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Normalmente los grandes estrenos del año en cuanto al cine de terror suelen programarse para el mes de octubre, de cara a Halloween. Pero quizás sea por el exceso de competencia o por querer buscarse su hueco, este mes de abril ha sido un Halloween adelantado en la cartelera española. Tras La primera profecía y Abigail, el 1 de mayo comienza con otra película del género de muy altos vuelos como es Immaculate. Proyecto levantado por su estrella, Sydney Sweeney, Immaculate está dirigida por un Michael Mohan que ya la dirigió en Voyeurs y un reparto de lo más internacional. Encontramos, por ejemplo, a la estrella de la temporada 2 de The White Lotus, Simona Tabasco; a Benedetta Porcaroli, protagonista de la Baby de Netflix y, por supuesto, a un Álvaro Morte que muchos conocerán a nivel internacional por El profesor de La casa de papel.
Pequeño gran coctel de estrellas televisivas que ya avisaba que Immaculate era algo más que una película de terror más. Esta claro que parte de su fama ha venido dada por el tour de prensa global y los looks de su estrella protagonista, uno de los nombre del momento en Hollywood junto a su compañera Zendaya (que acaba de estrenar Rivales). Pero la otra razón por la que Immaculate está generando ruido no es otra que la polémica que su distribuidora, muy astutamente, usaba como promoción.
Al contrario que Zendaya, una actriz racializada y siempre posicionado a favor de la representación y demás elementos que muchos identifican erróneamente con "lo woke", Sweeney había sido elegida para muchos como el nuevo ídolo juvenil que también puede admirar el sector más conservador (por no decir fascista, machista, racista y homófobo). Una mujer rubia, blanca, de pechos grandes, voz dulce y familia numerosa que posa alegremente con gorras con lemas trumpistas. Pero, dejando a un lado el follón que tiene Sweeney encima por que utilicen su perfil y su popularidad para absurdas batallas de idiotas con demasiado tiempo libre, lo verdaderamente interesante del cartel con críticas de usuarios era sus alusiones a la blasfemia y a la ofensa a los cristianos.
Es evidente que Immaculate no es la primera película de terror con una monja como protagonista, ni tampoco que sucede en un convento. Sin embargo, si hemos de advertir a los espectadores más susceptibles ante estas temáticas que la cinta de Sweeney pone el dedo en la llaga y aprieta. Sin entrar en spoilers, la película nos cuenta la llegada de una joven novicia americana a un convento italiano donde están pasado cosas muy raras. Eso sí, ninguna más que el hecho de que no tarde en quedarse embarazada siendo virgen.
Ante todo, Immaculate es una película de terror bastante clásica y seguidora de buena parte de los tópicos del género. Tiene una buena dosis de sustos pero tampoco aporta ninguna idea nueva al mundo del cine de terror. Su virtud, su diferencia, es que de verdad ha tenido que tener una producción valiente (encabezada por su protagonista) para atreverse a meterse en los berenjenales en los que se adentra. En nuestra humilde opinión lo hace con gracia, con compromiso y fidelidad a lo que quiere contar y en un género al que los excesos solo le sientan bien cuando parten de una férrea convicción. Sin embargo, aunque ya ha pasado la Semana Santa, hemos de advertir a ciertos espectadores que Immaculate contiene varias escenas de esas que disparan los tensiómetros del Vaticano.
Nuestra conclusión es que Sydney Sweeney (y de paso Álvaro Morte) sigue afianzando su carrera al estrellato con otro éxito asegurado, quizás gracias a la idea de que no se puede gustar a todo el mundo. Immaculate llega a los cines españoles el 1 de mayo, miércoles, debido al puente.
