo que eres una gran inspiración. Verte jugar al tenis, verte vivir. Lo que has sido, lo que eres, lo que vas a ser. Me siento muy afortunado de estar hoy aquí recibiendo un premio y de estar compartiéndolo con todos vosotros y contigo, Rafa. Gracias.
Obviamente hubo gran ovación tras el discurso de Miguel Ángel, que fue como es él: cien por cien natural, cien por cien conectado a sus emociones. Y sus emociones son como una pelota de tenis golpeada por Nadal, fuertes, intensas y pegadas a la línea. Por eso vamos a terminar con un peloteo de fotos de otros momentos vividos por Miguel Ángel, posando con Sam Heughan, bailando en la discoteca, siempre repartiendo amor y buen rollo. ¡Gracias por ser como eres!
