La primera jornada del Esquire Townhouse en Madrid se ha inaugurado con una mesa redonda sobre alta relojería. En ella Domingo Romero, director comercial de Grand Seiko Spain; Ricardo Sanz, jefe de cocina y propietario del Grupo Kabuki, y Andrés Moreno, periodista especializado en relojería, nos han contado la estrecha relación que hay entre el mundo de los relojes de lujo y la cultura japonesa.

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Ana Ruiz

Básicamente, la alta relojería a través de marcas como Grand Seiko lo que hacen es replicar esta pasión por los acabados y el trabajo con las propias manos. "Una de las cosas que más me sorprendió cuando conocí su fábrica es ver la cantidad de gente que trabaja en el detalle : cómo se pulen a mano —como las katanas— y cómo se aplica artesanalmente el esmaltado", explicó Moreno. Aunque son aspectos que suelen encarecer las piezas, como ellos mismos hacen todos los componentes, el precio no se dispara.

La alta relojería como valor seguro

Esta mezcla de arte y tecnología, hace que las piezas de alta relojería sean un valor a tener en cuenta por muchos coleccionistas. De hecho, según el Índice de Inversiones de Lujo de la consultora Knight Frank, la inversión en relojes vintage crece por su rentabilidad. Se calcula que llega al 60% en tan solo diez años.

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Ana Ruiz
Domingo Romero, director de ventas de Grand Seiko.

"Si tuviera que invertir, probablemente lo haría en el sector inmobiliario. Sin embargo, es muy interesante fijarse en su depreciación. Relojes atemporales como los de Grand Seiko suelen ser un valor seguro, aunque no tengas planes de vender nunca", explicó Romero. Asimismo, hay aspectos que pueden disparar su valor, como que tengan una historia detrás; ya sea porque lo haya llevado un personaje célebre o porque pertenezca a una edición exclusiva. "En España, suele haber un interés por piezas de series con unidades limitadas y materiales preciosos", desveló después.

Además, a diferencia de otros objetos de coleccionismo, como la pintura, están hechos para que el portador pueda compartir una vida con ellos sin que se desprecien (algo que ocurre en el automovilismo). Un ejemplo es Ricardo Sanz, que trajo una pieza de Grand Seiko de finales de la década de los 50. "Todo el mundo se fija él, pero no saben nunca el reloj que llevo", contó. Esta es otra de las ventajas de apostar por marcas en auge. Recordemos que Grand Seiko no se empieza a ver en el mercado europeo hasta 2012.

Asimismo importa la tecnología, y mucho. Tras un largo reinado de la relojería mecánica, se imponen los sistemas combinados, como el Spring Drive. El 90% del reloj es mecánico y el 10% es electromagnético. Aunque sea una cuestión haga dudar a muchos coleccionistas, lo cierto es que le confiere una precisión y resistencia como nunca antes se había visto. El futuro, desde luego, combinará lo mejor del presente y el pasado.

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Ana Ruíz