Vale, lo confieso. No soy una gran jugadora, más bien todo lo contrario. Por eso, cuando me propusieron jugar con PlayStation ®VR en el Townhouse de Madrid, no pensé que fuese a pasar un rato tan divertido. Lo primero que me encontré al llegar fue una habitación con una luz tenue y una serie de artilugios de nombre desconocido. Mientras me daban una especie de maracas con luces y me ponían una gafas que parecían sacadas de Odisea en el espacio, no paraba de preguntarme: ¿y qué hago yo aquí?

Durante el evento, los asistentes podían jugar a dos juegos: "uno de tiros y acción" (Blood & Truth) y "otro de golf" (Everybody's Golf VR), según me sugirieron. Como soy tan desastrosa en los videojuegos como en el deporte, me lancé de cabeza a la primera opción. Así, viviendo al límite. Como acostumbrarse a esos 360º grados y a manejar tus manos con el mando PlayStation® Move (las mencionadas 'maracas') puede ser un poco complicado al principio, el personal de la marca me fue guiando.

Así funcionan (en primera persona) los juegos de realidad virtual que tiene PlayStation. 
Mara Alonso

Durante la partida hay varias reglas: no moverse del sitio y seguir las indicaciones de movimientos que se te van dando a lo largo de la aventura. Habituarse a los controles y a los pasos a seguir para recargar pistolas, subir escaleras o abrir puertas requiere su tiempo. Aunque al principio te dé la sensación de que estás actuando como un pato mareado, te prometo que le vas cogiendo el truco. Eso sí, como podéis ver, la situación es bastante cómica.

Lo mejor llega cuando toca el momento de disparar a los malos. Aunque no tengas un instinto sádico, creedme que notas cómo te sube la adrenalina y sientes que estás en la última peli de Tarantino. Además, a diferencia de otros juego como Call of Duty, la realidad virtual hace que sientas bastante mal rollo cuando se te acercan uno de estos tipos a atacarte. De hecho, más de una vez te entrarán ganas de agacharte, correr o saltar.

Lo que viví fui una demo, que acabó antes de tiempo al disparar por error a un rehén (lo sé, fallo de 1º de juego). Aunque esta experiencia en solitario fue entretenida, estoy segura que con un grupo de amigos las risas estarán aseguradas. El que está jugando está completamente ensimismado en la trama, pero ver a un tipo con las gafas puestas cazar moscas imaginarias, no tiene precio.