El actor Carlos Bardem no quiso perderse el Townhouse de Esquire y aprovechó para presentarnos su libro 'Mongo Blanco' (Plaza & Janés). Una novela en la que nos presenta a Pedro Blanco Fernández de Trava, un malagueño que se convirtió en uno de los más poderosos negreros del siglo XIX. “Fue el Pablo Escobar de la trata de personas”, aseguró el actor, que aborda en este libro una de las etapas más desconocidas de la historia de nuestro país.
Con formación universitaria en Historia, no es raro que su olfato le llevase a encontrar en Mongo Blanco a un “monstruo” fascinante. Sin embargo, se acerca a él desde el entendimiento y lanza un reto al lector: ponerse en el lugar del malo. “Los buenos en la ficción son muy aburridos. El ser humano está condenado a la locura”, ha reconocido.
Y acompañando a este ejercicio de empatía, ha querido embellecer a su particular monstruo haciendo un magistral uso de cada frase. “Yo creo en el poder de la palabra como objeto maravilloso en sí mismo”. Y no, no se trata de un recurso gratuito. Bardem confiesa que “parte del viaje es oír la época y cómo hablaban, sin que eso sea un obstáculo para el entendimiento”.
Con semejante historia, la pregunta se hizo obligatoria: ¿Piensa Bardem llevar esta novela al cine? “Es demasiado buena para una película”, bromeó. Sin embargo, aseguró que es un trabajo que se adapta mejor al formato de una serie. De hecho, aseguró que ya está en “proceso de negociaciones”. Para descubrir más sobre este proyecto, hemos hablado unos minutos con él tras la firma de ejemplares que ha regalado al público.
Después de cinco años trabajando en esta historia, ¿le has acabado cogiendo cariño a tu monstruo?
Pedro Blanco se dedicaba a un negocio atroz, pero es imposible mantener 620 páginas de narrativa si el personaje es absolutamente odioso. Yo he intentado ponerme en sus zapatos y hacer justicia a ciertos aspectos que tenía, pues era un hombre muy aventurero, audaz y culto. Era una persona excepcionalmente buena en lo que hacía, aunque lo que hacía era atroz. He tratado de reflejar también eso.
¿Cómo fue ese primer encuentro con Pedro?
Soy licenciado en historia y creo que en ella están los grandes personajes. Este me sorprendió al toparme con una nota a pie página que hablaba de "Pedro Blanco, el gran negrero malagueño". Me llamó mucho la atención y me sorprendió no haber sabido nada de él antes. Ahí te das cuentas que hay muchas partes de nuestra historia que se escamotean o se esconden.
¿Por qué crees ha sido así?
Hay una larga nómina de nombres e instituciones que estuvieron vinculadas al tráfico de seres humanos y a la explotación de la caña de azúcar. Esta lista incluye nombres de linajes muy antiguos, empezando por la mismísima Casa Real. La principal socia de Mongo Blanco era la reina regente María Cristina de Borbón-Dos Sicilias.
¿Se nos da bien eso de tapar lo que no nos gusta?
Yo creo que tenemos un problema con nuestra historia, producto de que somos una democracia relativamente reciente. Durante 40 años de franquismo se nos dio una versión mentirosa y parcial de nuestra historia. Yo creo que una de las misiones de los escritores es recuperar memoria y recordar estos episodios.
¿Crees que la esclavitud sigue perpetuándose a través de formas más sutiles?
El esclavo se define por un rasgo, la falta absoluta de derechos. Evidentemente, cuando el trabajo se convierte en precario y permite sobrevivir mal, recortando derechos, está en una zona colindante. Si no se ataja, se puede volver a ella. Cuando tienes a un político que dice que no hay que llamar "basura" al empleo basura porque hay gente que quiere esa basura, está muy cerca de la forma de pensar de un negrero.
La esclavitud que nos narras movió a muchas personas ¿Se parecen a las tramas corruptas de hoy en día?
La corrupción tiene una raíz muy importante en esta parte del siglo XIX. La época de oro de la trata es cuando se hace ilegal. Cuando es perseguida por todos los países, es cuando España toma el relevo y Pedro Blanco se convierte en el más grande de estos negreros. Todo esto se consigue a base de sobornos y sobresueldos, un rasgo de nuestras élites.
