Las 25 películas eróticas más oscuras y perturbadoras de la historia
¿Por qué películas eróticas? Por mucho que no queramos admitirlo, el terror y el erotismo, la muerte y el sexo, siempre se han unido en nuestro subconsciente. Este es un repaso sobre el mejor cine erótico y, en consecuencia, el más oscuro.
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En un mundo virtual lleno de listas de "los thrillers más eróticos" o "las mejores películas cargadas de erotismo" vamos a intentar darle la vuelta e ir al centro del asunto. Puedes teclear "mejores películas eróticas en Rottentomatoes" y encontrarte con una lista encabezada, nada más y nada menos, que por La Belle Noiseuse (Jacques Rivette) o puedes ser, como nosotros, mucho más ambicioso en tus pesquisas. Vamos a buscar una mezcla entre erotismo, terror, drama atroz y género negro. Cuando uno piensa en erotismo probablemente le vengan a la cabeza cuerpos ideales, una mansión impoluta y una iluminación digna del mejor atardecer. Cuando pensamos en horror, en miedo, nos solemos imaginar cicatrices y máscaras que ocultan deformidades, edificios ruinosos y húmedos y una luz oscura y lúgubre ¿Pero son estos mundos antagónicos una correcta representación de nuestro subconsciente? ¿Nos atrae el horror más de lo que quisiéramos admitir?
Por algo, Alfred Hitchcock decía que uno de sus secretos era filmar las escenas de amor como asesinatos y los asesinatos como escenas de amor. Lo mismo sucede con Drácula, desde su primera aparición cinematográfica en Nosferatu (F. W. Murnau, 1922) hasta la versión de Coppola (1992). Si hay una escena inolvidable es la del momento en la que el vampiro ataca a la reencarnación de su amor fallecido con un mordisco en el lateral del cuello. Algo que, tanto en fondo como en superficie, más que un ataque es un acto de amor, un acto sexual. La lista es innumerable y las películas de terror, intriga y thriller que se contagian de un alto grado de erotismo manifiestan que el sexo y el peligro, el horror y la excitación, son inseparables. Más allá de filmes como Instinto básico (Paul Verhoeven, 1992) o Atracción fatal (Adrian Lyne, 1987), con la mayor presencia social y mediática del debate feminista y la violencia sexual, ha resucitado un debate en torno a esta problemática que vuelve a traernos la pregunta de si fue antes el huevo o la gallina, de si esta terrible unión es provocada o ha nacido con nosotros. ¿La célebre escena de la violación a Monica Bellucci en Irreversible (Gaspar Noé, 2002) crea o disuade violadores?
Lo único que podemos saber a ciencia cierta es que una de las principales armas de la atracción es lo prohibido, de ahí el juego con los límites de lo aceptable por parte de lo erótico o pornográfico. Y es que si volviésemos al siglo XIX verle los tobillos a una chica volvería a ser erótico, volvería a ser pornográfico. ¿Dónde están los límites? Justo en la oscuridad y la luz, en esa línea donde empieza la sombra.
Lamentablemente, el terror está mucho más aceptado en la sociedad que lo sexual. En parte porque incluso en los medios de comunicación goza de mejor salida pública la violencia que el sexo. Quizás por eso, si pensamos en películas de terror con claros componentes sexuales nos vienen a la cabeza clásicos instantáneos como las citadas versiones de Drácula o cualquiera de las películas de Hitchcock, ya sea Psicosis (1960), Crimen perfecto (1954) o Frenesí (1972). Con el futuro estreno de Suspiria de la mano de Luca Guadagnino, autor de la sexual Call me by your name, seguro recordaremos la maestría de la versión original de Dario Argento y del resto de clásicos de Giallo italiano. También podemos pensar en Verhoeven que puebla de este mezcla explosiva toda su filmografía más allá de la citada Instinto básico. Recordemos por ejemplo Elle (2016), El libro negro (2006) o Delicias turcas (1973). Pero aún seguimos en un territorio cómodo, estamos hablando al fin y al cabo de grandes autores, de "Arte". Siempre podemos tapar el conflicto moral de nuestra atracción por dichas obras bajo el mantra de la excelsa calidad que las envuelve. Pero qué pasa si vamos a lo más denostado que, curiosamente, no es lo terrorífico o violento sino lo erótico (¿Por qué es menos respetable querer excitarnos que asustarnos?) Pues lo que sucede es que descubrimos que en la historia del cine erótico como vocación principal además de playas paradisiacas e internados repletos de colegialas, la oscuridad está más que presente. Encontramos cientos y cientos de ejemplos pero, igual que hay clásicos del terror sensual como los que hemos nombrado, ¿hay obras defendibles de este cine que podríamos llamar "erotismo del horror"?
Podríamos hablar de las mejores películas de sexo del cine, también recomendar las mejores películas para adultos de las plataformas, las mejores de Netflix o las mejores para ver solo o en pareja. Incluso podríamos hablar de aquellas que te enseñaron el kamasutra de arriba a abajo, pero aquí hablamos de algo más. Estas son los mejores hallazgos que hemos encontrado, películas eróticas llenas de oscuridad, terror, nazismo, torturas y asesinos. Un grupo de películas que a lo mejor te arrepientes de haber querido ver solo para "hacer tus cosas".
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